Gastro | Ocio y cultura
DÍA INTERNACIONAL DEL BESO

Donde comer a besos no es una metáfora

Hoy es un día especial para los postres y los bombones con forma de labios

El beso del Clandestí (Palma). / C. G. CANO

Madrid

El restaurante Clandestí de Palma, regentado por Pau Navarro y Ariadna Salvador, tiene una sola barra en la que todo el mundo degusta (a la vez) un único menú degustación. Cada plato, además, se marida con una canción y lo mismo te ponen un plato de caza con burballes (pasta mallorquina) y Antònia Font que unas raoles de jonquillo (buñuelos de chanquete) con lima y el Mediterráneo de Serrat. Pero el postre es muy especial y este viernes, Día Internacional del Beso, más aún.

"Queríamos acabar el menú con un beso apasionado", cuenta Ariadna Salvador. Y claro, aunque también recurren a un gel de frambuesa y a un poco de caramelo rojo, tenía que llevar fruta de la pasión. Al servirlo, además, siempre suena el Bésame mucho de Antonio Machín...  "Cuando hay parejas mola un montón porque bajamos la luz y se empiezan a dar besos. ¡Es precioso!", explica la chef.

El postre es de textura endeble, como unos labios de verdad, y se sirve sin cubiertos, por lo que al cliente no le queda más remedio que pegarle un morreo al plato y notar el chisporroteo de los peta-zetas, casi como si fuera un beso real.

Salvador consigue darle intensidad a beso apasionado pintándolo con un aerógrafo cargado de caramelo rojo pasión con notas de metalizado. Pero para la forma, después de un tiempo probando diferentes moldes, han acabado recurriendo al que el pastelero Christian Escribà diseñó para Lekue.

Una 'fábrica' de besos

Cada bombón, un euro.

Cada bombón, un euro. / ESCRIBÀ

El molde, de todas formas, tiene su propia historia. "Pedro Almodóvar nos encargó el cátering para el estreno de Todo sobre mi madre en Barcelona [1999] e incluimos un bombón con forma de labios inspirado en el cartel de la película", explica por teléfono Xavier Marco, jefe de proyectos de Escribà.

Un bombón que ya se ha convertido en todo un clásico de la casa. El relleno empezó siendo de trufa y ahora es de ganache de chococalate blanco, con vainilla Bourbon y gelée de frambuesa. Se pueden comprar en cualquier de las tiendas que Escribà tiene en Barcelona por 1 euro cada uno o en un estuche de diseño, Petons, que incluye 7 bombones ("uno para cada día de la semana") por 9 euros.

Escribà es una auténtica fábrica de besos, de todas formas, porque además de los bombones elaboran anillos con forma de labios (disponibles en rojo y azul) y unos pastelitos inspirados en el beso (5 euros) hechos con "bizcocho de vainilla, crema de chocolate blanco y vainilla, fruta de la pasión y crujiente de avellanas".

Cosas que solo pasan en las bodas

El chef Ramon Freixa, distinguido con dos estrellas Michelin, también cuenta con un beso en su repertorio: los Labios de Freixa, sabor de amor. "Preparé una tarta de boda para una amiga que incluía un bombón con forma de labios y algunos invitados, espontáneamente, empezaron a cantar lo de "labios de Freixa" siguiendo la melodía de la canción de Danza Invisible", cuenta.

Tuvo tanto éxito que ya se ha convertido en un clásico de casa, tanto en su restaurante de Madrid, donde lo sirven como petit four, como en su servicio de cátering. "El relleno es de fresa y chocolate blanco", cuenta el chef. " Y lo ponemos siempre al final, como cuando te despides de alguien querido que quieres que se vaya con buen sabor de boca y al esperas a volver a ver pronto".

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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