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Guerra Siria

Guerra en Siria: siete años de catástrofe humanitaria

Según el Observatorio Sirio por los Derechos Humano el conflicto ha dejado más de medio millón de víctimas mortales

Un grupo de civiles son evacuados de Guta Oriental a través de un corredor seguro a campamentos de refugiados en la zona rural de Damasco (Siria). / SANA EFE

Beirut

"Esta es la decimosexta casa a la que huimos, de pueblo en pueblo. En cada lugar al que vamos, somos atacados. Tres morteros y dos bombardeos aéreos golpearon este refugio y ahora los cimientos están dañadas. Es completamente inhabitable, no es seguro ni siquiera para los pollos. (…) Nos vemos obligados a vivir con un baño, 300 personas. Viejos, jóvenes y enfermos".

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Desde un oscuro sótano, un habitante de Ghouta Oriental que prefiere no dar su nombre, explica ante la cámara la situación en qué viven él y sus vecinos, siempre bajo tierra para protegerse de los continuos bombardeos del régimen.

Su testimonio, además, tiene el valor de resumir lo que ha sido la vida para muchos civiles desde que empezó la guerra civil en Siria, hace siete años: desplazamientos forzados en una huída sin fin, noches bajo las bombas en refugios precarios, muertes violentas, asedios, penurias, enfermedades y sobretodo mucha incertidumbre y miedo.

Las cifras que deja el conflicto son abrumadoras: más de medio millón de muertos según el Observatorio Sirio por los Derechos Humano; seis millones de personas desplazadas internas; cinco millones de refugiados que han huido sobretodo a Turquía, Líbano y Jordania. Y casi tres millones de personas están en zonas asediadas o de difícil acceso. Más de 13 millones se encuentra en situación de necesidad, según la ONU.

Situación humanitaria catastrófica

UNICEF denunciaba en un informe esta semana que, en el conflicto sirio, ninguna de las partes ha respetado el principio de protección de la infancia. Mucho menos se ha respetado a los adultos, aunque fueran civiles. Los ataques indiscriminados contra zonas residenciales no es que hayan sido excepción, sino que han sido la norma.

Ello ha dejado un paisaje devastado, dónde de momento no crece nada. Más allá de Damasco, grandes ciudades del país, como Aleppo y sobretodo Homs se encuentran en buena parte destruidas. Y la inversión para reconstruir el país no llega por ahora. Los grandes aliados de Assad -Rusia e Irán- ya están extrayendo todo lo que pueden del país para cobrarse la guerra. Y los expertos indican que no tienen intención de invertir más.

Todo ello ha provocado una situación humanitaria catastrófica. No sólo dentro del país sino en los estados vecinos. Y aún puede empeorar, como denuncia Filippo Grandi, Alto comisionado de la ONU para los refugiados: "Estamos siendo testigos de una creciente internacionalización del conflicto en Siria. Esto es extremadamente preocupante porque cuanto más se internacionalice, más difícil será encontrar la solución que necesitamos urgentemente".

Un tablero de juego donde Rusia, principal padrino de Assad, y Turquía, aliada de los rebeldes, ganan cada vez más protagonismo.

Próxima gran ofensiva, Idlib

Pese a lo visto hasta ahora, muchos analistas no consideran que Ghouta Oriental, dónde se estima que pueden haber miles de combatientes bien preparados, vaya a ser una batalla rápida y fácil para el régimen.

Además, es difícil que pueda haber un acuerdo, como en Aleppo, para la marcha de los rebeldes hacia la provincia norteña de Idlib, en manos de la insurgencia. No sólo por la negativa de los opositore a abandonar Ghouta, sino porque además, en opinión del analista militar Nawar Oliver, no es de interés para los grupos que controlan Idlib: "La oposición en Idlib o el país que custodia esta provincia, Turquía, no dejará que un número tan grande de combatientes vaya a su área ya que podría causar conflictos".

Precisamente Idlib es, para muchos expertos, la zona donde el régimen llevará a cabo su próxima gran ofensiva. En la provincia tienen su base un compendio muy amplio de grupo opositores pero el ataque del régimen se centraría, según Oliver, en la zona colindante con Latakia, región costera de mayoría alauita, y lugar de nacimiento del padre de Bashar al-Assad.

Esta zona está controlada por una facción liderada por el antiguo Frente Al-Nusra, filial en el país de Al-Qaeda. Ello facilitaría el beneplácito internacional que permitiría al gobierno crear una zona de seguridad alrededor de Latakia.

Una ofensiva que, además, será más mesurada, según explica el investigador del centro Carnegie para Oriente Medio, Yezid Sayigh, quién cree que a este punto de la guerra más internacionalizada, la ofensiva militar quedará subordinada a negociaciones entre los grandes actores, bajo mediación de Rusia:"De manera creciente a partir de ahora, creo que el régimen intentará ir ganando terreno pero sin chocar con Estados Unidos en Deir Ezzor, con Turquía en el norte, o con los Estados Unidos, Jordania o Israel en el sur".

Sayigh ve posible en pocos años, un triunfo militar del régimen, pero el escenario social y económico en qué quedará el país dista mucho de poder considerarse una victoria: "Siria continuará siendo inestable, insegura, y tendrá una necesidad desesperada de liquidez económica. Vendrá un tiempo muy duro repatriando refugiados y desplazados internos. Incluso una victoria, desde la perspectiva del régimen, dejará una situación muy preocupante".

 
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