El desencuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias fue latente en el primer debate de investidura, y lo ha sido también en el segundo. El presidente del Gobierno en funciones ha centrado su discurso en explicar las negociaciones que han mantenido PSOE y Unidas Podemos. «Entre fuerzas de izquierdas la investidura debería haber estado garantizada desde el primer momento», ha dicho en primera instancia el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. «Cualquier persona sensata sabe que eso no es un cheque en blanco», aclaraba en un primer dardo a la formación morada. «¿Alguien considera una humillación ser vicepresidente de derechos sociales? ¿Es humillante ser ministro o ministra de Igualdad de tu país?», le preguntaba Sánchez a la Cámara e indirectamente a Iglesias, e incidía en que «no se puede poner la Hacienda pública en manos de alguien que no ha manejado nunca un presupuesto». Más tarde, ha replicado las palabras de Iglesias en las que le aseguraba que nunca será presidente y afirmaba que «si para ser presidente del Gobierno tengo que renunciar a mis principios, entonces usted está en lo cierto, yo no seré presidente ahora. Elijo mis convicciones, elijo proteger a España.» «¿De qué sirve una izquierda que pierde incluso cuando gana?» le preguntaba finalmente Sánchez a Iglesias. En sus primeras palabras, Pablo Iglesias pedía «respeto» a su formación y hablaba de la dificultad de «negociar filtrándoselo todo a los medios de comunicación». «Una negociación de gobierno merece al menos no ser cutre», indicaba sobre la última filtración del PSOE. Antes de finalizar, Iglesias ha lanzado un último órdago a Sánchez: «He recibido el mensaje de alguien muy relevante en su partido, que me ha dicho que ha escuchado su discurso, pídele que os ceda las políticas activas de empleo. Pues hago eso. Renunciamos al ministerio de Trabajo si ustedes nos ceden las competencias para dirigir las políticas activas de empleo en este país»