Cadena perpetua para un neonazi alemán por el asesinato de un político de la CDU en 2019
Walter Lübcke, militante de la CDU de Angela Merkel, recibió un tiro en la cabeza en junio de 2019
Stephan Ernst, condenado a cadena perpetua por asesinar a un político de la CDU. / Boris Roessler - Pool/Getty Images
Berlín
El 1 de junio de 2019, Walter Lübcke, un veterano político de la CDU de Merkel en el distrito de Kassel, era localizado muerto en la terraza de su casa. Le habían descerrajado un tiro en la cabeza. Stephan Ernst, un declarado ultraderechista, le había sentenciado a muerte por defender la llegada de refugiados a Alemania y declararse a favor de la política del Gobierno alemán en este ámbito.
El Tribunal Regional de Fráncfort ha condenado este martes a Stephan Ernst a cadena perpetua, 15 años según la legislación alemana, a los que se pueden añadir otros 5 de libertad vigilada. La decisión sobre la posterior prisión preventiva se reservará para un segundo juicio al final de la condena, explica el juez presidente Thomas Sagebiel al dictar la pena. Pero al tratarse de un caso de culpabilidad “especialmente grave”, resulta muy improbable una pronta salida de la cárcel.
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Ernst había confesado repetidamente el crimen, pero en tres versiones diferentes. En el proceso, incriminó a Markus H., otro conocido ultraderechista, que había estado en la escena del crimen y a quien la Fiscalía imputaba complicidad. Markus H. ha sido condenado a una pena menor de un año y seis meses de libertad vigilada por un cargo de violación de las leyes de armas, al haber proporcionado a Ernst la pistola con la que mató al político. Los abogados defensores de Ernst querían que se le declarase culpable de homicidio involuntario, mientras que los de Markus H. pedían la absolución de su cliente.
Además, Ernst estaba acusado de intento de asesinato a un solicitante de asilo iraquí en enero de 2016. El hombre resultó gravemente herido tras ser atacado con un cuchillo.
El veterano Lübcke nunca se tomó muy en serio el acoso y las muchas amenazas de muerte que recibió previas a su asesinato, algo que desde hace unos años sufren con frecuencia en Alemania personalidades del mundo de la política, el periodismo o del activismo social. El político conservador se había convertido en blanco de la ultraderecha cuando en una reunión ciudadana apoyó la política migratoria de Merkel y agradeció a los voluntarios su labor: "Yo diría que vale la pena vivir en nuestro país. Ahí es donde hay que defender los valores, y quien no los defienda siempre puede irse de este país si no está de acuerdo". Eso, dijo, forma parte de la libertad de todo alemán. Hoy muchos vecinos hacían cola desde la madrugada a la puerta del juzgado para arropar a la familia del político y conocer la sentencia.
El asesinato de Lübcke supuso un aldabonazo para una parte de la sociedad alemana sobre el peligro real que suponen las redes de extrema derecha en el país. El comisionado para las víctimas del gobierno federal, Edgar Franke, ha calificado el veredicto como un paso importante en el proceso legal de asimilación de los ataques de extrema derecha: “El asesinato impulsado por el odio y el desprecio a la humanidad" sigue siendo un recordatorio de que hay que revalorizar la política. Debemos proteger la democracia a todos los niveles de forma mucho más decidida que antes”.
