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EL PSOE, PARTIDO EN DOS

Crisis del socialismo europeo en 5 casos

Grecia, Reino Unido, Alemania, Portugal, Francia... Las medidas económicas contrarias al ideario social ha supuesto coste electoral y pérdida de respaldo popular al socialismo europeo

Manifestantes y afiliados a la Coalición de Izquierda radical (SYRIZA) sostienen una pancarta en la que se lee "Acabemos con el gobierno de los bancos. La austeridad es el problema, no la respuesta" durante una protesta en la entrada de la Avcrópolis en A / EFE/ORESTIS PANAGIOTOU

Madrid

La situación que vive el socialismo español no es nueva entre los partidos socialistas europeos, fuertemente condicionados por las medidas de austeridad adoptadas por los gobiernos de la UE.

La aplicación de medidas económicas contrarias a su ideario social les ha supuesto en muchos casos coste electoral y respaldo popular que, como en Grecia, ha provocado que hayan sido superados por formaciones situadas más a la izquierda.

Alguno se hundió electoralmente (el Pasok griego); otro acudió a la militancia para impulsarse (Corbyn); otro ha optado por la coalición con los democristianos (Alemania); en Portugal gobiernan en alianza con la izquierda radical y, en Francia, no remontan.

Grecia

En Grecia, el partido socialista griego Pasok, formación que durante 35 años dominó la vida política, se ha convertido en seis años -los de los planes de rescate- en un partido minoritario que lucha por su supervivencia.

Tras una victoria aplastante en las elecciones de 2009 (44 % de los votos), las políticas aplicadas a causa de la crisis de deuda de Grecia y la imposición del primer paquete de rescate acabaron con el Pasok.

Su sucesor como líder del partido, Evánguelos Venizelos, obtuvo en las elecciones generales de 2012 menos de 13%. Y la decisión de participar en el gobierno del conservador Andonis Samarás condujo el partido a una crisis de identidad todavía más profunda.

En las elecciones de enero de 2015 el Pasok superó con dificultad el límite de 3% que permite a un partido tener diputados. A pesar del desgaste de la izquierda radical de Syriza en las encuestas, el Pasok no consigue superar el 5% en la estimación del voto de los sondeos.

Reino Unido

El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, afrontó fuertes presiones para dimitir tras el voto favorable a la salida del Reino Unido de la UE el referéndum celebrado el pasado 23 de junio. Buena parte del llamado gabinete en la sombra presentó la dimisión por considerar que Corbyn no había dado pleno apoyo a la permanencia en la UE durante la campaña para la consulta.

Pese a las fuertes presiones del grupo parlamentario y de antiguos líderes laboristas, como Ed Miliband, Corbyn no cedió y se mantuvo en su posición con el argumento de que tenía el fuerte respaldo de los afiliados al partido, cuyo número supera ya los 600.000 afiliados (más que el resto de partidos británicos juntos).

Esta crisis abierta en el seno de la formación llevó a dos diputados laboristas -Angela Eagle y Owen Smith- a desafiar el liderazgo de Corbyn. En la nueva elección interna, Corbyn obtuvo casi el 62% de los votos de los afiliados, un margen mayor que hace un año.

Alemania

En Alemania, la crisis del Partido Socialdemócrata (SPD) viene de antes de las turbulencias económicas internacionales y se inició cuando Gerhard Schröder, en su segunda legislatura como canciller (2002-2005), impulso el programa de reformas conocido como Agenda 2010 que creo una escisión dentro de la agrupación.

Los recortes crearon gran descontento, llevaron a que se fundara el partido La Izquierda, resultante de una fusión entre el postcomunista Partido del Socialismo Democrático (PDS) y la disidencia socialdemócrata encabezada por el exministro de Finanzas Oskar Lafontaine. Schröder se vio obligado a convocar elecciones anticipadas, que perdió frente a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel. El SPD siguió en el gobierno, como socio menor de coalición y como tal participó en el manejo de la crisis de 2008.

En las elecciones de 2013 se dio una paradoja. La CDU, con Merkel en el momento más alto de su popularidad, ganó con claridad pero se quedó a cuatro escaños de la mayoría absoluta. El SPD aceptó entrar en la llamada "gran coalición" tras una serie de concesiones programáticas -una de ellas fue la creación de un salario mínimo legal interprofesional- y una consulta a las bases.

Portugal

En Portugal, los socialistas gobiernan actualmente liderados por António Costa quien, pese a perder las elecciones legislativas del pasado octubre, se convirtió en primer ministro gracias a una inédita alianza con la izquierda radical, compuesta por el marxista Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués (PCP).

El Partido Socialista (PS) había atravesado una etapa complicada a raíz del rescate financiero a Portugal (2011-2014), ya que fue el entonces primer ministro, el socialista José Sócrates, -ahora implicado en un caso de corrupción por el que incluso estuvo en la cárcel-, quien pidió la asistencia de Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Perdió las elecciones anticipadas que siguieron al rescate y se sumió en una crisis interna durante el Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho, del Partido Social Demócrata (PSD), que entre 2011 y 2015 implantó duras medidas de ajuste.

El PS, que se ha alternado en el poder con los conservadores desde 1974, no lograba traducir en votos el descontento por la austeridad y los recortes y para elegir un nuevo líder que relanzara a la formación celebró unas primarias en 2014 que ganó Costa por amplia mayoría.

Francia

Los socialistas franceses se enfrentan a una muy probable derrota histórica en las elecciones presidenciales de 2017 en un contexto de escalada de la extrema derecha y de impopularidad del presidente, François Hollande.

Hollande aparece desde hace más de tres años como el jefe del Estado más impopular de la V República, y eso ha quedado refrendado este mismo mes de septiembre, con un sondeo según el cual sólo un 15% de los franceses están satisfechos con su acción. El mayor factor de descontento es porque se considera incumplida su principal promesa al salir elegido en 2012: la creación de empleo.

Varios socialistas del ala izquierda ya se han declarado pretendientes al Elíseo, en particular sus exministros Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, pero sobre todo el que hasta hace un mes fue su ministro de Economía, Emmanuel Macron, que en abril creó un movimiento, En Marcha, que reivindica ya más de 80.000 afiliados.

 
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