Los candidatos a la presidencia del Gobierno Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) protagonizaron en Atresmedia su segundo debate electoral en 24 horas (después del celebrado este lunes en RTVE), una contienda con intercambios de golpes mucho más directos que la primera en la que las redes sociales volvieron a dar por vencedor al líder de Podemos, el único que generó más comentarios positivos que negativos. La primera pregunta del debate fue para el candidato del PSOE y presidente del Gobierno; la misma que en el debate de RTVE hizo en varias ocasiones Iglesias al socialista: «¿Va a pactar con Ciudadanos?». «No está en mis planes intentar pactar con un partido (Ciudadanos) que ha intentado poner un cordón sanitario al PSOE», contestó Sánchez. Por su parte, Albert Rivera aseguró que es el único que ha dicho con quién quiere pactar y volvió a tender la mano al PP para formar un Gobierno de coalición si dan los números, mientras que Pablo Casado acusó a Sánchez de ser como una «matrioska», una muñeca rusa, con partidos como Podemos, independentistas catalanes y Bildu dentro, y le advirtió sobre Arnaldo Otegi, al decir que «una persona experta en secuestros es capaz de pedir rescate a cambio de todo». Por último, Pablo Iglesias señaló que «lo razonable» es buscar acuerdos con Sánchez para trabajar juntos. El líder de Podemos indicó que las elecciones ya no van solo de vencer sino de «convencer» al resto de partidos. Es sin duda una de las imágenes más llamativas de ambos debates, el momento en el que el presidente del Gobierno y el candidato de Ciudadanos intercambiaron regalos por la festividad de San Jordi. Así, Rivera sacó la tesis de Sánchez y se la colocó en el atril a su oponente. «Le voy a regalar un libro que no ha leído, su propia tesis», le dijo justo antes de que el candidato socialista sacara un ejemplar de «Santiago Abascal. España Vertebrada», de Fernando Sánchez Dragó, para devolverle el golpe. Los líderes de PP y Ciudadanos se enzarzaron por los impuestos y las pensiones, a lo que Pedro Sánchez advirtió que ya están «con las primarias de la derecha, a ver quién dice la mayor barbaridad». Si en el debate de RTVE Casado evitó confrontar con Rivera, esta vez no dejó de replicar a las críticas del presidente de la formación naranja, que se erigió en el «presidente de las familias». Rivera aseguró que hay que incrementar la natalidad, como una de las medidas para garantizar las pensiones, y dijo que el PP y el PSOE «no han hecho nada por las familias», a lo que Casado respondió esgrimiendo la ayuda de 1.200 euros en este ámbito. Además, ambos discreparon sobre el impuestos de sucesiones y quien tiene el mérito de haberlo eliminado en las comunidades en las que gobiernan. Fue otra de las imágenes de la noche. Todos hablaban a la vez hasta que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, paró para pedir respeto. «No para de interrumpir todo el rato, señor Rivera», se dirigió al candidato de Ciudadanos. «Esta táctica que tienen ustedes de interrumpir todo el rato es propia de maleducados», afeó Iglesias mientras Albert Rivera renegaba con gestos y le señalaba que tenía miedo al debate. El candidato de Cs, que se disputó el centro derecha con Casado durante toda la noche, pidió a su oponente del PP que reflexione porque, si ambas fuerzas han de llegar a acuerdos en el Parlamento, «hay que regular la muerte digna y la eutanasia». «Señor Casado, el dolor no entiende de ideologías», subrayó Rivera al recordar que cuando su abuela murió de cáncer, necesitó de cuidados paliativos en los últimos días y por un trance así pasan muchas familias. Por eso pidió a Casado que «rectifique» en su negativa a regular la eutanasia. La actitud de los partidos ante la violencia machista provocó uno de los momentos más tensos del debate a cuatro, con acusaciones mutuas de dinamitar el pacto de Estado contra esta lacra y jugar con el dolor de las mujeres. Pedro Sánchez mostró una carta en la que varios funcionarios cuya labor es dedicarse a evaluar los casos de violencia de género denunciaban la petición de identificación por parte de la Junta de Andalucía. Por su parte, el líder de Unidas Podemos afirmó no comprender la manera de sus compañeros de debate de tratar la violencia machista y dejó claro que «VOX no es una opción válida» para hablar de este tema. Rivera desplegó un largo rollo de papel que, según dijo, contenía un listado de los casos de corrupción que afectan al PSOE. «Llega casi hasta el suelo», comentó Rivera del listado, pero no consiguió que el presidente del Gobierno respondiera a la pregunta de si dimitirá si los expresidentes socialistas andaluces son condenados por el caso de los ERE, que ha cifrado en 1.000 millones de euros. Sánchez optó por responder reprochando a Ciudadanos que haga «un cordón sanitario al PSOE» y prefiera pactar con el PP, un partido cuya sede volvió a tildar de «gran bazar de la corrupción». «Si quiere un cambio de verdad en España el único valor seguro es el Partido Popular. Necesitamos unir ese voto. Si se dividen, ganan los separatistas», dijo Pablo Casado. Pedro Sánchez, por su parte, insistió en que «el 28-A hagamos una moción de censura a la corrupción, a la desigualdad y a la confrontación política». Albert Rivera optó por una cronología de su vida: dónde nació, cómo son sus padres, su hija, su trabajo. «En la vida hay que esforzarse, que nadie te regala nada. Hay que mirar hacia delante y nuestros hijos son el futuro. Que vuelen, que tengan oportunidades», añadió. Por último, Pablo Iglesias pidió el voto bajo el argumento de que «la historia no está escrita y el próximo domingo la historia la escribes tú. Sí se puede», concluyó con dos golpes en el pecho.