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El arte de la tonelería: la magia de las barricas para crear los grandes vinos

Tonelería Duero nos descubre el arte de un oficio ancestral que aporta al vino aromas, equilibrio y personalidad

El arte de la tonelería: la magia de las barricas para crear los grandes vinos

El arte de la tonelería: la magia de las barricas para crear los grandes vinos

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Cuenca

En el espacio Vino, cultura y gastronomía, de la Denominación de Origen Uclés, nos adentramos en uno de los oficios más antiguos y, al mismo tiempo, más desconocidos del mundo del vino: la tonelería.

Las barricas no son simples recipientes; son parte esencial de la crianza del vino, responsables de dotarlo de matices, aromas y complejidad.

Para conocer mejor este arte, hablamos con Mercedes Calvo Herrero, gerente de Tonelería Duero, una empresa ubicada en Avda. Portugal 104, en Aranda de Duero, Burgos, (duero@toneleria.es), donde la tradición y la precisión artesanal siguen marcando el ritmo del trabajo diario.

En Tonelería Duero la tradición y la precisión artesanal siguen marcando el ritmo del trabajo diario.

En Tonelería Duero la tradición y la precisión artesanal siguen marcando el ritmo del trabajo diario.

En Tonelería Duero la tradición y la precisión artesanal siguen marcando el ritmo del trabajo diario.

En Tonelería Duero la tradición y la precisión artesanal siguen marcando el ritmo del trabajo diario.

La madera, el alma de la barrica

“El roble es la madera más utilizada hoy en día, pero no siempre fue así”, explica Calvo. “Antiguamente se hacían barricas de muchas maderas distintas: castaño, pino, cerezo, nogal… incluso de caoba en algunos casos”.

Con el tiempo, el roble se impuso como la madera ideal por su porosidad, resistencia y capacidad para aportar aromas agradables al vino. No obstante, no toda la madera del árbol sirve: “Solo se utiliza el duramen, la parte más interior y dura del tronco. La albura, que es la zona más cercana a la corteza, no tiene los compuestos necesarios y no ofrece estanqueidad”, señala.

Con el tiempo, el roble se impuso como la madera ideal para la tonelería.

Con el tiempo, el roble se impuso como la madera ideal para la tonelería.

Con el tiempo, el roble se impuso como la madera ideal para la tonelería.

Con el tiempo, el roble se impuso como la madera ideal para la tonelería.

Roble francés o americano

Aunque se hable de roble francés o americano como si fueran especies distintas, en realidad pertenecen al mismo género Quercus, aunque con matices.

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“El roble francés suele ser Quercus petraea o Quercus robur; en España también tenemos Quercus pyrenaica, y en América trabajamos con Quercus alba”, explica la tonelera.

El roble americano, de crecimiento más rápido, aporta notas a coco, canela, clavo o piña, mientras que el francés ofrece matices más elegantes, con aromas a vainilla. El roble español, por su parte, da un carácter más complejo y distintivo.

En Tonelería Duero el proceso sigue siendo eminentemente artesanal.

En Tonelería Duero el proceso sigue siendo eminentemente artesanal.

En Tonelería Duero el proceso sigue siendo eminentemente artesanal.

En Tonelería Duero el proceso sigue siendo eminentemente artesanal.

La fabricación: entre el fuego y el agua

En Tonelería Duero el proceso sigue siendo eminentemente artesanal. “Nos ayudamos de maquinaria, pero el toque humano es lo que determina si una barrica es apta o no. Igual que ocurre con el vino, la mano del artesano sigue siendo insustituible”, afirma Calvo.

Tras un proceso de secado natural de dos a tres años, las duelas (tablas de madera) se curvan con la ayuda del calor del fuego y el vapor del agua, dando forma a la barrica. En ese momento comienza uno de los pasos más delicados: el tostado.

El secreto del tostado

El interior de la barrica se somete a calor directo controlado, un proceso que transforma químicamente los taninos naturales de la madera.

“Ese tostado genera aromas a pan y almendra tostada, e incluso notas de regaliz o especias”, comenta Mercedes Calvo.

Según su intensidad, ligero, medio o fuerte, el vino adquiere diferentes matices. Además, la propia barrica permite una microoxigenación que ayuda a redondear el vino y prolongar su vida.

Tradición, ciencia y pasión

La tonelería es un arte que combina precisión, paciencia y conocimiento profundo del vino. En cada barrica se encierra una historia: la del bosque donde creció el roble, la del artesano que le dio forma y, finalmente, la del vino que madurará en su interior.

“Cada barrica es única”, concluye Mercedes Calvo. “Y si está bien hecha, puede transformar un vino bueno en un vino excepcional”.

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 

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