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Burkina Faso, la patria de los hombres íntegros

Los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile han sido asesinados en Burkina Faso. Ambos fueron secuestrados ayer, junto a otro periodista irlandés, tras sufrir un ataque en el este del país

Soldados de Burkina Faso, en una imagen de archivo / EP

Patria de hombres íntegros. Al menos eso es lo que significa el nombre Burkina Faso. Sin embargo, desde el asesinato de Sankara, el único presidente que trató de modernizar y enriquecer al país en vez de a sus bolsillos, Burkina Faso, como estado, ha perdido hace mucho el monopolio sobre el uso de la fuerza. Allí, este martes, han sido asesinados los periodistas David Beriáin y Roberto Fraile.

Burkina Faso era una colonia francesa que al obtener su libertad ha pasado por diferentes etapas. La más boyante, la presidencia de Sankara, al que llamaban el Che Guevara Africano. Consiguió establecer un sistema de salud y sanitario universal y gratuito, que para un estado africano como este, era todo un logro.

Desde entonces, distintos presidentes no han conseguido apaciguar el conflicto latente que se vive en las regiones del norte del país, acuciado por una precaria situación alimentaria.

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Según datos de la ONU, casi un millón de personas, de sus mas de 20 millones de habitantes, padecen inseguridad alimentaria en la zona. Así se define al concepto de no saber si podrán comer mañana. Es un hecho común en los países menos favorecidos del África subsahariana, incrementado por los conflictos tribales, que incrementan los precios de los alimentos, finiquitan las existencias de los productos básicos y también cercenan el acceso de la ayuda humanitaria.

Allí hay grupos guerrilleros, milicias urbanas como la de los Koglweogo, que se han formado para luchar contra los grupos terroristas, grupos violentos o delincuentes que se dedican a robar y destruir.

Burkina Faso esta dividida en grupos étnicos. Los mossi, el mayor grupo, los Nioko y los Peul. Estos últimos son los principales integrantes de los grupos terroristas como el de Ansaroul Islam, que tratan de 'etnificar' la yihad explotando conflictos históricos intercomunitarios e idealizando el pasado glorioso de imperios peul de los siglos XVIII y XIX.

Además están los movimientos guerrilleros o terroristas, el 'Grupo de apoyo al Islám y a los Musulmanes' (JNIM) con Amadou Kouffa, que opera en Mali y Burkina sin que las autoridades hagan nada por detenerlo.

Es un país donde cualquiera puede llevar unos explosivos o un arma y provocar una masacre. Se pasó de ser considerado como un país estable y ejemplo de coexistencia a ser un polvorín.

Los grupos terroristas yihadistas han encontrado la oportunidad para ocupar papeles de Estado haciéndose fuertes en regiones del país, sobre todo en la zona norte. En algunos lugares incluso reciben la protección de la población local.

Algunos pertenecen a la extinta Al Qaeda, otros al Daesh. Muchos de estos líderes terroristas, antes de radicalizarse, eran simples lideres de sus comunidades, como es el caso de Ag Ghali, el dirigente del grupo Ansar Dine. Antes de convertirse en cabeza visible de esta facción terrorista, era una líder tuareg, y un erutido del Corán.

Estos grupos terroristas, consiguen amplificar su radio de acción por el conocimiento de los problemas de la población civil, explotando las tensiones entre etnias y captando seguidores. Por todo ello, desde el Instituto Francés de Estudios Estratégicos consideran que Burkina Faso es el eslabón más débil en la lucha contra los grupos armados que operan en el Sahel.

Al borde de una crisis humanitaria sin precedentes, con el covid19 y el desplazamiento de las personas que huyen de la violencia, el ejército burkinés ha recibido el apoyo de soldados franceses para realizar operativos contra el Estado Islámico y los otro grupos armados que han jurado lealtad a Al Qaeda y operan en la región.

En el noroeste del país, en la ciudad de Dori, aledaño a la frontera con Niger, llegan miles de personas desplazadas de otras zonas del país por la violencia y los enfrentamientos.

Según datos de la ONU, 850.000 personas han sido desplazadas el año pasado de sus hogares. La cifra es diez veces mayor que la de un año antes. Los grupos armados tienen sus principales objetivos en lugares francoparlantes, acusados de propagar la cultura occidental. En medio de este conflicto armado, el país se enfrenta ahora a otro enemigo, la covid19. Los escasos esfuerzos destinados a la guerra contra el terrorismo se transfieren ahora a paliar una situación económica en un país que tiene una caída del 4% en su PIB.

Victoria García

Victoria García

En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...

 
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