Sociedad

"¿A alguien le parecería correcto que se dijera: 'Un cardiópata manda una navaja a una ministra'?"

Los psiquiatras denuncian que algunos de los titulares de prensa relacionados con la amenaza recibida por Reyes Maroto atentan violentamente contra quienes sufren enfermedades mentales

Detalle de la portada de 'El Mundo'. / KIOSKO.NET

Madrid

"Si yo les dijera Diazepam, Valium, Lorazepam, Trankimazin o Lexatin, ¿por qué todos sabemos de qué estoy hablando?". La pregunta formulada por Íñigo Errejón (Más País) en el Congreso el pasado mes de marzo ha marcado un antes y un después en la consideración social de la salud mental en España. Pero la respuesta del diputado Carmelo Romero (PP), gritándole "¡vete al médico!" para luego disculparse por ello, también ha ayudado a recapacitar sobre el estigma.

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La cobertura de varios medios sobre la noticia de la navaja aparentemente ensangrentada que recibió la ministra Reyes Maroto, sin embargo, ha vuelto a poner de manifiesto que aún hay mucho por aprender en relación con las enfermedades mentales. Varios titulares han destacado que el remitente es "un esquizofrénico" y eso ha hecho que la Sociedad Española de Psiquiatría haya emitido un comunicado rechazando "los tratamientos informativos que estigmatizan".

"Los seres humanos somos lo suficientemente complejos como para que se nos pueda definir por una característica física, una querencia política, una afición o una enfermedad médica. Si una persona tiene una patología cardiaca no se convierte en un cardiópata, es una persona que entre otros muchos atributos y características tiene una cardiopatía", señala Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría. "¿A alguien le parecería correcto que se dijera: 'Un cardiópata manda una navaja a una ministra'?".

El comunicado denuncia el efecto estigmatizante de las informaciones. Por un lado, porque se da a los trastornos mentales una entidad mayor que a otras patologías médicas, y por el otro, porque "se da la falsa impresión de que existe una relación entre enfermedad mental y violencia".

"Décadas de investigación, mucha de ella realizada en nuestro país, nos han demostrado que el mayor riesgo de violencia en las personas con trastorno mental es el que sufren por parte de los demás y no el que ellas ejercen. Las personas con trastorno mental grave estables no son más violentas que la población general, lo que sí son es más vulnerables a recibir esa violencia de otros y de la sociedad, incluidos titulares de periódico", señala Arango.

"De nada sirve que los medios de comunicación critiquen a otros (véase políticos) por el lenguaje estigmatizante contra la salud mental si luego se publican titulares como los de algunos periódicos en el día de ayer", asegura. "Las sociedades deben medirse por la sensibilidad hacia los que son distintos, tengan un cáncer de mama, una arritmia o una esquizofrenia".

 
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