Tudanca: el obrador de Aranda que triunfa por toda España
Conocemos el trabajo diario y totalmente artesano de una firma que se ha convertido en una referencia a nivel nacional
Tudanca: el obrador de Aranda que triunfa por toda España
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Aranda de Duero
Son las ocho y media de la mañana. Madrugar para algunos... y mediodía para otros. Porque desde las 5 horas todo el equipo del Obrador de Tudanca, sito en las traseras de su pastelería en la calle Manuel y Cebas, se pone la bata y el gorro, y antes ya lo ha hecho quien se encarga del pan. Entre tanto vaivén de palmeras, churros, cruasanes, o tartas (entre otras elaboraciones), se halla Hugo González, el encargado. "Aquí nunca te aburres", dice sonriente, entre que mira a un teléfono que apenas deja de sonar. Y tiene razón. Porque todos tienen las manos en la masa (y nunca mejor dicho). "Venimos y lo primero que hacemos es mirar los pedidos que tenemos, que no solo es el área Tudanca, sino todas las tiendas que son clientes. Todo lo que tiene que ver con bollería, churros y demás lo hacemos primero para repartirlo, y después seguimos con tartas y pasteles. Hemos llegado a tener un catálogo con referencias casi inabarcables en cuanto a pasteles de bocado, con unos 40 sabores, tartas... Por lo que hemos ido creciendo a grandes pasos", explica.
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Trabajar en Tudanca -en este área lo hace una quincena de profesionales, sin contar quien atiende los establecimientos- es formar parte de una gran familia que a base de esfuerzo se ha hecho hueco a nivel nacional. "Llegaron de Burgos en 1914, ya ves, hace casi 110 años, y a día de hoy aún hay productos que trajeron que siguen entre nosotros", detalla González, en referencia por ejemplo a las yemas y empiñonados. Y cabe destacar que todo producto que se hace en el obrador; es puramente artesanal. "Aquí no ves prácticamente máquinas, y no hay una línea de producción, porque todo es artesano; eso al final se nota", recuerda.
Un hojaldre adorado
Pero si hay algo que triunfa allá por donde va, es el hojaldre. Se consume en Santander, Málaga, o Valencia. Es ADN de Tudanca. Primero están los plastones, que se estiran, laminan y doblan como una manta. Al hornearse, genera todas esas capas interiores que le hacen irresistible. Y esas bandejas en las que quedan se congelan para que cualquiera que lo compre a lo largo y ancho del país solo deba meterlo al horno. "El hojaldre tiene una receta que, como dice Jesús Tudanca, guardamos celosamente en nuestra caja fuerte. Es un hojaldre que se basa en las mejores materias primas del mercado, y luego personal que sepa cómo tratarlo. No es solo darle mantequilla, que es un ingrediente básico, sino que hacemos un mix de grasas unido a la mantequilla, que es lo que le da ese toque tan delicado en el paladar, y que marida tan bien entre dulce y salado", apostilla.
Una gran familia
El dinamismo cohabita con la experiencia y el buen ambiente que se respira en el obrador. "Hay trabajadores que llevan en la empresa 40 años. Son gente que sabe cómo se han hecho las cosas desde un inicio, y hay que hacerles caso, porque saben qué recetas seguir -y se mantienen desde entonces, mientras otras se innovan-. Aquí sabes que tienes un trabajo muy dinámico, tienes que tener una base de conocimiento claro, pero se puede ir rodando y aprendiendo con esas recetas que se tienen que quedar aquí, no pueden salir fuera", ríe González. "La familia Tudanca siempre pasa por aquí para ver cómo están las cosas, aportando clientes y sabiduría. Eso también hace que todo salga adelante", añade.
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Para chuparse los dedos
Pilar, una de las 'veteranas de guerra' -se jubila la próxima semana- prepara las milhojas de merengue. "Esto es estacional, hay que probarlo ahora porque en verano ya no estará en venta", recuerda. Y es que además de aquello que es habitual (del día a día), hay momentos del año en los que fluctúan los pedidos y los encargos cambian. Ya saben, San Valentín, dulces de Semana Santa, comuniones y bodas, Sonorama, Navidades... Y cada semana es un mundo. Los fines de semana los pedidos aumentan, por eso de lunes a viernes se van adelantando los preparativos.
Nur se encarga de las tartas y lleva cuatro años en Tudanca. La de tres chocolates es más demandada, pero hay sabores para dar y tomar, nunca mejor dicho. "Preparamos las capas interiores a falta de la capa final, que es la que hace que esté lista. Tenemos mousse de pistacho, caramelo, café, oreo...", describe, reconociendo que es un trabajo muy laborioso, aunque con buenas recetas y materias primas. "La tarta de café lleva una crema inglesa que hay que hacerla y dejarla reposar 24 horas para finalizarla el día siguiente", ejemplifica.
Y como deseo a futuro, ¿qué pueden pedir en Tudanca? "Queremos seguir creciendo, seguir yendo a más, llevando nuestros productos por toda España y manteniendo siempre la esencia de hace 100 años, pero dando también ese toque moderno a otros muchos productos encaminándonos a lo que pide la gente. Y queremos que los pueblos de la zona tengan más cerca esos productos que realizamos con tanto cariño y pasión", sentencia González, con lógicos aires de orgullo por el equipo que le rodea, y por contribuir a que una familia tan querida en la Ribera del Duero sea conocida allá por donde va.
La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.