El éxito de una princesa

A pesar del sufrimiento y del dolor, tanto físico como psíquico, Sonia Macías es una persona feliz porque llevó su cuerpo al límite y salió victoriosa. Del 5 al 24 de enero esta sevillana logró correr 1.000 kilómetros por el desierto de Namibia demostrando que la palabra imposible no está en su diccionario particular y reivindicando el papel de la mujer en el deporte.

“Ha sido muy duro por muchas cosas, por el dolor, sobre todo en el tendón de Aquiles. Las jornadas eran largas, corría durante seis o siete horas al día, y al final el cuerpo se resentía. También por el calor y el viento. Llegué quemada, la cara, las orejas, no había manera, por muchas cremas que me diese. Y por último el cansancio. Han sido veinte días y el cansancio se iba acumulando en las piernas y en todo el cuerpo en general, el cansancio me dio hasta fiebre. Además, los primeros días tuvimos que tener cuidado porque había muchos leones por la zona, con las cebras y las gacelas nunca hubo problema; con los leones teníamos que ser muy precavidos. Pero estoy contenta y feliz por haberlo logrado”, nos cuenta Sonia.

Durante estos veinte días le ha dado tiempo a enamorarse de Namibia, del que dice es un país lleno de contrastes, y de su gente. La Princesa del Desierto, sobrenombre con el que ha dado a conocer su reto, no solo ha cumplido su objetivo, también ha podido llevar a cabo una maravillosa labor humanitaria de la que se siente más que satisfecha. “En esos días pudimos convivir y colaborar con la tribu de los Himba y también a un orfanato, a todos ellos les ayudamos con comida, ropa, incluso el último día les dimos nuestra carpa, porque el desafío deportivo es siempre una excusa para contar una historia humana”.

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Sonia no viajó sola a Namibia, con ella acudieron tres personas más, el equipo de Álvaro Cuadrado para grabar y llevar a cabo un documental de la experiencia que esperan estrenar el próximo mes de junio.