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CARMEN CAFRANGA

Carmen Cafranga traspasó millones en patrimonio de su asociación a su fundación evitando el pago de impuestos

El transvase se produjo cinco días después de que el Gobierno retirase al Patronato del Niño Jesús del Remedio la calificación de “utilidad pública”, y con ello un buen número de exenciones fiscales

El bloque de asociación de Cafranga en 2008, con la sucursal de Caja Madrid 1625 ocupando uno de sus locales. / Google Street View

Madrid

Pese a que la exconsejera de Caja Madrid Carmen Cafranga fue nombrada alta directiva del banco como representante del sector de las asociaciones benéficas madrileñas, su gestión al frente de sus propias organizaciones privadas no está exenta de polémica.

Su asociación Patronato del Niño Jesús del Remedio utilizó un crédito opaco de la entidad para levantar en 2004 (cuando Cafranga era miembro de la comisión de control de la Caja) una promoción inmobiliaria de 51 viviendas. El crédito no fue incluido en el Informe de Gobierno Corporativo que según la ley debe recoger todas las relaciones financieras entre los consejeros y la entidad.

Esta promoción inmobiliaria, mediante el alquiler de las viviendas, se convirtió en un auténtico “pulmón financiero” para la ONG. Un hecho que motivó que en 2010 se le retirase la denominación de “utilidad pública” al considerar el Ministerio del Interior (responsable del registro de Asociaciones) que la organización tenía fines “comerciales” y no de “interés público” por lo que tenía que ser considerada “una asociación de índole privado”

Desde que el 12 de Mayo de 2010 el Ministerio del Interior retiró al Patronato Niño Jesús del Remedio la declaración de utilidad pública, la entidad ya no podía seguir beneficiándose del régimen fiscal de las organizaciones sin ánimo de lucro. De esta manera, las 50 viviendas habían pasado de suponer un “pulmón financiero” a ser principalmente una pesada carga fiscal para el Patronato.

Una donación sólo cinco días después

Así, el 17 de mayo de ese año, sólo cinco días después de la retirada de la calificación, Carmen Cafranga dio orden de donar todo el patrimonio del Patronato Niño Jesús del Remedio a su Fundación personal Carmen Pardo-Valcarce (llamada así en honor a su abuela). Los miembros del patronato de esta fundación son exactamente los mismos que los de la Asociación “Niño Jesús del Remedio” (principalmente la propia Cafranga y sus familiares directos), pero el régimen fiscal de la Fundación era mucho más favorable. Exactamente el mismo del que se había beneficiado el “Niño Jesús del Remedio” hasta perder la denominación de utilidad pública: el de las organizaciones sin ánimo de lucro.

Por ejemplo, las fundaciones están exentas de Impuesto de Actividades económicas, también del Impuesto sobre Sociedades; asimismo, la ley incluye exenciones en Impuesto sobre Bienes Inmuebles y en el Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (la conocida como plusvalía).

El movimiento permitía a Cafranga seguir beneficiándose de las exenciones fiscales que hasta entonces había venido recibiendo; exenciones que en el caso de la explotación de un patrimonio inmobiliario que superaba entonces los 5 millones de euros (en términos contables) eran lógicamente significativas.

La donación no supuso además coste alguno para Cafranga, ya que está exenta del pago de impuestos por la normativa fiscal que afecta a las fundaciones. Un negocio redondo, ya que las polémicas viviendas siguieron explotándose en el mismo régimen y siguieron siendo gestionadas por los mismos patronos.

¿Por qué la Fundación podía explotar las viviendas y el Patronato del Niño Jesús había sido “castigado” por hacerlo? Es sencillo. Los ingresos que recibía la Fundación eran mucho mayores (principalmente subvenciones de la Comunidad de Madrid) y realiza actividades más diversas, por lo que las viviendas no representaban (como sí ocurría en el caso del Patronato del Niño Jesús del Remedio) la parte del león dentro de las cuentas de la Fundación.

Presidenta de la Fundación Caja Madrid

Desde su entrada en Caja Madrid en 2003, Carmen Cafranga ascendería progresivamente en la dirección de la entidad –siempre representando a las ONGs- hasta ser designada en 2013 Presidenta de la Fundación Obra Social (según el banco por “su sobrada experiencia en la gestión de fundaciones”); no obstante, Cafranga se vería obligada a abandonar ese cargo tras conocerse que cargó más de 173.000 euros a su tarjeta black. Entre los muchos gastos de la tarjeta figuraban abonos de ferias taurinas, compras en boutiques y en casas de antigüedades.

 
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