La lección del Orfeón Arandino

La reunión mantenida este miércoles entre comunidad gitana y Policía Nacional es histórica. No solo porque no se recuerda nada parecido en la villa, sino sobre todo porque ha sido un ejemplo en el que deberían mirarse otras instituciones y colectivos a la hora de resolver conflictos y evitar su enquistamiento. Lo que vimos este miércoles fue un ejercicio real de escucha y diálogo, que no significa que una parte convenza a otra, ni que unos asuman íntegra la posición de los otros. De hecho al finalizar, cada parte continuó manteniendo la valoración que tenían, distinta, sobre los hechos ocurridos. Pero esas diferencias se dejaron a un lado para centrarse en lo importante, que es el futuro.

Y para ello es imprescindible la escucha real, la que permite, sin tener necesariamente que cambiar de opinión o postura, tratar de entender la de la otra parte y buscar los puntos de acuerdo que permitan construir lo que es importante para ambos. No es fácil, porque para ello hay que evitar recrearse en los errores del otro y los agravios propios, hay que ser humilde y reconocer lo que uno mismo hizo mal para pedir disculpas, pero todo es posible si se tiene claro que el objetivo es el futuro.

En este caso nadie garantizaba que fuera a salir bien el intento. Y pese a todo pusieron voluntad y ganas. Y lo han conseguido. Enhorabuena y a por el siguiente reto, el de convencer a los jóvenes o no tan jóvenes que aún no lo entienden de que merece la pena pensar en colectivo.