Miguel Campos, el canario que liberó París de los nazis: "Sus cartas nunca llegaron, no pensamos que estuviera vivo porque hubiera contactado con mamá"

Santa Cruz de Tenerife

Esta semana, el Gobierno de la República Francesa ha rendido homenaje a los 23 combatientes fusilados por el Tercer Reich durante la ocupación nazi de París. En una vigilia en el Mont Valérien, y presidida por Emmanuel Macron, el país ha honrado la figura de Missak Manouchian, líder del batallón y cuyos retos se reubicarán en el Panteón de los Hombres Ilustres. Un espacio reservado a la memoria de quienes defendieron la libertad en la que, por vez primera, entrará el nombre de un español: Celestino Alfonso.

El salmantino es una muestra de los ciudadanos españoles que, huyendo del franquismo, ingresaron en el ejército de liberación del país galo. Combatientes, entre los que se encuentra un amplio grupo de jóvenes canarios que participaron y perecieron en la liberación de la ciudad de París. Uno de ellos era de Tenerife. En concreto, del pueblo de Güímar. Su nombre era Miguel Campos y su "delito" para el movimiento militar, pertenecer a un sindicato. Panadero de profesión, Campos estaba afiliado a la Asociación Obrera de Güímar. "Tenía mucha relevancia sindical cuando se produjo el golpe de Estado", apunta Fabián Hernández.

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Hernández, junto a Carmen Góngora, Aarón León y Octavio Rodríguez, es el autor de 'Miguel Campos Delgado, héroe y mito de La Nueve' (Ediciones LeCanarien). Nada más producirse el golpe de Franco, la Guardia Civil y los adeptos al régimen fueron en su búsqueda. No tuvieron la suerte de encontrarlo. "Cuando vio la patrulla, cogió su bicicleta y se esconde en Santa Cruz, allí permanece hasta que en septiembre lo ven y lo detienen", explica Hernández. Miguel se había casado en Candelaria. Su mujer provenía de una familia de La Gomera y tras vivir en la villa mariana, volvió a su Güímar natal para trabajar en su propia panadería.

Ya detenido en la capital tinerfeña, pasó a la detención provincial hasta que en el año 1937 fue reubicado "en la prisión de Fyffes". "Cuando estaba en esta prisión, a su mujer la detienen junto a su cuñada, llevaban a su hija más pequeña que aún era lactante", recuerda el escritor. Según sus investigaciones, ambas ingresan en La Orotava mientras Miguel continúa en la reconvertida empaquetadora de plátanos. Allí permanece hasta que, en el año 1939, con el final de la Guerra Civil, es enviado a Cádiz.

Túnez, Normandía y París

"Lo llevaron a la península con un grupo de más de 300 detenidos, y desde Cádiz, nuevamente, al protectorado español de Marruecos", señala. Allí conformaría junto a "muchos canarios" un batallón para reconstruir el protectorado, hasta que consigue escapar. "Luchó contra los nazis de Túnez, y ya metido en las fuerzas de liberación, él y otros canarios participaron en el desembarco de Normandía", explica. Y, posteriormente llegaría la ciudad de París, escayolado y sobre el primer todoterreno que entró en la ciudad (como se puede comprobar en la instantánea que se ofrece en esta pieza).

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Teresa Campos tiene 86 años. Es su hija, era aquella lactante presa en La Orotava y recuerda aquellos años en los que esta información no existía, cuando solo eran ilusiones por volver a verlo. Emocionada, reconoce en la antena de Radio Club Tenerife que le supuso "una gran pérdida". "Pero también es una gran alegría conocer estos detalles porque tenemos algunas noticias de las que no sabíamos nada", comenta entre lágrimas. Matiza que su "gran pena" es que su madre no haya conocido los detalles. "Había luchado por tener noticias, también mis hermanas", apunta.

"Pensamos que podría estar vivo"

Tras la batalla en París, Miguel Campos participó en la campaña de Alsacia. Según las investigaciones del escritor y sus colegas, el güimarero desaparece del plano. Se creía que había muerto. Pero aparecen unas cartas donde Miguel trata de ponerse en contacto con su mujer. Pero jamás llegaron. No se sabe qué ocurrió con él, ni donde están sus restos, aunque en el libro apunta que pudo haber fingido su muerte para reunirse con su familia. "Pensamos que podría estar vivo, a mí me parecía imposible porque nos hubiera buscado y se hubiera puesto en contacto con mi madre, en el fondo sabía que eso no podía ser", lamenta su hija.

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Pese a las adversidades, Teresa reconoce que no le faltó una figura paternal. "Lo único que echaba en falta era mi padre, vivía con mis abuelos, eran maravillosos, tenía también a mis tíos, no echamos en falta la figura masculina porque son mi familia", señala, nuevamente, entre lágrimas. Cuando ve esa instantánea de la entrada en París no puede dejar de emocionarse. "Siento mucha emoción y mucha pena también, sobre todo, la pena de saber algo de mi padre, hace mucho que no teníamos noticia, eso fue indescriptible", apunta.

Homenajes de La Nueve

Teresa cumplirá 87 años en junio entre el recuerdo de su infancia. "En mi casa nunca se hablaba de política ni nada de eso, era ajeno a nosotros", apunta. Junto a sus hijos ha visitado París hasta en tres ocasiones donde los veteranos y familiares de La Nueve han rendido tributo a los combatientes. Esta historia es solo una muestra de la de otros tantos canarios, que aún sin identidad, dejaron las islas por obligación y lucharon por su libertad.