La UE no quiere que el ejército de Al Assad entre en Alepo
"La caída de Alepo reforzaría la vía militar, balcanizaría Siria y provocaría un nuevo flujo de refugiados", según el ministro español José Manuel García-Margallo
Edificios en ruinas por las bombas en Alepo / ABDALRHMAN ISMAIL (Reuters)
Bruselas
Impotentes ante el drama de Siria los gobiernos de la Unión Europea temen ahora que la entrada del ejército de Bachar el Assad en Alepo provoque nuevas olas de refugiados. El discurso oficial es muy bonito aunque esconde el temor a la incapacidad de gestionar la huida desesperada de nuevos refugiados.
"Nuestra prioridad hoy es salvar Alepo, salvar a sus ciudadanos y por esto urgimos a Rusia y el régimen sirio que paren las bombas y sigan negociando", ha dicho la Alta Representante para la política exterior de la UE, Federica Mogherini. Su llamamiento a Rusia tiene todo el sentido, según el ministro español en funciones García-Margallo, que considera que la entrada del ejército de Bachar el Assad reforzaría la vía militar debilitando la opción de una salida negociada.
"La caída de Alepo determinaría que estaríamos en una lógica de solución militar que nosotros no contemplamos y podría alentar la fragmentación o la balcanización de Siria en varias partes", ha dicho en rueda de prensa donde también ha precisado que los europeos temen el éxodo en nuevos refugiados que pueden crear los bombardeos.
Un nuevo flujo de refugiados "sería muy difícil de controlar por Turquía en un momento en que el acuerdo con la UE funciona bien pero está sujeto a alguna incertidumbre", ha explicado en referencia al problema pendiente de la liberalización de visados para los ciudadanos turcos, que la Unión mantiene vinculada a un cambio de la ley anti terrorista turca que, de momento, Erdogan no concede.
O sea que la Unión sigue apostando por esperar sin garantías de un desenlace rápido a pesar de saber que "hay 100.000 niños que se están muriendo", según ha admitido Margallo, que rechaza las sanciones a Rusia "porque no aportan ninguna solución a este conflicto" ni opción de intervenir militarmente porque "¿quién va a poner las botas en el terreno?". El ministro en funciones considera una "muy mala opción generalizar el conflicto sobre el terreno" mientras defiende las soluciones políticas aunque acepta "no ser muy optimista" tras el rechazo de Rusia a la resolución franco-española que pedía el cese de los vuelos, pasando la gestión de la Ayuda Humanitaria a Naciones Unidas.
Aunque por el momento, incapaces de aportar soluciones, los 28 rechazan las sanciones a Rusia por falta de unidad entre ellos y optan por sanciones de perfil bajo contra el Assad cuya lista de altos funcionarios y personas próximas sancionadas por la UE se ampliará en una docena. "Desde el principio, España cree que ha sido un error vincular el futuro de Bachar el Assad a este debate”, afirma García Margallo para quien la posibilidad de un referéndum posterior a un acuerdo sería una opción asumible aunque los europeos carecen de consenso sobre el tema y de momento se encuentran bloqueados y en un compás de espera que parece difícil que puedan resolver los jefes de gobierno en su reunión del jueves en Bruselas aunque el problema se ha incluido en la agenda
