Internacional

Extrema derecha en Portugal, un fenómeno residual y desunido

La reunión de grupos de ideología fascista este fin de semana en Lisboa es una muestra más de debilidad que de auge

Cartel electoral de una de las formaciones de derecha populista en Portugal / Espadeiro (Wikipedia Commons)

Al historiador portugués Riccardo Marchi, experto en la derechas nacionalista y extrema portuguesas, no le preocupa el cónclave que varios grupos ultras han organizado para este fin de semana en Lisboa. “No es una señal de aumento de su actividad sino más bien de su flaqueza”, explica en conversación con La SER.

Insiste en que la extrema derecha portuguesa sigue siendo extremadamente débil desde los 70, y no hay indicios de que eso vaya a cambiar. “Los grandes partidos populistas de derecha, con éxito en varios países europeos, no han mostrado ningún interés en el partido de extrema derecha portugués”, dice, explicando que quienes se ven en Lisboa en pleno agosto son grupos fascistas muy pequeños. “No son un problema político porque no tienen capacidad de movilizar electorado. Es más, ni siquiera lo son de orden público”, porque no les atribuye más de unas pocas decenas de miembros.

Marchi, con varias obras publicadas sobre la derecha nacionalista portuguesa desde el final de la dictadura salazarista, cree que lo que pretende el organizador del encuentro, Mário Machado, es conquistar una cierta hegemonía entre estos pequeños grupos para su formación NOS (Nova Ordem Social). El único mérito que le atribuye es el de haberse coordinado para ello con esa red de formaciones nazis y protonazis de otros países europeos como la italiana CasaPound o la alemana Pegida.

Este investigador reconoce cierta perplejidad académica sobre el escaso éxito de la extrema derecha en su país. “Hay varios indicadores que señalan que hay una ventana de oportunidad”, dice detallando el creciente abstencionismo electoral (39% en las últimas generales de 2015), el desencanto con los partidos tradicionales, incapaces de renovar su discurso, y por supuesto la profunda crisis económica.

Y a pesar de tener los ingredientes, el cóctel que ha funcionado ya en casi toda Europa, España incluida, sigue sin funcionar en Portugal. Marchi lo atribuye a lo que llama ‘falta de oferta política’, y que explica en la incapacidad de los actores políticos de la derecha populista de utilizar de forma eficaz los temas que movilizarían a su electorado. Pone el ejemplo de la nueva formación política llamada ‘Chega’ (Basta en portugués), creada por André Ventura, un excandidato del centroderecha tradicional: “Está muy dirigido a la microcriminalidad, ataques a los gitanos… temas que no están entre los que preocupan de verdad al electorado portugués”.

Crisis, empobrecimiento y desempleo son los temas que preocupan, y que a diferencia de lo que sucede en otros países como Francia e Italia, ponen al electorado portugués en una posición distinta respecto a la inmigración, dice Marchi (“la necesidad de emigrar más que la de hacer frente a la inmigración”).

Ninguno de los problemas que más preocupan a los portugueses tiene visos de ir a desaparecer en el futuro cercano, y esa incapacidad de sacar ventaja de la situación por parte de formaciones populistas no tiene por qué ser permanente. De hecho el pasado mes Europol alertó sobre estos grupos fascistas. Pero Marchi cree que por el momento esa extrema debilidad de la ultraderecha seguirá.

 
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