¿Qué le pasa a la izquierda?

Madrid

Dice el CIS de esta semana que la mayoría de los españoles se define aún partidario del centro-izquierda. La ciudadanía apenas ha variado sus preferencias políticas pero después de un año en funciones los daños se acumulan en el flanco progresista. Una gestora lleva al partido con más años de historia y que más tiempo ha gobernado en democracia mientras que el partido que logró revolucionar el escenario atraviesa un debate entre los defensores de moderar sus tesis y quienes, como su secretario general, proponen una vuelta a la calle. La izquierda piensa qué quiere ser de mayor al tiempo que el PP, sin moverse de su sitio ni preocuparse por grandes estrategias, refuerza sus opciones de mantenerse en el Gobierno.

"No se trata de que el PSOE no sea de izquierdas, porque cuando preguntas a los españoles lo siguen reconociendo de centroizquierda. Nadie cree que sea de derechas", explicaba esta semana en Hoy por Hoy el sociólogo y diputado socialista Ignacio Urquizu, que ve el origen de la caída electoral en la crisis económica. La fractura socialista se explica en la distancia que había entre lo que el PSOE defendía y las medidas que aplicaba, sobre todo en la última etapa de Zapatero. "Al PSOE le falta credibilidad", reconocieron después Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez. La lucha interna, con el espectáculo "bochornoso" del Comité Federal del sábado pasado, contribuyó a que las políticas socialistas se diluyeran además en un segundo plano. La guerra, azuzada en muchos casos por odios personales entre los dirigentes, ocupa ahora todo el foco.

Los socialistas, en pleno Quo vadis, necesitaron ya un acto de autoafirmación hace solo tres años, en una conferencia política que el entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, concluyó al grito de "el PSOE ha vuelto". El partido se dio un rearme de contenidos que, sin embargo, no frenó la caída en las urnas. Estaba naciendo Podemos, cuya irrupción determinaría el mapa político en España.

La pregunta sobre qué le pasa a la izquierda es, en realidad, la pregunta sobre qué relación quieren tener los partidos que la componen. Qué relación quiere tener el PSOE con Podemos y Podemos con el PSOE. Eso es lo que, en el fondo y al margen de la pugna por el mando, estaba en cuestión en el comité federal del PSOE que acabó con la renuncia de Pedro Sánchez. Y eso es también lo que Podemos pone sobre la mesa en el consejo ciudadano de este sábado. El presidente de la gestora socialista, Javier Fenández, señaló en la SER hace unos días un elemento que le inquietaba: "Se ha podemizado el PSOE". Los partidarios de Pedro Sánchez replicaron: "No era podemizarse. Era modernizarse".

Iglesias y Errejón libran, por su parte, una disputa que es de poder, como reconoció el propio Juan Carlos Monedero, pero que, en esta fase al menos, es principalmente ideológica. Sobre las alianzas y la estrategia. Especialmente ahora, en pleno shock socialista. Iglesias se arroga ya el papel de jefe de la oposición al ver despejado el camino si el PSOE confirma la abstención en una investidura de Mariano Rajoy. El debate dentro del partido, en cualquier caso, es ya público y cada pugna dentro de la formación -la próxima será el liderazgo en noviembre de la federación madrileña- se interpretará como una pugna entre las dos etiquetas, pablistas y errejonistas. La izquierda, fiel a su costumbre histórica, se vuelve compleja en debates identitarios y airea sus incompatibilidades mientras el PP, quieto, se ve cada vez más cerca del poder. A Rajoy lo plantó Aznar hace unos días y casi nadie reparó en ello.