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Nutrición

Poca verdura y muchos hidratos: los errores más habituales de los menús escolares

Unos hábitos saludables desde pequeños sientan las bases de la alimentación en la vida adulta | Cerca de 1,7 millones de niños en España se quedan al comedor | Los nutricionistas reivindican el plato de Harvard a la hora de elaborar los menús escolares

Los menús escolares deben de ser revisados por un nutricionista.(GETTY IMAGES )

Madrid

De primero, arroz con tomate y salchichas; de segundo, merluza al horno con mazorquitas. El menú escolar del martes es de sopa de cocido y pollo al ajillo con patatas. El miércoles, alubias pintas con verduras y hamburguesa con queso y nachos. “La mazorca es un cereal, no una verdura, que brilla por su ausencia. Una hamburguesa con queso y nachos no es adecuado y, ¿qué cantidad de verduras pueden llevar las alubias? No mucha. Las verduras que deben tomar los niños y los adultos es bastante mayor que todo eso”. El análisis es de la nutricionista y dietista, Natalia Moragues, del centro Alvida. De postre, recomienda siempre fruta. Muchos centros dan a elegir entre una pieza de fruta y algo dulce como natillas, yogurt de sabores o flan de huevo. Que sea casero no siempre es sinónimo de saludable.

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La ley estipula que los menús escolares sean avalados por nutricionistas, aunque en ocasiones su margen de maniobra para incidir es escaso. “Supervisamos los menús, pero no con tanta posibilidad de toma de decisión”, explica la nutricionista y dietista infantil, Rebeca Pastor de My Personal Food. Sostiene que la pirámide de alimentación ha quedado obsoleta. El llamado plato de Harvard es la referencia ahora para los nutricionistas, donde las verduras, frutas y hortalizas tienen más peso.

La distribución de la comida en un plato saludable, según Harvard.

La distribución de la comida en un plato saludable, según Harvard.

La pirámide de alimentación se estudia en los libros de texto y puede llevar a confusión. “El niño ve cereales y lo que va a buscar son los del supermercado cuando esos en realidad son un producto comestible, no un alimento sano. Un cereal es un arroz, una avena, un trigo, centeno que no lleven nada. Si asociamos cereales a los del súper o al pan de molde los niños creen que es eso lo que deben comer”, afirma Rebeca.

Cerca de 1,7 millones de niños comen en el colegio en nuestro país. Rebeca y Natalia supervisan menús escolares y repasan algunos de los errores más habituales que intentan solventar.

  1. Escasez y ausencia de verduras y hortalizas. “No las utilizan como base de la alimentación, sino como guarniciones”, explica Rebeca y Natalia afirma que la cantidad que deben tomar los niños y los adultos es bastante mayor.
  2. Poca fruta y casi siempre la misma. “Son tan repetitivas que no motiva comerlas. La presentación deja muy que desear. A veces un frutero bien puesto les puede llamar la atención más que unos trozos de manzana mal puestos”, dice Rebeca.
  3. Exceso de azúcar. “Les dan yogurt de postre, pero, ¿qué tipo de yogurt? Los de sabores llevan el equivalente casi a dos azucarillos. En ese caso prefiero que se coman una manzana. Les estamos trasladando a los niños conceptos erróneos”, afirman.
  4. Salchichas y derivados cárnicos. Es habitual que los ofrezcan, a pesar de estar desaconsejados por la Organización Mundial de la Salud que vincula su consumo con el riesgo de desarrollar algunas enfermedades.
  5. Pescados de poca calidad nutricional y de sabor. Los empanados o rebozados no se pueden considerar pescado de calidad, tampoco los que son tipo panga. Los motivos son tanto nutricionales como de sabor. “Es más barato, pero no tiene nada que ver con los otros. Si decimos que a los niños les cuesta comer pescado y le ponemos una panga, les costará más comerla”.
  6. La calidad de los alimentos deja a veces que desear. Afecta sobre todo a la carne y el pescado. Ambas aplauden que cada vez más centros opten pon servir pasta integral. Otra asignatura pendiente es que el pan también lo sea.
  7. Preparación poco apetecible. Rebeca es una firme partidaria de cambiar las técnicas culinarias. “Pensamos que como es un comedor, vale todo. Comida de zafarrancho como si estuvieran en la mili. Si un niño se queda todos los días en el comedor y la comida no está rica, puede desencadenar una mala relación para el futuro”, dice Natalia.
  8. Platos repetitivos. Poca variedad y tendencia a repetir los platos idénticos cada semana.
  9. Alimentos procesados. Un alimento procesado tiene un sabor muy elevado. No son saludables y provocará que no aprecien el sabor de una ensalada o una menestra.
  10. Obligarles a comer. No se debe hacer. A la larga trae un problema de relación con la comida que no es beneficioso. Frases como “hasta que no te lo comas no te levantas de la mesa” son contraproducentes. “Si el niño casi no ha comido, las familias les echan la culpa a los monitores. Para que coman, los platos deben de estar ricos. Me he encontrado casos de protestas de los padres porque del comedor se levantan sin comer la mitad de los niños. Ahí hay que ver lo que está fallando. A veces los padres tienen miedo de hablar con el colegio”, dice Natalia.
La dietista y nutricionista, Natalia Morages.

La dietista y nutricionista, Natalia Morages. / N.M.

Los monitores deben de motivar a los niños, nunca obligarles a comer. “Eso no puede ocurrir en un centro educativo. Los dietistas y psicólogos deberían dar pautas a los monitores. Son ellos los que están en contacto con los niños”, cree Rebeca.

No pretendas que tus hijos coman brócoli si tú nunca lo comes

“Si hasta los tres años han comido siempre sabores y texturas parecidas, luego les costará más probar otras cosas y que les guste”, explica Natalia que aconseja que desde pequeñitos se acostumbren a comer lo más parecido a los adultos. “Así cuando crezca, será más fácil que disfruten con todos los alimentos, hay niños que con 3 años siguen tomando casi todo triturado”, asegura.

A la consulta de Rebeca llegan padres con esta petición: “Le traigo a mi hijo para que le diga que se coma la verdura y la fruta”. “Pero, ¿cómo le vamos a decir al niño eso si a ti no te ve hacerlo? No pretendas que tus hijos coman brócoli si tú nunca lo comes”, le contesta.

La regla de las tres P para comer verdura

Un menú adecuado siempre contiene un primer plato de verdura u hortalizas. Para conseguir que se las coman, Rebeca aconseja aplicar la pauta de las P: preciosa, presente y pequeña.

“Si le pones el plato que a ti te gustaría que se comiera de verduras salteadas, no lo va a hacer. Presente es que siempre haya verdura de primero. Preciosa, que esté bien presentada, que sea bonita”, cuenta.

Los menús poco apetecibles hacen que los niños rechacen la comida.

Los menús poco apetecibles hacen que los niños rechacen la comida.

Los niños no ven comer a sus padres

Si los hijos desayunan mientras los padres recogen, luego comen en el colegio, y la cena la hacen antes para irse pronto a la cama, se da la circunstancia de que nunca ven comer a sus padres. Es algo que preocupa a Rebeca porque dificulta implantar unos hábitos y relación saludable con la comida.

“Los fines de semana, si están con la familia o hijos, ellos suelen comer primero y aparte para no molestar. Los niños no ven comer a sus padres. Eso hace que no podamos establecer hábitos alimentarios saludables en familia. Por la noche los niños se acuestan temprano y los padres esperan a que estén dormidos para cenar tranquilos y hablar de sus cosas. Parece que los niños nos molestan. Entonces, ¿para qué tenemos hijos? Yo hablo mucho de la unidad del equipo. Somos un equipo. Si yo tengo una dificultad le pido ayuda a mi marido y a mis hijas y al revés también. Con la comida es igual”, asegura Rebeca, convencida de que dar ejemplo es la mejor forma de enseñar. 

Maika Ávila

Maika Ávila

Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...

 
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