¿A quién le interesa esta Gotham sin Batman?
La serie precuela de Batman en Fox consigue el apoyo de la cadena pese a su pérdida de audiencia
Tres capítulos le han bastado a 'Gotham' para que Fox decidiera, hace unos días, ampliar su primera temporada con el encargo de otros seis y llegar así a los 22, consiguiendo una primera entrega completa. Tras la emisión de cuatro episodios ya (en España se puede ver a través de CANAL+ Series), la ficción parece haberse estabilizado en los 6,4 millones de espectadores (lejos de los 8,2 de su estreno) y sigue cayendo su cuota en demográficos (del 3,2 ya está en el 2,4), el segmento de público preferido por los anunciantes. Pérdida progresiva de espectadores en una ficción que pide a gritos al habitante más célebre de esa ciudad, el murciélago, mientras un pingüino salva los muebles ante la decepcionante interpretación de su protagonista, Ben McKenzie, que da vida al inspector James Gordon. A medida que pasen los episodios, una pregunta irá apareciendo en buena parte de sus espectadores: ¿A quién le puede interesar esta Gotham sin Batman?
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El problema no es una Gotham sin su superhéroe -que sobre el papel parecía una idea de lo más interesante-, el problema es esta Gotham de Fox sin Batman. Porque esta Gotham City no tiene más alicientes de los que pudiera ofrecer al espectador una serie policiaca chusca dotada de un buen presupuesto mal aprovechado. Empezando por una iluminación continuamente fuera de tono, siguiendo por un guion más que desdibujado y terminando por un protagonista al que incluso el niño de la serie se lo come en las escenas en común.
Ese niño, David Mazouz que encarna al adolescente Bruce Wayne, y el Pingüino (Robin Lord Taylor) es lo único destacable de una serie que posee algunos elementos salvables más y donde todo lo restante es entre mediocre y decepcionante.
La interesante propuesta de 'Gotham' residía en situar al espectador en el origen de la historia de Batman, en ese niño (Bruce Wayne) hijo de unos multimillonarios altruistas que presencia el asesinato a sangre fría y en plena calle de sus padres. El foco se centraría, no en Bruce (identidad real de Batman), sino en el que siempre hemos visto como su compañero en la lucha contra la criminalidad y la delincuencia en Gotham City: el inspector James Gordon. Llevar al espectador hasta el Gordon que acaba de llegar a la comisaría de Gotham City, que desde su sillón asista al descenso a los infiernos de una ciudad infectada por maleantes y corruptos. Que el espectador conozca la ciudad en la que germinaría el mito de Batman años después.
Esa suculenta proposición no aparece en 'Gotham' más allá de los primeros minutos de su primer episodio. Después, pasa a ser una vulgar serie policiaca, ambientada en una ciudad ficticia, pero de sobra conocida por los seguidores al héroe de comic y en la que solo mantiene el interés el desfile goteado de personajes que son igualmente reconocibles para el espectador: Catwoman, Pingüino, Falcone...
Técnicamente, 'Gotham' es una serie a medio camino de todo. Ni cumple con las expectativas de aquellos que demandaban una estética más cómic (tipo '300' o 'Sin City', por ejemplo) ni tampoco de los que esperaban una serie de buena factura. Los decorados gritan que son decorados a los cuatro vientos, la iluminación pasa de excesiva a insuficiente en un tosco intento de crear suspense, la dirección solo resulta pasable en el tercer episodio (dirigido por Dermott Downs) y los efectos digitales cantan la Traviata.
En cuanto al guion, 'Gotham' es una serie muy básica, tanto en su contenido como en su estructura. Ni rastro del Bruno Heller creador de 'Roma' (HBO) y 'El Mentalista' (CBS) y ahora artífice de esta serie para Fox. Si no fuera porque la historia de Batman es bien conocida y si no fuera porque los personajes no necesitan de presentación alguna, ninguno de ellos captaría el interés del espectador. Dos investigadores policiales sin matices que, más o menos, se soportan; unos malos que son malos solo porque hacen cosas malas y aparecen con primeros planos de sus malévolas caras sonrientes; una relación de pareja que ocurre únicamente en el piso que comparte Gordon con su novia (la pobre Erin Richards que la interpreta, debe estar aburrida de grabar todas sus escenas en ese decorado que recrea el apartamento de ambos); y un Pingüino que, si no fuera por la excelente interpretación de Robin Lord Taylor, quedaría sumido en la misma vulgaridad en la que se mueve toda la serie.
Resulta curioso que, a la vez de ser una serie con un guion muy vacío sea pretenciosa. Los personajes reciben en cada capítulo varias frases redondas y bien formadas que bien pueden servir a la cadena para promocionar su serie en Twitter. El problema es que de unos personajes tan mal dibujados y tan planos, ese tipo de sentencias rimbombantes resultan inverosímiles.
Todo lo que rodea a la ciudad y a la serie se torna gris, de una manera mal entendida. Lo grisáceo de Gotham debería resultar como consecuencia de la podredumbre moral, ética y delictiva que asola a la ciudad y no al revés: en la Gotham City de Fox todo es gris para que el espectador sienta más profundamente ese ambiente de corrupción a todos los niveles.
Y lo cierto es que eso tampoco está bien esbozado. La corruptela de 'Gotham' es demasiado simple como para que el espectador se crea que está ante una ciudad que se va a pique. Unas cuantas escenas por episodio en las que se ve a concejales o capitanes de la policía venderse a los malos no sirven para que el gris tiña el presente de una ciudad que debería ser tenebrosa.
'Gotham' es una serie sin alma, por eso se echa tanto de menos al superhéroe. Los personajes se definen por sus acciones, forzadas en guion, y no por mostrar una visión del mundo. La simplificación entre malos y buenos es infantil y la empatía con el espectador es imposible. Máxime si el protagonista no da el nivel exigible para este papel.
¿Qué nos queda de 'Gotham'? Una serie policiaca en la que Gordon, de maneras menos ortodoxas de las que a él le gustaría, va resolviendo casos que, en teoría, deberían mostrar el progresivo deterioro de la sociedad de Gotham City. Pero ni como thriller policiaco sirve esta 'Gotham' de Fox, ni siquiera se atisba brillantez en el desarrollo y resolución de las investigaciones.
De esta vulgar 'Gotham' de Fox nos queda 18 capítulos más por emitir, una plausible interpretación de Robin Lord Taylor en el papel de Pingüino y el descubrimiento de un niño de 13 años (David Mazouz) que clava cada secuencia en la que aparece en esta serie dominando facetas de la interpretación tan complicadas como el tempo, la expresión de emociones o la mirada. Mazouz es, sin duda, la joya de una serie tan mediocre como sus decorados.