"Una lacra abominable": la carta de 1932 que pedía a las Cortes Constituyentes el fin de la prostitución

Madrid

El Congreso de los Diputados tiene en sus archivos una carta de 1932 enviada por varias asociaciones de mujeres solicitando a las Cortes Constituyentes la abolición de la prostitución reglamentada. Entre las firmas de la carta figura la de la diputada radical Clara Campoamor, defensora del derecho de voto de la mujer y presidenta de la Unión Republicana Femenina.

Datada el 25 de noviembre de 1932, la carta cuenta con la firma de las presidentas de siete asociaciones feministas, que reunían a activistas liberales, radicalsocialistas, sufragistas, izquierdistas y progresistas. Clara Campoamor, de la Unión Republicana Femenina, era una de las tres únicas diputadas con asiento en el Congreso, elegida junto a Victoria Kent y Margarita Nelken un año antes.

La carta iba dirigida al presidente de las Cortes Constituyentes, Julián Besteiro, quien a su vez la reenvía al presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso pocos días después, el 7 de diciembre.

Consulta la carta de entidades femeninas sobre el Proyecto de abolición de la prostitución (PDF)

La intención declarada de la misiva era la abolición de la prostitución reglamentada que vendría recogida en un proyecto de ley que se suponía que la Dirección de Sanidad había "elevado a las Cortes Constituyentes" y de cuyo registro no tiene constancia el Congreso, aunque sí se recoge un debate sobre la prostitución en varios diarios de sesiones de principios de 1932.

"Una lacra deprimente y abominable"

“La mujer, Señores Diputados, es madre, es esposa, es hija. Y estos entrañables títulos deben ser más que suficientes para conmover lo más profundo del espíritu del hombre y moverle, sin titubeos ni controversias, a desterrar de la sociedad, lacra por tantos conceptos deprimente y abominable”, se afirma en la carta, rescatada del archivo del Congreso tras una larga investigación dirigida por Maruca Martínez-Cañavate.

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Apelando a la "obligación moral de velar por los hijos de la Patria" de los diputados, les pide que no "dejen en el más triste y vergonzoso de los desamparados a las desgraciadas que, por suerte adversa, se vieron en el arrollo para ser ignominiosamente explotadas".

"De los casos más ruborizantes y brutales"

"La prostitución, como medio de vida en la mujer, es de los casos más ruborizantes y brutales que en las sociedades existe, y debe haber conciencia que se tilde de civilizada que no repudie, condene y trate de que se extinga mal tan dañoso para la salud ética y material de los pueblos".

Meses antes del registro de la petición, el 12 de enero de 1932, el diputado que más tarde fue ministro de Gobernación y de Hacienda, Manuel Rico Abelló, proclamaba en un debate sin relación con esta ley, desde la tribuna, que la reglamentación de la prostitución en vigor era incompatible con la dignidad humana.

"Una gran vergüenza del Estado"

Tres días después, y según se recoge en el diario de sesiones, accesible en la página web del Congreso y rescatado por la archivera Margarita Barquillo, es la propia Clara Campoamor quien apelando a los 53 médicos que tenían acta como diputados aseguraba que la prostitución suponía una “gran vergüenza del Estado, una quiebra de la ética del estado y de la ley”. Además afirmaba en su discurso que “las casas de prostitución reglamentada, autorizadas por el Estado, percibiendo directa o indirectamente de ellas tributos el Estado —tributos de una corrupción, de un vicio— son los centros de contratación de la trata de blancas”.

La abolición de la prostitución, que defenderá el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en el próximo congreso federal del PSOE, ha sido motivo de fricción política entre socialistas y Unidas Podemos.