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'La historia de Adou', el niño que acabó en una maleta

Dos años después de la foto que impactó al mundo, la familia todavía no ha conseguido reunirse. El pequeño vive en París con su madre y su hermana mientras que el padre está en España a la espera de juicio

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Madrid

"Hola, me llamo Adou". Esto, dicho en un perfecto francés, es lo primero que oyeron los guardias civiles que abrieron la maleta cuando el escáner del puesto fronterizo del Tarajal, en Ceuta, detectó que había un niño dentro, en posición fetal. Aquí arranca la historia contada por el periodista Nicolás Castellano que retrata la "violencia legislativa" a la que se somete a los inmigrantes establecidos en España, según ha contado el autor en la rueda de prensa en la que ha presentado el libro Me llamo Adou, de la editorial Planeta, acompañado de Alí, el padre de Adou. Un hombre joven con estudios, que habla varios idiomas, que trabaja, arraigado en España y al que por tres veces le denegaron la posibilidad de traerse a su hijo a España. Y todo por 56 euros. Era lo que le faltaba para demostrar ante la Subdelegación del Gobierno de Las Palmas que podía mantener económicamente a su familia. Además de tener la tarjeta de residencia, un trabajo estable, una vivienda adecuada a Alí le exigieron tener recursos suficientes para traer a sus hijos. Y la diferencia entre sus ingresos y la exigencia oficial era, en su caso, de 56 euros. "Un error garrafal" , dice el periodista al explicar que el propio reglamento de la ley de extranjería española "pide que se aminore la exigencia de medios económicos en los casos en los que el interés del menor lo requiera". Y parece claro que era el caso de Adou, ya que la abuela que le cuidaba en Costa de Marfil había fallecido.

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Lo esperaba en un coche, no en una maleta

Alí ha contado que nunca pensó ver a su hijo en una maleta. El pagó para que lo trajeran en avión hasta Madrid. Lo dejaron a su suerte en Marruecos y después le prometieron al padre que cruzaría la frontera en un coche con un hombre de contactos. El no supo de la maleta hasta que ocurrió. Su mujer lo vio por televisión y él acabó detenido por inmigración ilegal. Ahora está a la espera de juicio. El fiscal pidió 3 años de cárcel. Perdió su empleo en Canarias. Ahora tiene trabajos ocasionales y vive en Bilbao donde espera poder reunirse con su familia. "Ahora estamos casi juntos. Espero conseguirlo", decía Alí, quien contaba que el pequeño ahora vive con su madre y una hermana a las afueras de París, en una pensión que le paga el ayuntamiento. "Estudia, juega al futbol, quiere ser como Messi y ha procesado de forma inteligente su historia", explica el padre.

La imagen que la Guardia Civil de Ceuta vio en el escáner de la aduana ceutí.

La imagen que la Guardia Civil de Ceuta vio en el escáner de la aduana ceutí. / EFE

La imagen que la Guardia Civil de Ceuta vio en el escáner de la aduana ceutí.

La imagen que la Guardia Civil de Ceuta vio en el escáner de la aduana ceutí. / EFE

La denuncia

Esta libro sirve para denunciar la arbitrariedad en las leyes de extranjería que regulan la reagrupación familiar, que condena a miles de familias migrantes a separarse de sus hijos durante años o si no para siempre debido a los exigentes requisitos para llevarlo a cabo. En el caso de Adou es aún más llamativo, porque su padre, emigrado a España cumplía con todos los criterios que exige la legislación de nuestro país para que un emigrante pueda traerse a un hijo menor, y sin embargo tuvo que acudir a una red de traficantes para realizar el lícito proyecto familiar de reunir a todos sus hijos con su madre y su padre. "Quiero que se sepa", dice Nicolás Castellano en boca de Adou, "por qué acabé entrando en Europa metido en una maleta". Eso es lo que cuenta el libro en un largo flash back que explica las circunstancias que llevaron a ese momento.

 
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