Llega la hora de la verdad. En medio de un ambiente de gran crispación, los estadounidenses acuden a las urnas para escoger entre el actual presidente, el republicano Donald Trump, y el candidato demócrata, Joe Biden, como futuro inquilino de la Casa Blanca, en unas elecciones en las que también se renueva gran parte Congreso y a una decena de gobernadores. Casi cien millones de personas han votado ya en Estados Unidos, mientras Trump habla de fraude y se niega a asegurar una transición pacífica ni que vaya a aceptar el resultado. Una parte del país teme que haya una escalada violenta y el gobernador de Texas va a desplegar a la guardia nacional en las grandes ciudades de su estado, tradicional amante de las armas, para evitar disturbios. Las precauciones se están tomando en buena parte del país y muchos comerciantes protegen los escaparates de sus tiendas. Las encuestas nacionales siguen dando a Biden unos siete puntos de ventaja. Pero lo importante son algunos estados y ambos candidatos están casi empatados en Florida, Carolina del Norte o Arizona. Sin Pensilvania Trump tiene muy difícil ser reelegido y, de momento, allí las encuestas dan a Biden como vencedor aunque sin una amplia distancia. El candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, cerró este lunes su campaña electoral en Pittsburgh (Pensilvania) con la certeza de que este martes se proclamará el ganador de los comicios con una victoria «a lo grande» frente al republicano Donald Trump, que no tiene el favor de las últimas encuestas. «No es fácil que el oeste y el este de Pensilvania se entiendan. Pero ayer los (Pittsburgh) Steelers y los (Filadelfia) Eagles (dos equipos de fútbol americano) ganaron y yo tengo la sensación de que vamos a ganar a lo grande mañana», señaló Biden en un guiño a las dos ciudades en las que simultáneamente se celebraron mítines de cierre de campaña esta noche. Biden y su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, se cruzaron el estado literalmente de punta a punta, lo que pone en evidencia la importancia que dan los demócratas a este estado, con sus 20 votos electorales y que perdieron en 2016 por menos de un 1%. «Elegí el oeste de Pensilvania para mi primera parada como candidato y ahora para mi última parada antes de la noche electoral porque (este estado) representa la médula de este nación», indicó Biden en un gélida noche en un evento simultáneo entre Pittsburgh y Filadelfia, dos plazas demócratas que no serán suficientes para obtener este estado este martes si no se amplían a zonas suburbanas y a otros cinturones industriales. «Mañana podemos poner el fin a una Presidencia que ha dejado a los estadounidenses que trabajan duro en la intemperie. Mañana podemos poner fin a una Presidencia que ha dividido a la nación y ha alimentado las llamas del odio. Mañana podemos poner fin a un Presidencia que no ha protegido a este país», aseguró Biden. El evento contó con la presencia de la cantante Lady Gaga, mientras que en Filadelfia, Harris, estuvo acompañada por el artista John Legend. Esta campaña quedará para la historia por haber sido la más sui generis jamás vista, con mítines a los que el público asistió dentro de sus vehículos y hacían sonar el claxon en lugar de aplaudir en aparcamientos repletos. Este martes, tanto Biden como Harris tendrán eventos menores durante la jornada electoral y posteriormente se recluirán en su cuartel general en Wilmington (Delaware) a la espera de los primeros resultados oficiales y de ver si es posible declarar un ganador, algo que debido al alto peso del voto por correo no está claro que sea posible. El presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, cerró su campaña a la reelección este martes de madrugada con un mitin en Grand Rapids (Michigan) dónde vaticinó una victoria histórica frente a su oponente demócrata, Joe Biden. «Mañana vamos a hacer historia de nuevo», afirmó Trump en la misma ciudad en la que cerró su campaña de 2016, también con un mitin de madrugada. El de Grand Rapids fue el quinto mitin de este lunes de Trump, que empezó al jornada en Carolina del Norte, siguió en Pensilvania, hizo una primera parada en Michigan, viajó a Wisconsin antes de regresar al estado de los Grandes Lagos. Trump ha quemado las naves de su campaña en un último mitin, ya que el domingo hizo otros cinco terminando también de madrugada en un último esfuerzo para darle la vuelta a las encuestas y siguiendo el mismo esquema que le resultó hace cuatro años. «Creo que lo vamos a ganar todo, mañana será una de las mayores victorias en la historia de la política», insistió Trump, que también dijo ante miles de seguidores que soportaron durante horas bajas temperaturas a la intemperie que «esta no es la multitud de un segundo clasificado». Además, se defendió de todos los «ataques» de los que dijo ser blanco y afirmó ser «la persona más inocente de la historia de Estados Unidos». El presidente viajó con sus cuatro hijos mayores -Donald Junior, Eric, Ivanka y Tiffany- y sus yernos, y bromeó que si pierde las elecciones no volverá a dirigirles la palabra «nunca más». Trump cerró así una campaña con decenas de actos por los estados clave que ganó hace cuatro años pero que ahora la mayoría de encuestas le dan como perdedor, como Michigan, Carolina del Norte, Wisconsin, Pensilvania, Georgia o Florida. Estos actos, sin las medidas de seguridad necesarias frente a la pandemia, han resultado en al menos 30.000 contagios y 700 muertes, según un estudio publicado por la Universidad de Stanford.