"Nos da miedo a ir solas a casa, muchos chicos no aceptan un no": los jóvenes de Aranda hablan sobre la igualdad

Aranda de Duero

Aún queda mucho por avanzar como sociedad para lograr la ansiada igualdad entre hombres y mujeres, pero al menos se han conseguido significativos avances. Es lo que reconocen tres jóvenes arandinos que se han dado cita este 8 de marzo en nuestros estudios, y que nos han deleitado con una tertulia muy enriquecedora, en la que también queda patente las muchas circunstancias a las que se enfrentan las mujeres mas jóvenes de nuestro entorno. Marta, Alejandra y Samuel han sido espontáneos y claros sobre la situación.

¿Por qué no puedo ser yo la siguiente?

"Comparado con las generaciones anteriores es obvio que hemos avanzado, pero no hemos alcanzado la igualdad completa. Aún, como chica de 17 años, no puedo volver sola a casa un sábado a las 12 de la noche sin sentir miedo o escuchar ciertos comentarios o situaciones que no reflejan igualdad. Hay situaciones que se dan en violaciones, agresiones, que te da ese miedo de pensar.... ¿Por qué no puedo ser yo la siguiente, si soy igual que la chica a la que le ha pasado? Para evitarlo, primero creo que hay que educar en igualdad", explica Marta. "Existe una evolución, yo detecto que en general los chicos de nuestra edad están más informados. Somos una generación que ha nacido en internet y con más acceso a la información; eso ha hecho que la sociedad sea más feminista", añade Alejandra, haciendo un análisis muy interesante a continuación. "La balanza nunca se ha equilibrado, y ha ido de un extremo a otro. En los últimos años se ha vivido en algunas ocasiones un feminismo radical que ha creado corrientes contrarias, pero no las protagonizamos nosotros, sino generaciones más antiguas. El feminismo tiene muchas corrientes, incluso en Madrid se separan las manifestaciones, pero para mí el feminismo es igualdad entre hombres y mujeres. Para otros pensamientos ya hay otros nombres, como hembrismo", dice, reconociendo que "he sufrido situaciones de entorno, no son todos los chicos, pero sí los suficientes como que para que todas hayamos vivido alguna situación".

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Babosos, miradas y rechazo no correspondido

"Las noticias son diarias, y eso genera miedo. Siempre avisamos a nuestras amigas cuando llegamos a casa y al revés. El miedo no se va", reconocen ambas. Mientras, Samuel reconoce que "he visto chicos siguiendo a chicas en casa paso que dan, e incluso en nuestras calles". Una de ellas advierte que "los chicos muchas veces no entienden un no, te insiste una y otra vez, hasta que es un amigo el que tiene que meterse de por medio a tenerle que decir que se vaya, que ya le han dicho que no". "Ya no es solo que te acosen, es que te babosean, te miran desde lejos. Si digo no, es no. Y me jode que tenga que venir un chico a decirle que se vaya para que lo haga", añade su compañera, que critica la situación que se vive en otros países "donde las mujeres son propiedad de padres y luego de sus maridos".

Desigualdades y prototipos

Tras debatir sobre la situación de las personas trans, donde difieren con varios puntos de vista, la charla ha derivado en las desigualdades. "Nunca he escuchado eso de 'no estudies eso que es de chicos'. Imponer unas cuotas que obliguen a que haya un 50% en trabajos carece de sentido. Deja que la gente estudie lo que pueda y quiera. Seguiremos viendo más enfermeras que enfermeros, por ejemplo. Pero no hay carreras de hombres ni de mujeres. Si haces cómputo de sueldos hay diferencia, y no es porque se pague diferente por lo que tengo entendido, sino porque nosotros entendemos puestos 'peores pagados'", dicen.

Educación diferente

¿Se educa diferente? "Sí pero de forma inconsciente. El miedo que tenemos nosotros lo tienen mis padres. Porque es mayor a que a mi hermano le pase algo. Pero creo que mis padres intentan que no se note diferencia. Y no hay que educarnos a no tener miedo, sino educarles a ellos a que no pasemos miedo", dice Alejandra. "En mi caso somos dos hermanas. Si salimos un viernes en breve nos dicen que llamemos, o que avisemos y vienen a por nosotras si hace falta. Sería diferente si tuviera un hermano, es así", añade Marta. Mientras, Samuel, explica que "yo que tengo una hermana, soy más mayor y mis padres se centran más en ella, le preguntan si va bien, por dónde va, e intentan controlar que no tenga miedo y que no guarde nada si tiene algún miedo o algo", y que él también se preocupa.

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Samuel es el primero en ayudar a todo en casa. Las tareas domésticas "no estereotipan a nadie; yo friego y un hombre es capaz de hacerlo". En eso también se ha evolucionado, pero aún queda algo. "Ocurre pero nos cuesta interiormente. Mis padres se reparten las tareas. Voy a casa de mi abuelo, que cocina y es independiente, y ahí estamos en el limbo de la progresión hacia unas tareas domésticas iguales, pero en otros lugares se sigue viendo que son las mujeres las que aún tienen que encargarse de ello", sentencian, en una charla que puede reproducirse al completo en el audio superior.