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En furgoneta hasta La Moncloa para reclamar a Rajoy su casa

Conchi y David han sido desahuciados porque se negaban a pagar su hipoteca a una entidad diferente con la que firmaron el préstamo inicial

Madrid

Han pasado la una de la madrugada del viernes y están durmiendo en un céntrico párking de Madrid. Esta noche, su casa es la furgoneta que de normal usan para llevar al campo la comida de sus animales. La han adaptado como si de un dormitorio se tratase. Un cajón de madera en la parte de atrás hace de colchón, encima, varias mantas para abrigarse y debajo, escondida, una empanada fría que será su desayuno al amanecer. Mientras Conchi explica su historia da cabezadas y se le cierran los ojos del cansancio. A su lado está David, su marido, que la escucha atento asintiendo en todo momento con la cabeza, confirmando sus palabras. Este matrimonio de casi 70 años lleva un largo viaje a sus espaldas. Salieron el jueves por la mañana de Alicante con un objetivo: llegar hasta La Moncloa para pedir que les devuelvan su casa. Y lo consiguieron, por lo menos el primer día. Pasaron la tarde del jueves sentados dentro del recinto del palacio presidencial.

"Fue en diciembre de 2013. Estaba sola y escuché ruidos, como si alguien estuviera intentando entrar. Cuando abrí la puerta unos señores me dijeron que me iban a quitar la casa y que teníamos un mes para irnos", asegura Conchi. Antes de aquel día, ella y su marido llevaban ya dos años sin pagar la hipoteca. El matrimonio había firmado un préstamo con Citibank pero un día David se dio cuenta, al ver los recibos, que ya no aparecía ese nombre sino el de otro banco diferente, CitiFinancial. Desde entonces aseguran que sólo han pedido explicaciones. Conchi lo cuenta y se altera: "Quería saber quiénes eran ellos, quién es Citifin y por qué me cobra la hipoteca si yo con ellos no tengo nada. Nadie nos quiso explicar qué pasaba, sólo nos decían que teníamos que pagar". Según relata Conchi, después de negarse, un día dejaron de cobrarles el préstamo.

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Las mantas en la furgoneta han hecho su función. Conchi y David no han sentido el frío del párking mientras dormían aunque aseguran estar cansados. Sin embargo no lo parece por la energía que desprenden y por su actitud decidida de volver a sentarse en la puerta de La Moncloa. Suben a la furgoneta y siguen a un taxi hasta encontrar un párking cerca de su destino. Los dos caminan despacio durante más de media hora, Conchi arrastra un carrito de la compra donde lleva todos los documentos con los que intenta certificar su historia. Su marido, David, tiene cáncer de próstata y el próximo día 15 tendrá que volver a Alicante para empezar el tratamiento. Él lleva una gorra para resguardarse del frío, un pantalón de chandal con una chaqueta de lana y unas zapatillas deportivas. "Yo sé cómo es mi mujer, la conozco desde que éramos niños. Esta situación no me sorprende, ella es muy cabezona", explica con una sonrisa.

"Pusimos una denuncia en el Juzgado número 7 de Alicante, denunciámos que no nos daban la información sobre quién era Citi Financial. Un día dejaron de cobrarnos, nosotros esperábamos a ver qué nos decían, siempre he tenido claro que no había terminado de pagar mi hipoteca y teníamos el dinero guardado", comenta Conchi. Aquel día que intentaron entrar en su casa ella estaba sola, les dieron un mes para dejar su casa pero  no dijo nada. "Mi marido tiene cáncer, en ese momento estaba con tratamiento, eran Navidades, a mí se me fue la cabeza, lo dejé pasar, no sé por qué, sé que hice mal, pero se me fue la cabeza". Y llegó el día. En enero de este año salieron una mañana al campo para aprender a plantar patatas, cuando volvieron a la que había sido su casa durante 13 años, la llave no entraba, les habían cambiado las cerraduras, les habían desahuciado. Desde entonces viven los dos en una autocaravana.

Al llegar a la entrada de La Moncloa el policía que está en el control les pide que se identifiquen. Entonces aparece otro compañero del agente que les asegura que no pueden entrar. Después de cinco minutos, les hacen apartarse a varios metros de la puerta porque "no pueden estar ahí". Conchi relata enfadada su historia a los agentes y se niega a moverse de allí hasta que alguien le ayude. No tienen nada que perder, porque ya lo han perdido todo. Quieren recuperar lo que consideran que les han robado, su casa, y con ella, todas las pertenencias que tenían dentro y que también han perdido.

Este medio se ha puesto en contanto con CitiFinancial y aseguran que ellos siempre notifican a todos sus clientes a través de una carta que su hipoteca la van a empezar a cobrar ellos. Ignacio Navas, experto en Derecho Hipotecario, señala que legalmente el banco está en su derecho de vender sus hipotecas a otra entidad y no tiene que notificar nada al cliente, simplemente mantener las condiciones. "Existe un desequilibrio en esa ley, son de esas cosas que chirrían. Esa señora no tuvo la información suficiente en el momento adecuado, ni alguien que le asesoró diciéndole que eso no podía hacer", apunta Navas.

"Lo sabemos, es imposible que recuperemos nuestra casa. Yo sé que soy muy cabezona, pero sólo pedía que me explicaran por qué otra entidad estaba quitando el dinero de mi cuenta. Cuando entraron en mi casa la primera vez, yo nunca recibí ninguna notificación de que nos iban a desahuciar", asegura Conchi. Los dos están sentados en la hierba, a unos metros de la puerta del palacio presidencial, son las doce del mediodía del viernes y no tienen intención de moverse. Hoy han vuelto a La moncloa y pretenden volver este lunes. Su batalla está perdida, ellos saben que nunca volverán a la que fue su casa, al hogar que durante 13 años estuvieron pagando. Sólo les quedaban tres años para conseguir que ese piso "coqueto", con vistas al mar, fuese suyo. 

 
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