¿Qué pasa si Rusia corta de repente el suministro de gas a la UE?
Rusia es el primer suministrador de gas de Europa y el Kremlin ha amenazado en los últimos días con prohibir su exportación
Madrid
"Europa consume alrededor de 500.000 millones de metros cúbicos de gas al año y el 40% proceden de Rusia. Durante décadas, Rusia ha sido un socio confiable, pasara lo que pasara. E incluso ahora, Gazprom cumple plenamente con sus compromisos contractuales, sus obligaciones de entregar gas a Europa", recordaba este martes el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, antes de soltar la amenaza: "Rusia tiene todo el derecho a tomar medidas si se imponen sanciones a sus exportaciones energéticas, como establecer un embargo al gas que llega a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1". Apuntó además que con sanciones mutuas sobre el gas "nadie gana" pero considera que "los políticos europeos, con sus reclamos y acusaciones" les están empujando a ello.
El reparto de ese gas ruso en Europa es muy desigual. Los países del este son grandes dependientes del mismo y Alemania llega a importar el 65%, por lo que su ministra de Exteriores alertaba de lo que eso supondría: "Si prohibimos la importación de petróleo y gas ruso, en unos días se para el país". En España, solo el 8% del gas que recibe procede de Rusia por lo que, lejos de ver peligrar su suministro podría ser la puerta de entrada de gas a otros países de la Unión.
Mientras el presidente ruso, Vladímir Putin, firma un decreto de "medidas especiales" para garantizar la economía de Rusia entre las que autoriza al Gobierno a prohibir exportaciones de productos y materias primas, el gigante ruso de la energía Gazprom asegura que continúa suministrando gas a Europa con normalidad a través de territorio ucraniano. Eso sí, a precios récord: se han alcanzado los 3.892 dólares por mil metros cúbicos en el precio del gas que se envía Europa y la empresa advierte ya de mayores subidas. Así que todo hace apuntar que, el suministro está garantizado pero el gas se seguirá pagando cada vez más caro.
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Bruselas busca alternativas
La economía rusa depende de esas exportaciones por lo que lo más probable es que esa amenaza no pase de ahí, pero Bruselas ya se ha puesto a trabajar en alternativas. La Comisión Europea pretende rebajar en dos terceras partes las importaciones de gas ruso de aquí a final de año y su presidenta, Ursula von der Leyen, anunció este miércoles que el bloque ha comprado suficiente gas natural licuado como para ser independiente de las importaciones rusas hasta el final del invierno. Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano, apuntaba en Hoy por Hoy que es necesario "tener un máximo de reservas de gas en verano" y aplicar "medidas fuertes de despliegue de las renovables". Pero además, considera indispensable que Bruselas intervenga en los costes: "Se va a intentar mitigar ese impacto de precios. Si no se hace nada, es cuando vamos a tener una espiral fuerte de precios. El coste sería altísimo en términos inflacionarios", advierte.
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El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, pidió este miércoles a los ciudadanos europeos que "bajen la calefacción en sus casas", porque hay que "pagar un precio" por "cortar el cordón umbilical" con la economía rusa por la guerra en Ucrania. Incluso pidió que "todo el mundo haga un esfuerzo individual en recortar el consumo de gas, igual que recortamos el consumo de agua cuando hay sequía e igual que cuando nos ponemos una máscara para combatir el virus". El equipo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, está convencido de que bajando tan solo un grado la temperatura en casa se puede hacer mucho y es que, un decálogo reciente de la Agencia Internacional de Energía (AIE) señala que si se bajase un grado la temperatura de las viviendas europeas, la importación de gas ruso caería un 6,5%, por lo que parece que la reducción del consumo sí es una herramienta útil para reducir la dependencia de Rusia.
"Si hay que intervenir el mercado, se interviene"
La Comisión Europea estudia si poner un tope al precio del gas en el pool eléctrico, una medida que bajaría considerablemente el coste y que se puede hacer de forma inmediata en cuanto Bruselas dé luz verde. Jorge Morales de Labra, director de Próxima Energía, recordaba en Hora 25 de los Negocios, que España tenía fijado un precio máximo de los precios hasta que se vio obligada a eliminarlo por imposición de Bruselas hasta 2021: "Durante 22 años se venía haciendo y justo se ha quitado cuando más falta ha hecho. El tope era de 180 euros el MW/h hasta julio del año pasado y durante todo ese tiempo esto jamás se habría podido producir. Las empresas, cuando ofertaban su energía, en la pantalla del ordenador no podían poner un precio superior a 180, porque se le rechazaba la oferta. Ahora que no lo teníamos esa limitación es cuando estamos viendo precios hasta de 700 euros el MW/h", explicaba el experto que se mostraba incrédulo de que esa iniciativa saliera adelante porque "hace desaparecer el mercado". Ahora, "todas las horas saldrían a 180 euros el MW/h", advierte Morales.
Esa medida solo se podía adoptar a nivel europeo pero, un día antes, la Comisión Europea presentó un paquete de medidas que permite al Ejecutivo español hacer lo mismo pero sin aplicar un precio pero con una vía indirecta: "Hasta el martes el Gobierno sí podía decir que la Comisión Europea no le dejaba hacer cosas, pero ya existe la posibilidad de hacerlo. Ahora bien, habría que eliminar los beneficios a las eléctricas. En España se hizo esto en septiembre pero duró 6 semanas, en octubre se revirtió la medida. Así que el Gobierno lo puede hacer pero tiene que ir frontalmente en contra de los beneficios de las compañías eléctricas", señala Jorge Morales. "Estamos en una situación de emergencia. Cuando estamos diciendo que el precio de la luz está a más de 400 euros el MW/h es que lo habitual es que esté a poco más de 40 euros, es decir, es 10 veces más. Eso, en una economía doméstica que suele pagar 100 euros de luz, ahora paga 1.000 al mes. Llévelo a una industria: de pagar 100.000 euros a pagar un millón de euros al mes, esto es lo que estamos viendo en este momento. Esto se lleva por delante toda la economía del país. Estamos en una emergencia en la que yo creo que es urgente tomar medidas excepcionales y si hay que intervenir el mercado, se interviene", sentenciaba el director de Próxima Energía en la SER.
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Lo que Jorge Morales ve más complicado es cambiar a corto plazo es el sistema de casación de energía actual que hace que, aunque el gas sea la energía utilizada menos utilizada en un país, entre otras como la eólica, la nuclear o la hidráulica, sea el que marque el precio. Un sistema que se pensó en su día para que hubiera incentivos a las renovables pero que está teniendo esa contrapartida en este momento: "Ese sistema trata de equilibrar la oferta y la demanda. Si tú sacas el gas que supone entorno al 20% de la producción eléctrica del país, cuando los compradores van a comprar energía no encuentran para todos, porque solo está disponible el 80%. Eso origina un descuadre y habría que ver cómo se distribuye de nuevo. Eso llevaría meses poderlo cambiar", explica.
España, puerta de entrada del gas a Europa
Si Rusia decide cortar el suministro de gas, España no saldría muy mal parado. Hasta el pasado mes de diciembre, Argelia era el principal suministrador de gas a España: "Después de que se cortara uno de los tubos que pasa por Marruecos que viene para nuestro país, ese suministro pasó del 40% al 25%, por lo que desde enero Estados Unidos supera a Argelia y ahora es nuestro principal suministrador", detalla Gonzalo Escribano. Nuestro país cuenta con 6 puertos con capacidad de regasificación para recibir el combustible que llega por barco de otros países. Una de las opciones que se baraja es que España pueda ser la puerta de entrada de gas a Europa pero Escribano ve un claro problema de interconexiones: La capacidad que tiene España para transportar ese gas es muy limitada, porque tenemos dos tubos muy chiquititos con una capacidad muy limitada con Francia. Esos tubos que se utilizaban para importar gas desde Francia ahora se utilizan para exportar gas desde España pero esa es la capacidad que tenemos, tampoco tenemos muchas interconexiones eléctricas", recuerda, así que de momento descarta que podamos poner "nuestra capacidad excedentaria en servicio de la seguridad energética común".
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, por su parte, reivindica que una nueva interconexión de gas con Francia, que contribuiría a garantizar el suministro al centro y norte de Europa, no la pague el consumidor de gas español: "Desde esa visión europeísta de solidaridad con los demás, la pregunta es quién paga una interconexión para garantizar la seguridad de suministro del centro y norte de Europa", cuestiona.