'El libro de la selva': un encuentro entre el sueño y la realidad en la fantasía colonial
La selva tiene sus leyes y sus historias, algunas terribles y salvajes, pero nadie las cuenta como Kipling
'El libro de la selva': un encuentro entre el sueño y la realidad en la fantasía colonial
Rudyard Kipling nació en 1865 en Bombay (la India) donde su padre, oficial del ejército británico, estaba destinado. Trabajó como periodista, experiencia que influiría en su estilo literario, directo y muy preciso. La obra de Kipling fue reconocida por la crítica y el público contemporáneo, le ofrecieron diversas condecoraciones que siempre rechazó. Solo aceptó en 1907 el Premio Nobel de Literatura, siendo el primer británico en obtenerlo. Murió en Londres, en 1936. Sus restos reposan en la Abadía de Westminster, honor reservado a los hombres ilustres del Imperio Británico.
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Dejó más de 250 historias cortas, como 'El libro de la selva' y 'El segundo libro de la selva', 800 páginas de versos y cinco novelas, entre los que están títulos tan conocidos como 'Kim', 'Capitanes intrépidos' o 'El hombre que llegó a ser rey', dos obras que ya os hemos contado en 'Un libro una hora'. Publicó 'El libro de la selva' en 1894. Es un disfrute y una sorpresa constante. Aquí descubrimos a Mowgli y a muchos otros personajes que creíamos conocer ya. Pero no. La selva tiene sus leyes y sus historias, algunas terribles y salvajes, pero nadie las cuenta como Kipling.
El reto de crear historias para niños
Al escribir sobre los animales y como ellos, Kipling perseguía ser admitido de nuevo en el mágico y privilegiado universo de los lectores infantiles, cosa que también se aprecia en el tono fraternal con el que se dirige al niño. Le encantaba el reto de crear historias para niños, a quienes consideraba un público "bastante más importante y exigente" que el de los adultos. 'El libro de la selva', quizá la más conocida de las obras maestras de Kipling, y ha tenido un impacto más trascendental en nuestra fantasía con la creación de Mowgli, el niño lobo. Su estructura, que integra la saga de Mowgli en otras historias más realistas de animales, representa el encuentro entre sueño y realidad; con ello Kipling buscaba construir una esfera infantil de juego e imaginación, lejos del mundo laboral de los adultos, con la forma de la selva de Mowgli.
'El libro de la selva' es, en primer lugar y ante todo, una historia de animales, cuya vida va íntimamente ligada a la sociedad humana y a los asuntos del Imperio británico. Muchos de los personajes del reino animal de Kipling están inspirados en los animales que conoció en la India. Por ejemplo, "una mangosta completamente salvaje", según Kipling, "solía acercarse y sentarse en [su] hombro en [su] despacho de la India", y se convirtió en el modelo de la heroína de "Rikki-Tikki-Tavi". El narrador reconoce en el prefacio su "deuda" para con los diversos animales que le proporcionaron de primera mano relatos de historias maravillosas, y se presenta a sí mismo como un simple "recopilador" de esas asombrosas historias.
El verdadero ingenio de 'El libro de la selva'
El verdadero ingenio de 'El libro de la selva' reside en la combinación de relatos realistas de animales, situados en el mundo contemporáneo, con la consagrada tradición de las fábulas de animales. En estas, sobre todo en la tradición literaria occidental, los animales se crean para representar tipos humanos, y sus historias son, tácitamente, reflexiones o sátiras de aspectos diversos de la sociedad humana. Este desdoblamiento de la figura animal nos permite leer 'El libro de la selva' como una alegoría de, por ejemplo, el imperialismo, la política racial, la infancia o cualquier otro tema que nos interese encontrar en el texto. En cuanto se publicó 'El libro de la selva'. Kipling fue aclamado como el Esopo de su época.
La selva de Mowgli se presenta como un espacio de amistad y hospitalidad en el que las diferentes naciones y razas coexisten en armonía bajo la autoridad suprema del hombre blanco. Los animales amigos de Mowgli, por tanto, representan sujetos coloniales que respetan la ley y que no pueden ni quieren desobedecer al hombre blanco, encarnado en la figura masculina de Mowgli (especies aparte). En palabras de John McClure: "Estar por encima pero integrado, ser obedecido como un dios pero amado como un hermano, ese es el sueño de Kipling en relación con el gobernante imperial, un sueño que Mowgli consigue alcanzar". El hecho de utilizar animales, que pueden ser domados y que no replican en la lengua de los humanos, facilita la construcción y la perpetuación de esa fantasía colonial.
Este artículo contiene varios fragmentos de la introducción de Kaori Nagai a la edición de Penguin Clásicos