¡Cuidado con el calor extremo! Estos son los efectos en niños y mayores

Cuenca

De cara a este fin de semana se anuncia la primera ola de calor en España con temperaturas de 40 grados en algunos territorios. En el espacio de la Escuela de Salud que coordina Beatriz Hernández y que emitimos los miércoles cada quince días en Hoy por Hoy Cuenca, nos hemos preguntado sobre los efectos psicológicos del calor extremos en las personas, desde los más vulnerables como niños y ancianos, hasta aquellos que tienen problemas de salud mental. Las respuestas las aporta la neuropsicóloga de la asociación Párkinson Cuenca, Gracia Valiente.

Efectos más comunes

Muchos de los efectos atmosféricos como la humedad, la presión atmosférica o las horas de la luz solar pueden afectarnos a nivel psicológico. Y el calor no es menos. Se ha estudiado si puede afectar a nuestro rendimiento cognitivo y emocional y, efectivamente, existe relación entre ellos ya que regular la temperatura es una tarea importante que tiene que realizar nuestro organismo y el hecho de tener que enfriar el cuerpo requiere de mucha más energía que calentarlo, lo que nos lleva a hacer peor otras tareas cognitivas y emocionales.

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Cuando el calor que experimentamos es extremo, de igual modo que nuestro cuerpo suda, se marea. También en nuestro cerebro pasan cosas porque dormimos menos y ya sabemos que no descansar por la noche no trae nada bueno durante el día, nos encontramos más cansados, más irritables, más agresivos, mas desinhibidos, más inquietos…

En general, se incrementan los niveles de estrés y ansiedad porque aumentan los niveles de adrenalina y el cuerpo se mantiene mucho tiempo en estado de alerta y listo para huir de algo malo.

Salud mental y emocional

El verano es una de las estaciones más esperadas por todos y puede traernos a nivel psicológico cosas buenas y cosas malas. Por ejemplo:

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-Que haya más horas de luz hace que nuestro cuerpo produzca más serotonina, comúnmente conocida como la hormona de la felicidad, y eso nos ayuda a nivel emocional.

-Normalmente también pasamos más tiempo en la calle, hacemos más actividades, nos aprovechamos más de la vitamina D lo que refuerza nuestro sistema inmune.

-Aumenta nuestra vida social lo que hace que se reduzca el estrés.

Pero, aunque el verano nos trae muchos beneficios, el problema lo encontramos cuando las temperaturas son extremas y aparecen las olas de calor. Ahí es cuando aparecen los cambios negativos en nuestra salud mental y emocional.

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Diferencias individuales

Igual que cada persona desafiamos una misma situación de diferente manera, por nuestras habilidades de afrontamiento, habilidades sociales, experiencias previas, la manera de enfrentarnos al calor extremo y las consecuencias psicológicas que ello acarrea, son diferentes. Igual que la manera de prevenirlo, pues hay gente más atenta a ello y pone medios para que el calor le afecte lo menos posible.

Efectos a largo plazo

En general, los lugares donde los climas cálidos o gélidos predominan, al final los humanos nos acabamos adaptando a las condiciones del entorno, pero como no todo el mundo se adapta de igual manera, esos efectos a nivel psicológico que hemos comentado antes, en vez de puntuales, se vuelven crónicos, lo que hace mucho más difícil su manejo y reducción.

Rendimiento cognitivo

Un ejemplo: se ha comprobado que las personas que estudian en verano con aire acondicionado rinden mejor en los exámenes que las personas que no lo tienen. A partir de los 25 grados los resultados ya son significativamente peores y a partir de los 36 el desempeño es muchísimo peor.

Lo que tenemos claro es que el calor hace que nos cueste mucho más tiempo tomar decisiones complejas o, dicho de otra manera, nos apetece pensar menos y ser más lentos. Además nos damos antes por vencidos cuando hacemos una tarea y cometemos más errores ortográficos, gramaticales y de cálculo, así como nos hace tener más confusión mental, etc.

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Minimizar los efectos negativos

Como hemos comentado antes quizá lo más importante es conocernos, saber cómo en otras ocasiones nos ha afectado el calor y las consecuencias que tiene en nosotros y prevenirlo con todos los trucos anti-calor que conocemos de sobra. En este caso barreras más del ambiente (aire acondicionado, agua, etc.) y en el caso de no poder evitarlo, saber qué el calor nos afecta y que nos cambia, hacer una pequeña autoexploración y pedir perdón, tomarnos un tiempo y alejarnos un poco, buscar la calma y actividades que nos relajen o tranquilicen.

Niños, ancianos y salud mental

Generalmente, las personas mayores de 65 años tienen más riesgos de verse afectados por los calores extremos. Conforme nos hacemos mayores, el cuerpo se ralentiza y no nota con tanta facilidad las altas temperaturas, eso hace que no se produzcan o no se atiendan como deberían las señales del calor. Del mismo modo, las personas con problemas cognitivos graves o problemas para expresar sus necesidades, tendrán más dificultades para expresar que se encuentran mal por el calor.

Por eso, cuando una persona mayor, un niño o una persona con problemas graves de salud mental sufre un golpe de calor por temperaturas extremas, además de los síntomas físicos como el dolor de cabeza, boca seca, náuseas o mareos, también aparece desorientación y confusión, insomnio, somnolencia diurna y cansancio excesivo, lo que podría agravar los síntomas de demencia o deterioro cognitivo que pueden tener las personas adultas mayores.

Además no cuentan con la habilidad de aplicar las estrategias de prevención o acción contra ese calor extremo con el que se encuentran.

Prevención y consejos

No nos cansamos de repetir cada año que es muy importante la prevención. No es una sorpresa que en verano hace calor y debido al cambio climático, cada año aumentan un poco más las temperaturas, llegando a tener olas de calor muy fuertes. Sabiendo que esto ocurre, hay que tomar precauciones que nos eviten exponernos a tanto calor: modificar horarios, mantenernos en lugares frescos, estar hidratados, consumir alimentos ligeros, ropa adecuada…

No solo a nosotros mismos si no a las personas que tenemos alrededor y que cuidamos, que quizá no pueden hacerlo por ellos mismos.