Donald Trump promete una presidencia guiada por el populismo y el proteccionismo
El 45º presidente de los Estados Unidos reitera que siempre pondrá a Estados Unidos por delante y anuncia que transferirá poder y riqueza de Washington al pueblo
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Madrid
El multimillonario Donald J. Trump se ha convertido hoy en el 45º presidente de Estados Unidos, poco más de dos meses después de ganar las elecciones presidenciales del pasado noviembre. En línea con el discurso populista, nacionalista y proteccionista que ha dominado su campaña, el magnate ha prometido “transferir” el poder acumulado en Washington D.C., símbolo de la élite política y sede de los poderes del Estado, y “devolverlo al pueblo”.
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Mientras varios manifestantes protestaban en distintas zonas de la capital federal, Trump ha levantado su mano derecha y ha jurado el cargo ante la misma Biblia que Abraham Lincoln delante del juez del Tribunal Supremo John Roberts.
Según el nuevo comandante en jefe, “durante demasiado tiempo” el establishment del país “florecía, pero la gente no compartía esa riqueza”. En su discurso, más propio de una campaña electoral que de una jura presidencial, Donald Trump ha asegurado que desde el momento de su juramento “los hombres y mujeres olvidados no volverán a serlo”, y ha abundado en su intención de “poner a Estados Unidos primero”. Ha prometido luchar contra la pobreza, reabrir las fábricas cerradas por la deslocalización, acabar con el crimen organizado y las drogas, "erradicar de la faz de la tierra" el terrorismo islámico y dejar de “dar dinero a ejércitos de otros países y defender las fronteras de otras naciones”.
Esas políticas proteccionistas y aislacionistas traerán, según el presidente Trump, más prosperidad y fortaleza a Estados Unidos y servirán para recuperar puestos de trabajo, el control de las fronteras, la riqueza perdida y los sueños desvanecidos.
El magnate ha vuelto a anunciar un multimillonario plan de inversiones en infraestructuras, que estarán construidas por trabajadores estadounidenses.
Donald Trump, de 70 años, ha estado acompañado en el acto de jura como presidente de su mujer, Melania, todos sus hijos, sus yernos y sus nueras.
El presidente electo peor valorado
En apenas 11 semanas como presidente electo, el magnate ha desairado a Alemania y a la Europa de los Veintisiete, se ha vuelto a felicitar por el brexit, ha coqueteado con la extrema derecha europea, ha reiterado que construirá un muro de más de 3.000 kilómetros en la frontera con México que saldrá gratis a los estadounidenses, ha iniciado la derogación de la reforma sanitaria de Barack Obama, ha enfurecido a China, ha menospreciado a los servicios de inteligencia y ha visto como crecían las sospechas sobre sus relaciones con la Rusia de Vladímir Putin.
También se ha autodefinido como “el mayor productor de empleos que Dios ha creado nunca” y ha asegurado que su Gobierno —en el que no faltan multimillonarios, ultraliberales, xenófobos y partidarios de las torturas— tiene “el coeficiente intelectual más alto de cualquiera que se haya formado antes”.
Las informaciones sobre posibles dossieres comprometedores sobre su persona en manos de Rusia han acentuado las dudas sobre Trump y enturbiado aún más las relaciones del presidente con los servicios de espionaje y con la prensa. Ajeno a cualquier polémica, el multimillonario ha continuado definiendo sus intenciones mediante explosivos mensajes en las redes sociales publicados a horas intempestivas. Por ejemplo, el presidente ha amenazado en Internet a las industrias automovilística y farmacéutica con durísimos aranceles a los productos que fabrican en otros países pero venden en Estados Unidos si no vuelven a producirlos en el país.
En un gesto inédito, el presidente saliente, Barack Obama, ha prometido alzar su voz si considera que los "valores principales" del país se ven amenazados durante el mandato de Trump, y ha aconsejado a su sucesor que se piense las cosas dos veces antes de tomar medidas que pueden tener graves consecuencias.
La de Donald Trump ha sido la transición peor valorada por los estadounidenses y más de la mitad de los ciudadanos suspende al hasta hoy presidente electo. Sus nombramientos en el Gobierno tampoco han gustado a los electores: casi cuatro de cada diez creen que no son los adecuados.
El nuevo presidente tiene garantizados al menos dos años de tranquilidad legislativa, ya que en las pasadas elecciones el Partido Republicano mantuvo con comodidad el control de las dos cámaras de la Cámara de Representantes.
Así te hemos contado la ceremonia de investidura en directo.