De la secallona que come Georgina Rodríguez a un templo budista: los motivos por los que Graus te sorprenderá
La capital de Ribagorza será sede del foro de 'La España Despoblada' que celebrará la Cadena SER el próximo 14 de octubre para dialogar sobre el reto demográfico
Barbastro
La capital de La Ribagorza, Graus, que albergará el foro de La España Despoblada que celebrará la Cadena SER el próximo 14 de octubre, es uno de los municipios más reconocidos y visitados de la provincia de Huesca, tal y como indican los últimos datos de 2021, cuando se registraron 11.674 consultas en la Oficina de Turismo. Ubicado en la confluencia de dos ríos Ésera e Isábena, Graus puede considerarse un relevante exponente en materia de turismo, patrimonio, naturaleza, tradición o gastronomía.
El gran patrimonio histórico y natural que atesora la Villa de Graus cuenta además con una embajadora de excepción, la longaniza, además de otros grandes productos de enorme calidad y muy apreciado en las mejores y más selectas mesas del país, como el diamante negro, la exquisita trufa de la variedad Tuber melanosporum.
La longaniza de Graus, con etiqueta de calidad
La Longaniza de Graus tiene nombre propio, numerosísimos reconocimientos gastronómicos y un sello propio de calidad, C’Alial, marca de garantía de calidad que otorga el Gobierno de Aragón. Los productos con el sello de C’Alial constituyen la mejor y más completa muestra de la gastronomía aragonesa.
Históricamente, en la villa de Graus y su entorno más próximo son varias las carnicerías que trabajan en la elaboración de este delicioso embutido. Dentro de la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus encontramos charcuterías como Casa Maella, fundada en 1415, la carnicería más antigua de Aragón. Otras dos empresas familiares más conforman esta asociación: Embutidos Aventín, con más de 60 años de trayectoria; y Embutidos Artesanos Melsa, que supera los 160 años. Tal es el compromiso con la tradición de la longaniza que los productos usados para realizarse mantienen un estricto compromiso con la pureza de los ingredientes y la máxima exigencia de su manipulado.
La longaniza y la agroalimentación suponen un importante motor económico para la localidad, ya que dan trabajo a muchos vecinos y permiten asentar población en esta zona de la Ribagorza.
En el plano turístico, este producto también se ha convertido en un gran atractivo. Desde hace 30 años, el último fin de semana del mes de julio se celebra en Graus el Día de la Longaniza, que desde 2013 es considerada Fiesta de Interés Turístico de Aragón. Cada año, en esta cita se cocinan 500 metros de embutido -marca incluida en el Libro Guiness de los Récords en 1997- en una enorme parrilla y una brasa que supera los 25 metros cuadrados. La Fiesta de la Longaniza concentra a miles de visitantes y turistas que se acercan hasta Graus para ver como una grúa da la vuelta a la gigantesca parrilla y posteriormente se corta en porciones y se reparte con pan local a todos ellos.
Un patrimonio arquitectónico de gran belleza
Aunque Graus va mucho más allá de la longaniza. Este municipio posee también una historia y un patrimonio que puede llenar páginas y páginas de libros y guías. Se trata de una de las poblaciones más antiguas que formaron el Reino de Aragón y que, además, alberga yacimientos como el de Las Forcas que refleja que ya hubo actividad humana en la prehistoria.
Sin embargo, fue en la época del medievo cuando la villa comenzó su auténtico desarrollo. Actualmente aún se conservan algunos restos de la muralla que cercaba el pueblo en el conocido como Barrichós (barrio de chos o de Abajo). Todo el entramado de callejuelas que conforman el casco histórico de Graus acaba llevando a la Plaza Mayor, considerada de las más bellas de Aragón, con su forma pentagonal irregular y con portadas decoradas, agrupa en diferentes tipos de arquitectura muy bien conservada.
Destaca entre ellas el Ayuntamiento con su arquería en ladrillo mudéjar al más puro estilo renacentista aragonés, que data del siglo XVI. Sus plazas y calles conservan unas joyas de tal magnitud que merecieron la declaración de Conjunto Histórico-artístico en 1975.
La arquitectura religiosa de Graus también es parte de su rico patrimonio, contando entre ellas con la Iglesia de San Miguel de origen románico y que custodia el crucifijo del Santo Cristo que San Vicente Ferrer donó a la villa. También encontramos en la localidad la Basílica de la Virgen de la Peña que, tal y como indica su nombre, está levantada bajo la Peña del Morral y tiene un estilo gótico-renacentista.
También posee otros monumentos, entre los que destaca el dedicado a Joaquín Costa, ilustre aragonés que fue político, jurista, economista periodista e historiador que, a pesar de ser nacido en Monzón, pasó su infancia en Graus y también los últimos días de su vida.
Con un enorme tesoro cultural
Los museos también son parte importante del acervo cultural de la localidad. Graus cuenta con varios de ellos, que albergan una impresionante colección del patrimonio de la ciudad y los municipios del entorno. El Espacio Pirineos, donde se celebra el foro, es el de mayor envergadura. Nació como una iniciativa social, cultural y turística del Ayuntamiento y se materializó en la esmerada rehabilitación de la antigua iglesia de la Compañía.
Junto a él, el Museo de Iconos, instalado en las salas superiores del santuario de Nuestra señora de la Peña, reúne imágenes religiosas de oriente y occidente. Finalmente, el Museo de Historia y Tradición acerca al rico patrimonio etnológico de la Ribagorza.
Núcleos atractivos y un templo budista
El patrimonio de Graus no acaba en los límites del pueblo ya que, además de capital comarcal, es la cabecera de un gran municipio que engloba numerosos pueblos pequeños y aldeas rodeadas de una naturaleza con fértiles tierras de cultivo y bosques mediterráneos.
Comenzando por el noroeste se encuentran las sierras de Grustán y Panillo, que poseen entre otras muchas cosas el despoblado de Grustán o el templo budista Dag Shang Kagyu en Panillo, uno de los principales lugares de oración para los seguidores del budismo tibetano en nuestro país. Por el otro lado, el nordeste cuenta con el conjunto histórico de La Puebla de Fantova, y con monumentos como la ermita de la Virgen de las Rocas de Güell, una de las primeras construcciones románicas de Aragón. Finalmente, al sur del núcleo de Graus destacan las yeserías mudéjares de la parroquial de Juseu y la ermita del Santo Cristo de Aguinaliu, un legado declarado Patrimonio de la Humanidad en 2003.
Una naturaleza en esplendor
El principal río de la localidad, el Ésera, actúa como eje uniendo las diferentes divisiones del núcleo de Graus, pero a su vez ejerce de protagonista y de recurso principal para las tierras de cultivo de la zona y sus frondosos bosques.
Graus actúa como puerta de entrada hacia el Pirineo y cuenta con una diversidad paisajista destacable.
Para conocer el entorno, se proponen muchas rutas de senderismo, una de las actividades deportivas más destacas en la zona, contando con una amplia oferta de senderos como el GR1 o Sendero Histórico, o el Camino de Santiago por Ribagorza.
La más reconocida y frecuentada es la Ruta de los Miradores, que recorre el entorno de Graus ofreciendo las mejores vistas de la población y que descubre rincones recónditos muy curiosos. Y para los atrevidos que no quieran dejar sus pies en el suelo, Graus también ofrece alternativas verticales como la subida a La Peña del Morral a través de la vía ferrata.
La Ribagorza ofrece también 30 de rutas balizadas para realizar con bicicleta. Y es que, la localidad de Graus acoge también una de las pruebas ciclistas más multitudinarias de España, la Marcha Cicloturista Puertos Ribagorza
Georgina Rodríguez, la ‘influencer’ que come secallona
Evidentemente, todo el público que acoge la localidad necesita lugares donde poder hacer una parada para comer o descansar. Existen diferentes establecimientos donde degustar los alimentos que nos ofrece la zona, uno de los más conocidos, el Hotel Lleida. Ubicado en el pueblo desde 1875, recientemente disparó todos sus índices de popularidad tras el estreno de la serie “Soy Georgina” en Netflix, donde la protagonista, Georgina Rodríguez, confesó haber trabajado hace más de 10 años. La ‘influencer’ aparecía en su serie paseando por el municipio de Graus y entrando en el establecimiento en el que pasó unos meses desempeñando uno de sus primeros empleos. Con la emisión de esta serie de entretenimiento, las ventas de secallona, una de las modalidades de la longaniza de Graus se dispararon, con pedidos desde todo el mundo.
Pero Graus y su oferta gastronómica ganan protagonismo por si solos. Como buen pueblo de la zona oriental de Aragón, uno de los platos destacados es el ternasco, la trucha de río y los productos extraídos de la matacía del cerdo, como las tradicionales tortetas.
La trufa negra es otro de los productos estrella a la altura de la fama de la longaniza en el municipio de Graus. La Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Aragón eligen la villa para hacer un mercado todos los sábados desde diciembre hasta marzo. A su vez, los visitantes pueden degustar y apreciar el sabor de este hongo de la mano de los restaurantes de la provincia.
Y para acabar con el menú, Graus también destaca por su repostería. Los turrones realizados artesanalmente, los pastillos y crespillos tradicionales, el chocolate o la miel son destacables dentro de la gastronomía grausina.
Empapados de tradiciones
Si hay algún rasgo que define a la villa de Graus es su pasión por la tradición. Tradición que aflora especialmente en sus festividades en honor al Santo Cristo y San Vicente Ferrer, celebradas del 12 al 15 de septiembre y que tal es su singular relevancia que fueron declaradas de Interés Turístico Nacional en 1973. Entre sus peculiaridades, destacan las coreografías de los danzantes, al son de los gaiteros o con las espadas en la mano; o el espectáculo satírico-burlesco de “la Mojiganga”.
Ya en octubre, la víspera de los domingos, del Día del Pilar y de Todos los Santos, realizan el Rosario de la Aurora y la Despierta. Un recorrido cantando por las calles de Graus en altas horas de la madrugada con faroles y campanetas.
EL municipio ofrece muchas posibilidades a sus vecinos, y también a los visitantes y amantes de la gastronomía, de la tradición o de los entornos naturales y es el principal enclave de un territorio mágico cargado de historia, que merece la pena conocer.