Los ingresos de los trabajadores se desploman un 10,7% en el mundo, según la OIT
La Organización Internacional del Trabajo empeora sus previsiones globales de empleo para los próximos meses
Madrid
En su sexto informe sobre las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) vuelve a empeorar sus cifras: ha revisado al alza las horas de trabajo perdidas a causa de la pandemia (calcula que en el segundo trimestre fueron el 17,3% del total, el equivalente a que se perdieran 495 millones de empleos a tiempo completo en el planeta), y empeora también las perspectivas para final de año. Ahora, la organización calcula que en el último trimestre la pérdida de horas se situará en el 8,6%, que es como si se perdieran 245 millones de empleos.
La razón de este empeoramiento tiene que ver con la situación sanitaria y la evolución de la pandemia, pero también con la llegada de nuevos datos: en este último informe, la organización ha incorporado cifras de países de bajos ingresos, con las que hasta ahora no contaba, que han contribuido al deterioro de los resultados respecto a los análisis anteriores, porque los efectos económicos de la pandemia están siendo más duros en las naciones con menos recursos.
Medidas de apoyo y salarios
En el informe presentado este miércoles, la OIT también evalúa el impacto de las medidas fiscales tomadas para contener la pandemia, y calculan sus efectos: según sus datos, por cada punto de PIB de gasto se evita una caída de horas del 0,8%; sin embargo, incluso con estas ayudas la caída de ingresos del trabajo, es decir, el retroceso en lo que reciben los trabajadores como salario en lo que va de año se cifra en un 10,7% respecto a las cifras de 2019. Esto es, tres billones y medio de dólares, el equivalente al 5,5% del PIB mundial. Lo peor, añaden en la organización, lo están sufriendo los países de ingresos más bajos y los trabajadores en la economía informal.
Las recetas de la OIT para mejorar la situación son: mantener las medidas sanitarias durante el tiempo que sean necesarias, porque levantarlas antes de tiempo agravaría la pandemia; mantener las medidas de apoyo público a empresas y trabajadores por lo menos hasta bien entrado el año que viene, para conservar el tejido productivo y el empleo; ayudar a los países con menos recursos; centrar el apoyo en los trabajadores más vulnerables y seguir acordando las fórmulas de combatir los efectos del COVID en el diálogo social.