Así se defiende un perro del ataque de dos cóndores salvajes que entraron por el balcón

La pandemia del coronavirus y la cuarentena obligada de cientos de miles de personas en todo el mundo ha hecho que numerosos animales salvajes tomen las ciudades para reclamar su naturaleza. Estos días ha sido frecuente encontrarse con vídeos grabados por vecinos filmando a jabalíes, pavorreales, ciervos o hasta ballenas muy cerca de la presencia de humanos. En esta ocasión, han sido dos enormes cóndores (una de las aves más grandes del mundo) las que se han posado en el balcón de un edificio hasta intentar entrar por la ventana de un piso. Habían visto a unos perros en el interior y así se lo estaban haciendo saber a la dueña, que grababa en todo momento con su móvil. Los animales salvajes intentaron cazar a los perros, acercándose al cristal con su imponente tamaño. Los habitantes del hogar, sorprendidos y asustados ante la presencia de los cóndores, decidieron filmar la visita inesperada de los cóndores y la actitud que estaba teniendo uno de sus perros. Los cóndores, en actitud de ataque, abrieron sus alas y picotearon el cristal varias veces como si estuvieran intentando atrapar a las mascotas. En cambio, uno de los caniches decidió subirse encima de cada sofá hasta llegar a la ventana y ladrar a las aves para asustarlas. El suceso ha ocurrido en la ciudad de Santiago de Chile y el vídeo lo ha subido la usuaria Gabriela Leonardi a la red social TikTok. “¡Se quieren comer a los perros!”, se escucha en las imágenes. “¡Alma, te quieren comer, bájate!”, seguía la mujer gritando a su perro mientras ladraba y movía la cola contra las aves que amenazaban desde el cristal. Los cóndores son un tipo de aves, principalmente carroñeras, pero no cazadoras. Los expertos aseguran que un posible “cambio de los ecosistemas” por la crisis del coronavirus han hecho que estas aves estén cambiando parte de sus costumbres y se lancen a “buscar comida” dentro de las ciudades. El cóndor andino es el ave voladora no marina más grande del mundo y se encuentra en peligro de extinción. Se trata de un ser mágico para la cosmovisión indígena de Suramérica, porque sustenta la frágil relación entre el hombre y los Andes. Los incas lo consideraban inmortal y amo de los cielos, por su grandeza, con 3,3 metros de envergadura de alas en su edad adulta, y su marcial mirada que apunta al futuro. Quedó como emblema patrio de casi todos los países andinos y en Ecuador es la figura central de su escudo de armas, al igual que en Bolivia, Colombia, Chile y Perú. Aunque es difícil conocer su población total, algunos estudios estiman que hay entre 5.000 y 6.500 individuos distribuidos a lo largo de la cordillera andina, con mayor presencia en Argentina, Chile, y algo menor en Bolivia y Perú. Ante la critica situación, toda la región ha ido en su ayuda, pues en todos estos países se han implementado programas para su salvamento y protección. Su labor ha permitido también el desarrollo de otras especies como águilas, quilicos (pequeños halcones endémicos), osos de anteojos, venados de cola blanca, llamas y lobos andinos, entre otros, también importantes para el equilibrio ambiental. Diversos programas de conservación en sudamérica han contribuido a que la gigante ave voladora tenga un hábitat propicio para surcar el cielo sin casi amenazas.

Así se defiende un perro del ataque de dos cóndores salvajes que entraron por el balcón

Estas grandes aves carroñeras subieron hasta lo más alto de un edificio y se colocaron en la ventana de un hogar para acechar a unos perros que había en el interior

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