Casado quiso que Mañueco fuera Ayuso y le salió mal, su problema ahora es Vox

Pablo Casado quiso que Alfonso Fernández Mañueco fuera Isabel Díaz Ayuso y le salió mal. Mañueco se quedó en Mañueco y Casado tiene un problema y el problema se llama Vox que, con permiso de Soria Ya, es el claro vencedor de las elecciones de ayer. La ultraderecha, Santiago Abascal, tiene en su mano al PP, a Pablo Casado. Y ya anoche le mandó un primer recado, le asignó la Vicepresidencia de la Junta a su candidato.

El mensaje que el PP quiere instalar desde anoche es el del nuevo ciclo electoral imparable, como titular para los suyos puede estar bien, pero está completamente alejado de la realidad. Casado convocó estas elecciones convencido de poder reeditar la gesta de Ayuso, reforzar la mayoría de Mañueco y, por qué no, incluso alcanzar la mayoría absoluta. Este era el cuento de la lechera, pero el cántaro se rompió con una victoria pírrica, 31 procuradores, solo dos más que los anteriores comicios y a diez de la mayoría absoluta y con perdida de votos incluida. Así que el PP necesita de otra u otras fuerzas para gobernar y los números salen con la ultraderecha. Y este es otro efecto de la mal diseñada jugada de Génova, de tener a Ciudadanos como socio es probable que acabe teniendo a Vox.

Mañueco ayer quiso camuflar lo que le espera. "Voy a hablar, voy a dialogar con todos", dijo, pero los números solo le salen con uno y este uno empieza a poner sus condiciones. Lo destacábamos anoche, la ultraderecha profundamente anti autonomista, quiere sentarse en un gobierno autonómico y el PP va a abrirle las puertas para ello.

Y en el bloque de la izquierda, el PSOE no hace ningún drama del fracaso de ayer, tampoco está tan lejos del PP en votos, y el escenario que se abre ahora le puede ser propicio. Si la ultraderecha forma parte del gobierno en Castilla y León con un candidato desconocido, que no puede pasar en Andalucía, siguiente parada del ciclo electoral, con una candidata, esta ya si reconocible, Macarena Olona. Pero aun así, los resultados de ayer reflejan el problema que tiene el PSOE, al PP la ultradrecha le suma para gobernar, el PSOE no suma con nadie, Unidas Podemos, su socio de coalición en el gobierno central perdió uno de los dos procuradores que tenía.

No creo que las elecciones de ayer abrieran un nuevo ciclo electoral, pero las prisas de Casado van dibujando un mapa preocupante. Si el PP se convierte en socio de gobierno de la ultraderecha, pierde el PP, pero también perdemos todos porque pierde la democracia. Y si Casado no tiene complejos para aceptarlo ya sabe Moreno Bonilla lo que le espera.

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