Lecciones de Historia

Panamá

"Sinceramente no me interesan disputas que empezaron antes de que yo naciera". Con esta frase, pronunciada en su discurso en el plenario de la Cumbre de las Américas, Obama daba un paso más por hacer de este encuentro un hito histórico que marque un nuevo rumbo en las relaciones de su país con el resto del continente americano, idea que quiso reforzar al añadir que el acercamiento entre su país y Cuba marca un "punto de inflexión" para toda la región. El mandatario estadounidense dijo que su país mira hacia el futuro y se mostró dispuesto a colaborar en la solución de problemas más allá de las ideologías, y confirmó que ya ha encargado al Congreso que trabaje en las posibilidades para levantar el bloque a la Isla.

Desde el otro lado, Raúl Castro, que intervenía por primera vez en una Cumbre de las Américas y arrancó su intervención pidiendo más tiempo del habitual para compensar más de 20 años de ausencias de Cuba, mostró algo más que respeto por Obama: "Es un hombre honesto al que admiro, he leído parte de su biografía y creo que es como es por su origen humilde". Además le eximió de cualquier responsabilidad en la situación por la que atraviesa Cuba, algo que no extendió a los otros 10 presidentes que le han precedido desde el triunfo de la Revolución cubana, y terminó pidiéndole disculpas por el tono emotivo que usa cuando habla de la revolución.

Raúl también lamentó la oportunidad perdida con la muerte de John F. Kennedy: "Lo que intentamos ahora Obama y yo, ya lo intentaron Kennedy y Fidel", dijo antes de añadir que el mismo día que mataron al joven presidente de EEUU, su hermano había recibido un mensaje suyo para intentar reconducir la situación. El buen ambiente que se palpaba en las palabras usadas por los dos grandes protagonistas de este encuentro, se echó de menos en los discursos de otros mandatarios.

Nicolás Maduro cumplió su promesa y exigió a Obama que pida perdón por la invasión de Panamá de 1989. El presidente estadounidense no lo escuchó porque estratégicamente se había ausentado del salón de plenos, para mantener una bilateral con el colombiano Juan Manuel Santos, pero el líder venezolano mantuvo el tono. "Yo lo respeto, pero no tengo confianza en usted, presidente Obama" o "no pase Usted a la Historia como George W. Bush" fueron algunos de los mensajes que le lanzó, antes de pedirle que desmonte la maquinaria de guerra que EEUU tiene montada contra Venezuela y de acusar a su embajada en Caracas de organizar golpes de Estado contra su persona.

El boliviano Morales acusó a EEUU de seguir considerando a América Latina como su patio trasero. La argentina Cristina Fernández de Kirchner pidió sinceridad en las conversaciones que se mantengan en esta cumbre, y el ecuatoriano Rafael Correa fue el primero en tirar del libro de la Historia para poner sobre la mesa la invasión de Panamá a la que luego hizo referencia Maduro. El presidente del Ecuador arremetió también contra los medios de comunicación cuando dijo que "cuando las élites latinoamericanas dicen que no hay libertad de prensa es porque sus medios ya no tienen impunidad".

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Obama no esquivó el enfrentamiento con Correa y en su intervención se salió del guion previsto para decir que en EEUU "todo el mundo tiene la oportunidad para decir lo que opina, siempre y cuando no obren con violencia. En mi país hay medios que me critican, pero siguen funcionando". El presidente estadounidense tampoco escurrió el bulto al reconocer que su país tenía episodios oscuros en los que no siempre había cumplido con sus ideales, y dejó una concluyente sentencia: "Pueden seguir usando a Estados Unidos como una gran excusa para los grandes problemas nacionales. Pero eso no va a traer progreso, a hacer que los niños analfabetos coman, no va a hacer que los países sean competitivos".