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Genocidio Ruanda

El reencuentro de Xavi con su historia: "Vi los restos de mis familiares"

Xavi fue adoptado en 1997, tres años después del genocidio. Ahora ha vuelto a su país para conocer su historia.

Este mes se cumplen 25 años del genocidio de Ruanda. Entre 800.000 y un millón de personas fueron asesinadas en menos de 100 días, la mayoría tutsis, pero también hutus moderados

Xavi, con su primo, el día de su bautizo / CADENA SER

Madrid

Xavi dice que los ruandeses adoptados tienen dos formas de afrontarlo: "Algunos quieren saber y otros no, no quieren, porque tienen miedo de lo que pueden aprender de su historia". Él decidió saber. Tiene 25 años, ha estudiado derecho en París y hace dos años descubrió cómo había sobrevivido al genocidio de Ruanda.

Fue adoptado por una familia francesa en el 97, tres años después del genocidio, y no conocía su historia. Llegó a Ruanda con un número de teléfono, el de su tía abuela, y una lista con nombres de posibles familiares. "A las tres semanas de estar en Ruanda mi tía abuela me contestó. Me dijo que no hablaba francés, ni inglés, pero que su hijo, mi primo, sí. Quería hablar conmigo".

El reencuentro de Xavi con su historia: "Vi los restos de mis familiares"

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Xavi no estaba seguro. No sabía si creérselo. "Pero cuando le vi, solo con la primera mirada... Nunca he vivido una emoción tan grande", cuenta. "Lo más increíble fue cuando me enseñó una foto en la que salíamos él, yo y su hermano. Ahí ya creía todo lo que me decía".

Estuvieron siete horas hablando. "Me contó lo que sabía, lo que quedaba de nuestra familia...". Pero las respuestas estaban en Kibungo, el pueblo donde Xavi nació y vivió después del genocidio. "Alquilamos un coche que solo tenía la primera y la cuarta marcha y nos fuimos al pueblo".

Xavi (el tercero por la izquierda) con sus familiares en Kibungo

Xavi (el tercero por la izquierda) con sus familiares en Kibungo / CADENA SER

"Me presentaron a mis vecinos, se acordaban de mí, de las tonterías que hacíamos... Me contaron cómo vivía en el pueblo, cómo estaba después del genocidio". Xavi tenía algunos recuerdos. Recordaba ver muchos plátanos o jugar con niños en un árbol del pueblo. "Se lo conté a mi primo y se sorprendió muchísimo. Me enseñó el árbol donde jugábamos".

"Ahí es donde murió tu familia"

Fueron, también, al memorial de Kibungo. "Pude ver los restos de mis familiares. Los huesos. También estaban todos los vestidos de la gente a la que mataron. Y sus nombres". Cuando los radicales hutus llegaron a Kibungo, la mayoría se refugiaron en iglesias o en el Ayuntamiento. "Al volver del memorial pasamos por el Ayuntamiento y mi tía me dijo: 'Mira bien este Ayuntamiento. Ahí es donde murió casi toda tu familia'".

Xavi nació un año antes del genocidio. Vivía con su madre entre Kibungo y Kigali, la capital. Ese día, el día que comenzó todo, su madre le dejó en Kibungo y se fue a Kigali. La mataron en un checkpoint. "Yo me podría haber ido con ella, podría estar muerto". Los radicales tardaron dos semanas en llegar a donde vivía Xavi. "Cuando llegaron nos fuimos al Ayuntamiento, pero empezaron a atacarnos. Empezaron a tirar bombas, a disparar... Mi tía, que tenía 12 años, me cogió por la espalda y salió corriendo".

Ropa de víctimas del genocidio en el memorial de Kibungo

Ropa de víctimas del genocidio en el memorial de Kibungo / CADENA SER

Consiguieron escaparse. De Kibungo a Burundi y de Burundi a un campo de refugiados en Uganda. Fue uno de los tres millones de refugiados ruandeses que salieron del país: "Ahí cogí tuberculosis y cuando terminó el genocidio, volvimos a Kibungo". La tía que le salvó terminó suicidándose. Estaba embarazada: la habían violado en el campo de refugiados. "Eso es lo que más me afectó. Que la persona que me salvó muriera así".

Ahora Xavi conoce su historia: "Me siento ligero, aunque también mucha presión por saber que podría haber muerto tres veces". Está viviendo en París, pero habla todos los días con su familia: "Yo siempre estaba muy feliz, no quería que nadie se preocupara por mí, pero había veces que me sentía solo. Cosas que tenía miedo de hablar porque no sabes si la otra persona te va a entender. Ahora tengo a mi primo".

Colabora con una asociación de ruandeses adoptados. Les apoya y ayuda si quieren viajar a Ruanda a conocer su historia, como ha hecho él. Y su objetivo es montar una empresa allí: "Aún estamos planeándolo, viendo cómo lo hacemos. Yo he tenido mucha suerte y quiero aportar algo allí". Está, además, planeando ya otro viaje a Ruanda: "Tengo muchas cosas que investigar. Mi padre. Al parecer puede estar vivo y vivir en Australia".

Sara Selva Ortiz

Sara Selva Ortiz

Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...

 
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