El lavado de cara de Zimbabue

Zimbabwe es uno de los países más hermosos de África. Les pongo en contexto. No tiene costa, está entre Zambia y Botsuana, tiene una de las cataratas consideradas patrimonio de la humanidad, las Victoria y el río Limpopo, cuyo trayecto se ha convertido en un paraje perseguido por los turistas de la naturaleza de medio mundo. Su idioma oficial es el inglés, y se está lavando la cara para presentarse al mundo, como destino turístico, comercial, de inversión y como modelo de democracia representativa. Y es que en Zimbabwe ha habido una dictadura de tres décadas encabezada por Robert Mugabe, primero primer ministro y luego presidente, que cambió las leyes para perpetuarse en el poder, y donde junto a su mujer Grace, fueron sancionados por la Unión Europea por violación de los Derechos Humanos, falta de libertad de expresión, abuso de poder, corrupciones, etc. Finalmente fue su propio pueblo, los jóvenes a los que tanto aludía en sus discursos quienes han provocado su caída. Manifestaciones masivas en las calles de miles de zimbabweses que querían un cambio y que lo han conseguido. La amenaza de una moción de censura por vía parlamentaria y dentro de su propio partido y la oferta de dejarle envejecer en su casa como gran líder de la patria inmune a cualquier causa judicial, o bien echarle avergonzado con un proceso parlamentario donde saldrían a relucir todas sus miserias de sus muchos años en el poder. Mugabe comenzó su declive, después de dejar a su mujer de toda la vida y liarse con su secretaria con la que terminó casándose y tiene varios hijos, algunos de los cuales situó en puestos claves de la administración del ejecutivo. Además su segunda mujer, no tenía reparos en gastar millones de dólares en compras por el mundo mientras mucha gente en Zimbabwe pasaba auténticas necesidades, con una inflación galopante que la situó en el colofón de África. Era llamado el tirano de África, padre de la revolución, déspota, paria que tiene prohibida la entrada en la Unión Europea y Estados Unidos y socio de China. Zimbabwe quiere volver a ser la joya de la prosperidad, basándose en el turismo, la riqueza natural de sus minerales, y para eso se está presentando en Occidente. Esta semana ha estado en España el vicepresidente Mohabi y charlaba con empresarios españolas en un encuentro auspiciado por Lupicinio Internacional, un bufete de abogados que se ha instalado en el país centroafricano para facilitar ese desembarco de compañías españolas. Mohabi quería asegurar a los hombres de negocios españoles, que sus inversiones estaban a salvo en Zimbabwe. Que habrá elecciones en julio. Que contarán con la supervisión internacional de observadores imparciales. Y que Zimbabwe puede ser el modelo a seguir de otros países limítrofes de la región, donde también hay gobiernos alejados de los estándares democráticos internacionales. Zimbabwe tiene una tasa de infección del SIDA superior al 13% de su población adulta, y ha iniciado una campaña de entrega de profilácticos gratis a todos lo hombres que lo soliciten. Estas partidas llegaban de China, quien suministra el 60% de las importaciones de Zimbabwe incluidos los condones. Pero el gobierno transicional ha devuelto la primera entrega, y ha pedido a los chinos que les manden profilácticos de mayor tamaño, que los modelos estándares de los chinos son demasiado pequeños para ellos.

El lavado de cara de Zimbabue

Tras más de tres décadas de una dictadura dirigida por Robert Mugabe, quien en su tiempo fue el libertador de la patria del colonialismo británico, ahora un gobierno transicional le ha apartado del poder y ha convocado las primeras elecciones libres

Victoria García

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