Primer intento de Bruselas de reagrupar ayudas a cambio de acuerdos migratorios
La Unión Europea pedirá que los gobiernos coordinen en un Fondo Único sus ayudas bilaterales
Bruselas
La multiplicación de los panes y los peces llegará a África con un nuevo Plan Juncker. Jordania, Líbano, Túnez y, de forma inmediata, Níger, Nigeria, Senegal, Mali y Etiopía son los 8 países en los que Bruselas propone concentrar los esfuerzos ante la falta de solución estable en territorio libio.
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No hay dinero nuevo, las partidas están comprometidas pero la Comisión propone ahora agruparlas para crear un fondo que con una pequeña garantía, de 500 millones sirva para incentivar inversiones privadas en los país de África.
Los acuerdos firmados con muchos países de la zona incluyen ya cláusulas que obligan a aceptar el retorno de inmigrantes que, de forma ilegal, lleguen hasta la Unión pasando por su territorio pero en la práctica siempre es muy complicado conseguir que se cumplan.
La novedad ahora es condicionar la inversión económica. Prometiendo además inversiones privadas a través del Plan Juncker, adaptado para territorio africano.
El problema es el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Convertirlo en mecenas de proyectos en África puede exigir algún tipo de cambio en sus bases jurídicas pero la Comisión presentará el proyecto después de este verano.
El Plan Juncker, el modelo elegido para intentar arrancar inversiones sin dinero directo de los presupuestos nacionales, es el que se desea trasladar hasta África. La Comisión calcula hay de momento 8.000 millones para este mandato y posibilidad de llegar hasta 60.000 el año 2020.
El Plan de Inversiones podría comenzar con una garantía muy pequeña, de 500 millones que saldría del margen del presupuesto UE, según el documento al que ha tenido acceso la Cadena SER.
El proyecto implica reagrupar lo prometido en la cumbre de Malta (3.600 millones del Fondo para África) y en la conferencia de donantes de Londres para Siria, donde los países de la UE prometieron 2.400 millones, y es el primer intento de reestructurar las ayudas europeas, incluyendo el Fondo previsto para Siria.
Pero para que el plan funcione, la Comisión quiere que los gobiernos acepten coordinar también sus ayudas bilaterales. El único camino, explican los expertos, para dar credibilidad a una política exterior de la UE que permita poner la inmigración en el centro de las preocupaciones.
Un problema abordado en todas las negociaciones bilaterales y que a pesar de haberse traducido con acuerdos de retorno firmados, hasta hoy no ha dado resultados.
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