El "hombre medio" y las tarjetas black: la sentencia del Supremo en diez frases

Madrid

A lo largo de 456 páginas, la sala de lo penal del Tribunal Supremo describe cómo los exconsejeros de Caja Madrid y Bankia saquearon las arcas de ambas entidades con unas tarjetas que no respondían ante nadie. Los magistrados tienen claro que sabían que lo hacían era totalmente ilegal, y llegan a afirmar que ningún "hombre medio" entendería que eso era legal. Rodrigo Rato se lleva la peor parte de la resolución. 

1. Dardos a Rato

El autor del autoproclamado milagro económico español se lleva la peor parte de esta sentencia de caso 500 páginas. Los jueces le hacen máximo responsable de perpetuar el sistema de tarjetas "aprovechándose de su cargo" para "no sólo mantener el sistema, sino extenderlo a su favor". Rato no podía "ignorar el funcionamiento opaco de las tarjetas, ya que dispuso de una y la utilizó" y, añaden, "actuó sabiendo lo que hacía y queriendo hacerlo".

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2. Todos lo sabían

Los más de sesenta acusados reprodujeron el mismo argumento durante el juicio: pensaban que las tarjetas eran legales porque así se les transmitió desde el banco. Tanto los directivos como los consejeros "sabían que, mediante el uso de la tarjeta, disponían a su antojo y sin control alguno, del dinero de la Caja para lo que considerasen oportuno".

3. El "hombre medio"

La sentencia es contundente a la hora de explicar que nadie puede creerse que más de sesenta consejeros no supiesen que esas tarjetas eran ilegales. "Ninguna persona con una formación mínima, lo que se podría identificar con el llamado hombre medio, podría entender de forma mínimamente razonable, que unas percepciones dinerarias que funcionaban con tal grado de ocultación y opacidad, también a efectos fiscales, pudieran estar justificadas en las normas aplicables", dicen. 

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4. Ni sueldo ni complemento

Los consejeros de Caja Madrid y Bankia sólo podían cobrar un sueldo, dietas e indemnizaciones, y el flujo incesante de dinero que brotaba de sus tarjetas no encaja en ninguno de esos tres conceptos. Ningún artículo de ninguna ley, dicen los jueces, abría la puerta a que pudiesen cobrar "otras percepciones dinerarias distintas" y, destacan, "no consta ningún informe anual en el que se haga mención a las cantidades percibidas a través del uso de las tarjetas o se mencionen éstas o su régimen económico en lugar alguno".

5. Nadie les obligó

El posicionamiento de muchos imputados como víctimas de una confusión lleva a los jueces del Tribunal Supremo a recordarles no sólo que sabían que esas tarjetas era ilegales, sino que nadie les obligó a utilizarlas, y que bien podrían haberse negado: "Nunca estuvieron obligados a la utilización de las tarjetas. La decisión de hacerlo, aceptando participar en el plan ilícito que se les proponía se debió exclusivamente a su libre voluntad", dicen los jueces, recordando más adelante que "quienes recibían la tarjeta podían decidir si la utilizaban o no".

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6. "Con otras palabras"

Los jueces del Tribunal Supremo no desestiman por completo todas las palabras dichas por los acusados durante el juicio. Algunos de ellos afirmaron que desde el principio entendieron que las tarjetas eran "para sus gastos" sin ningún tipo de límite, y el Supremo les explica que eso es un delito. "Es decir, con otras palabras, que podía hacer suya una parte del patrimonio de la Caja sin control alguno por parte de terceros", dice la sentencia. 

7. El Excel sí valía

Fue uno de los grandes protagonistas del juicio: la hoja de Excel. El documento que recogía el detalle de cada uno de los gastos de cada uno de los consejeros con sus plásticos opacos que todos los acusados intentaron anular. La sentencia explica, en primer lugar, que la recopilación de datos no vulneró su intimidad: "No era necesario el consentimiento" de los afectados para tratar sus datos, y se hizo "un acceso legítimo" así como "una valoración razonable" de estos datos por parte de la Audiencia Nacional.

8. ¿Gastos de representación?

Por no estimar, el Tribunal Supremo tampoco estima otro de los argumentos estrella esgrimidos por los acusados durante el juicio celebrado en San Fernando de Henares: que las tarjetas les eran entregadas para gastos de representación. "No consta ningún elemento que indique que efectivamente obedecían a gastos de representación", dice la sentencia, explicando que además para eso ya tenían las dietas que también cobraban.

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9. Trato desigual

El Tribunal Supremo ha decidido rebajar las condenas de dos decenas de imputados - a algunos en un sólo día - después de analizar el dinero que han devuelto y cómo lo devolvieron. Francisco José Moure es uno de los tres condenados que han conseguido eludir el ingreso automático en prisión: primero porque entienden que devolvió todo el dinero que gastó, y segundo porque debe aplicarse la atenuante muy cualificada de reparación del daño como a otros imputados. "Aun cuando sea discutible la apreciación de la atenuante como muy cualificada, no se justifica un trato desigual a unos y otros", dicen los jueces. 

10. Evitar el despido

Rafael Eduardo Torres Posada es condenado a ocho meses de prisión, pero el Tribunal Supremo accede a matizar también su condena de inhabilitación para trabajar en la banca: acuerda ceñir esa parte del fallo sólo a impedirle formar parte de los altos organismos de un banco. En su recurso, él explicaba que "es empleado, auxiliar administrativo, de Bankia y que la sentencia le supondría el despido con las consiguientes consecuencias negativas" para él, siendo delegado sindical de UGT