Las explicaciones de Rubiales y Piqué son una tomadura de pelo

Llevamos 48 horas escuchando las explicaciones del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, sobre los contenidos de esos audios de WhatsApp, en los que se pone negro sobre blanco el verdadero motivo por el que la Supercopa de España, que implica, como ya saben, solo a equipos españoles, se juega en Arabia Saudí. Algo nos imaginábamos, y entiendan la ironía, por mucho que Rubiales insistiera en que llevar la Supercopa a un país con un régimen dictatorial, era para ayudar a mejorar las condiciones de la gente, sobre todo de las mujeres, que viven bajo ese régimen. Pero claro, la obscenidad de escuchar los motivos, millones y millones bien repartidos entre los protagonistas, es estomagante.

Rubiales se ha paseado por radios y teles, para presentarse como víctima de una persecución, de lo de llevarse el dinero y el torneo a Arabia Saudí, nada de nada. Bueno, sí, que gracias a él las mujeres saudíes tienen ahora baños en los estadios. Gracias de parte de esas mujeres. Tampoco le genera ningún problema al otro protagonista de las conversaciones, a Gerard Piqué. Donde mucha gente ve problemas éticos, él ve dinero, palos y palos de dinero. Da igual que él sea jugador de uno de los equipos implicados, que en el reparto de millones unos equipos salgan más beneficiados, el suyo por ejemplo, que le pida favores al presidente de la Federación aprovechando su posición... Da todo igual, el negocio es el negocio.

No nos vamos a sorprender a estas alturas, pero hay que denunciarlo, sí, porque acostumbrarse y anestesiarse ante comportamientos y actitudes como estas nos convierten en una sociedad mucho peor. No puede haber connivencia ni mediática ni por parte de los aficionados. No puede dejarse pasar el blanqueamiento de una autocracia árabe como la de Arabia Saudí, donde se pisotean los derechos de las mujeres, donde se ordena el asesinato de periodistas, donde se persigue a los homosexuales. El fútbol no debe estar por encima del resto del mundo. Es posible que el negocio de la Supercopa sea legal, seguro, pero hay límites que no deberían traspasarse y no sé por qué, al fútbol se le permite y no se cuestiona, como si sus reglas fueran aparte.

Las explicaciones de Rubiales y Piqué quizás sean suficientes para el mundo en el que ellos se mueven, pero son una tomadura de pelo para el resto.