La espectacular aurora boreal que brilla en el cielo de Laponia

Madrid

A 100 kilómetros sobre nuestras cabezas, las partículas solares vuelan hacia la Tierra cargadas de energía. Nacidas de explosiones y llamaradas del Sol, en su viaje se encuentran con el campo magnético de nuestro planeta, un escudo protector de los poderosos vientos solares. Y así es como un estallido emplea su energía para dibujar en el cielo, cuando toda su reciedumbre es desviada y atraída por los óvalos de "Auroras" que se encuentran en la atmósfera, encima de los polos. Un espectáculo donde la fuerza de un impacto es luz sobre Laponia, en el minúsculo pueblo de Lehtojarvi. Es la aurora boreal.

Lehtojarvi tiene unos 280 habitantes. A la orilla del lago del mismo nombre, la aldea se levanta con casas sencillas, a menudo techadas de cristal, en uno de los territorios más antiguos de la Laponia habitada. No en vano, Hirvenpää, la cabeza de ciervo tallada en madera que es símbolo del pueblo tiene, según los estudios, más de 8.000 años de antigüedad. Allí, entre la vida tranquila de sus habitantes, las auroras boreales son bastante frecuentes, por hallarse el pueblo más al norte que el círculo polar ártico, en el norte de Finlandia.

En el país nórdico las auroras boreales son un atractivo bien ofertado y explotado. Uno puede alquilar un iglú o incluso una suite de lujo para dormir bajo esta extraordinaria luz de diferentes tonalidades. Entre los meses de septiembre y marzo, se producen en Finlandia unas 200 auroras boreales cada año, según explica la web oficial visitfinland.com, y la pequeña Lehtojarvi es uno de los mejores rincones del país para observarlas.

Eso sí, el tentador viaje tampoco le saldrá barato. Llegar ahora mismo hasta Rovaniemi, la capital de Laponia, a unos 25 kilómetros de nuestra aldea de auroras, le costará desde Madrid en torno a 500 euros el vuelo. Con suerte, poco más de 300. A cambio, Lehtojarvi le ofrece junto al espectáculo de su cielo un paisaje casi virgen, de terrenos escarpados, donde el agua de los lagos y los bosques verdes son el paisaje predominante, y donde numerosas penínsulas, estrechos y bahías fabrican un paisaje variado y hermoso, apto incluso, para los valientes que, entre auroras, se aventuren a la escalada.