Cuenca celebra 50 años de libertad y de lucha para recuperar la memoria
Testimonios clave en la recuperación de la memoria histórica y la defensa de la democracia
Cuenca repasa 50 años de libertad y de lucha para recuperar la memoria
Cuenca
El 20 de noviembre de 1975 España iniciaba un camino incierto hacia la libertad. Medio siglo después, aquella fecha sigue marcando el debate público, especialmente en territorios donde la memoria histórica ha tenido un peso profundo.
En la provincia de Cuenca, ese ejercicio de recordar, documentar y dignificar se ha construido gracias a la labor constante de militantes, asociaciones y familias que nunca renunciaron a la verdad.
Para recorrer estos 50 años y analizar cuánto se ha avanzado y cuánto queda aún por conquistar, en Hoy por Hoy Cuenca hemos conversado con tres voces imprescindibles: Ángel Valiente, militante histórico del PSOE; Máximo Molina, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca; y Pepe Gorgues, presidente de la asociación La Gavilla Verde, dedicada a rescatar la memoria de la guerrilla antifranquista.
Un día que lo cambió todo
El país entero vivió la muerte del dictador entre la esperanza y el miedo. Así lo recuerda Ángel Valiente, quien a sus veinte años cumplía el servicio militar en Melilla. “No era un sitio propicio para descorchar botellas”, dice con ironía. “Pero la euforia la llevábamos en el corazón”.
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Aquel 20 de noviembre, explica, coincidía además con la tensión provocada por los acuerdos sobre el Sáhara, lo que mantenía a los militares en alerta. “Estábamos en una permanente guardia con munición real. Había una enorme expectación”.
Valiente provenía de una familia represaliada. Su padre fue condenado a seis años de cárcel sin pruebas ni cargos fundamentados, algo habitual en los consejos de guerra franquistas. En su casa, recuerda, incluso se llegó a reunir clandestinamente un grupo de militantes comunistas para reorganizarse en la comarca.
Cinco décadas después observa los avances logrados con matices: “Nuestra ilusión era recuperar la libertad y homologarnos con Europa. La transición fue un logro, pero también hemos vivido retrocesos ideológicos preocupantes. Lo vimos cuando Aznar habló de una ‘segunda transición’ que ahora entendemos que buscaba recuperar un orgullo de vencedores que no ayuda a la reconciliación”.
Una democracia con asignaturas pendientes
Para Máximo Molina, presidente de la ARMH de Cuenca, el análisis es más crítico. Tenía solo nueve años cuando murió Franco, pero recuerda la atmósfera de su casa: “Había una mezcla de alegría y miedo. Nunca es razonable alegrarse de la muerte de nadie, pero todos sabíamos lo que significaba”.
Molina sostiene que España ha avanzado, pero no lo suficiente para hablar de una democracia completamente reparadora. “La dictadura pasó a democracia y esta aceptó todas sus leyes, dándoles un espaldarazo jurídico. Muchas de ellas deberían ser nulas de pleno derecho”.
Cita ejemplos de expolio patrimonial, como el Pazo de Meirás o casos documentados en Castilla-La Mancha. “Cuando el ejército sublevado mata, roba más. Hay familias a las que se les quitó todo. Y eso todavía sigue sin resolverse”.
Memorial a los represaliados por el franquismo en el cementerio de Tarancón (Cuenca). / ARMH Cuenca
La búsqueda interminable
La ARMH lleva más de dos décadas trabajando en exhumaciones. En la provincia de Cuenca se han recuperado alrededor de 500 cuerpos, aunque solo se han identificado treinta y cinco. “Ahí está el gran problema”, denuncia Molina. “Las exhumaciones avanzan, pero las identificaciones están atascadas. Necesitamos mucho dinero porque el daño es enorme”.
Un ejemplo reciente evidencia el alcance del desafío. “La semana pasada nos llamó una familia por una nueva fosa en Poveda de la Obispalía”, relata. “A Patrocinio Ayala, secretario de la UGT, lo mataron el mismo día que entraron las tropas franquistas. Lo golpearon, lo reventaron y lo enterraron en el cementerio civil sin más. Y allí sigue”.
El caso ni siquiera estaba registrado. “Por eso hablamos siempre de cifras provisionales. No sabemos cuántos más habrá. Esto no para”.
Los símbolos franquistas
Otra batalla abierta es la retirada de vestigios franquistas. Pese a la Ley de Memoria Democrática, Molina lamenta que el avance es lento y desigual. “No se ha desarrollado el decreto que regula los símbolos. Y eso permite que se obstaculice la ley sin caer en prevaricación”.
En Cuenca quedan numerosos ejemplos: la placa homenaje a los caídos en la iglesia de Buendía; la fuente de Villar del Águila con el lema ‘Francisco Franco hizo esta fuente’; o calles que siguen homenajeando a dirigentes franquistas. Incluso hay casos de retrocesos, como el ocurrido en Horcajo de Santiago cuando un alcalde justificó mantener la calle José Antonio “porque podría ser cualquier José Antonio”. “Es una excusa de muy escaso nivel intelectual”, opina Molina. “Sin una normativa clara, la desafección crece”.
La guerrilla antifranquista
Si hay un ámbito particularmente olvidado en la memoria democrática española es el de la guerrilla antifranquista, los llamados maquis. Quien mejor conoce esa historia es Pepe Gorgues, presidente de La Gavilla Verde, asociación con sede en Santa Cruz de Moya. “Han pasado 50 años y la memoria democrática no se ha recuperado como debía”, afirma. “España sigue siendo una anomalía en Europa”.
¿Por qué costó tanto reconocer a los guerrilleros? Gorgues lo explica con claridad: “La estrategia del franquismo fue transformarlos en simples bandoleros. Ese relato caló. Mucha gente mayor aún piensa que eran delincuentes, cuando eran luchadores por la libertad”.
A ello se sumó, dice, un vacío educativo enorme. “Nadie contó su historia de forma oficial. Por eso todavía hay personas de 30 o 40 años que no saben quién era La Pasionaria. Es increíble”.
Homenaje al Guerrillero Antifranquista en Santa Cruz de Moya (Cuenca). / La Gavilla Verde
Santa Cruz de Moya: un lugar de memoria
La Gavilla Verde lleva casi cuatro décadas trabajando para rescatar esa parte de la historia. Sus Jornadas del Maquis han reunido cada año a supervivientes de la guerrilla, familiares, historiadores y jóvenes que buscan comprender el pasado.
“De lo que más orgullosos estamos es de haberles dado a los guerrilleros la posibilidad de contar su historia”, señala Gorgues. “Venían felices porque nunca habían podido hablar. Santa Cruz de Moya se convirtió para ellos en un lugar de referencia”.
Este trabajo se ha consolidado con la creación del Centro de Interpretación de la Guerrilla de Levante y Aragón (CIGA), destinado a recibir colegios, institutos y universidades. “La educación es fundamental. Si los jóvenes supieran realmente lo que fue el fascismo, muchas ideas extremas perderían atractivo”.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado su carrera profesional en la SER