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Merecidas vacaciones, también para las mascotas

Crece el número de hoteles caninos y de alojamientos que aceptan mascotas en sus instalaciones

Centro canino Can-poo que funciona como guardería para que los dueños dejen a sus mascotas alojadas mientras se van de vacaciones, en la imagen el dueño del centro, Miguel Ángel Barcenilla, con alguno perros alojados en el centro / Brágimo ICAL

A. Míguez / ICAL

Cuando quedan menos de dos semanas para el inicio oficial del verano, se nota ya un cierto ambiente estival y es el momento de empezar a planificar las vacaciones. Es, entonces, cuando las personas que tienen una mascota se enfrentan a una importante disyuntiva. Deben elegir si llevarla con ellos de viaje o dejarla en una guardería o un hotel canino. En cualquiera de los dos casos, cada vez las opciones son más variadas y accesibles. Esto se debe, no solo al creciente número de familias con mascotas, sino también a la mayor preocupación por el bienestar de los animales de compañía. Muchos de quienes eligen un hotel o guardería canina para su “mejor amigo” lo hacen motivados por los servicios complementarios que ofrecen más allá del alojamiento como, por ejemplo, los paseos diarios, la alimentación personalizada, el cuidado veterinario e incluso, los servicios de peluquería y estética.

Lo saben bien en el centro de adiestramiento y residencia canina ‘Can-poo’ de Aguilar de Campoo (Palencia) cuyas reservas se disparan durante el verano. “Nosotros enviamos vídeos a los dueños todos los días y les informamos constantemente de cómo está el animal para que se queden tranquilos. Quienes ya lo han probado, han comprobado lo placentero que resulta poder disfrutar de sus planes sabiendo que el animal está perfectamente atendido y feliz”, explicó su responsable, Rocío Fernández. En ese sentido, insiste en que tener un animal es “una responsabilidad, pero no una limitación”. Por eso, y para que el perro pueda también disfrutar de sus vacaciones, disponen de piscinas, circuitos de actividades y zonas ajardinadas. “Nosotros jugamos con ellos durante todo el día. Aquí tienen lo que necesitan que es atención, diversión, actividad, compañía y descanso por la noche”.

Si, por el contrario, se opta por viajar con mascotas, también es cada vez más sencillo. De hecho, es suficiente con entrar en cualquier web de viajes para comprobar el auge de los alojamientos ‘pet friendly’ que prometen recibir a las mascotas como a cualquier otro huésped, ofreciéndoles comodidades y servicios especiales. Un ejemplo es ‘Paraíso Desconocido’, un conjunto de apartamentos turísticos en plena Montaña Palentina que ha sido reconocido con el premio ‘Travelguau’ como el mejor alojamiento para viajar con mascotas de toda España.

Su gerente, Tinín Fernández, insiste en que su secreto pasa por cuidar hasta el más mínimo detalle para conseguir una “estancia perfecta”. “Les tratamos a mimo. Dejamos una cesta preparada en la habitación con comida para ellos y algún snack saludable. Les encanta”. Tanto es así que cualquier animal, no solo los perros, son bien recibidos en estos apartamentos ubicados en Cardaño de Abajo. “La idea ha sido un éxito y de cara al verano casi siempre colgamos el cartel de completo”. Es una alternativa para que ellos también puedan disfrutar de unas merecidas vacaciones sin separarse de sus familias.

Transporte de mascotas

En cualquier caso, y sea cual sea la opción escogida, es importante saber que para poder viajar con animales hay que cumplir ciertas normas para evitar un posible accidente de tráfico. “El Reglamento General de Circulación nos permite transportar mascotas dentro de nuestros vehículos siempre y cuando no interfieran en la conducción, restrinjan la visión o la libertad de movimientos de los conductores o puedan distraerlos”, explicó el jefe provincial de Tráfico, Fernando Alonso. Para conseguirlo, existen instrumentos tales como los transportines, los arneses abrochados a los anclajes de los cinturones de seguridad o las barras o redes separadoras que impiden el acceso de la mascota al puesto del conductor. “Cualquiera de ellos son sistemas homologados”.

No utilizarlos constituye una infracción leve que puede ser sancionada con una multa de hasta 100 euros. En el caso de que las condiciones fueran “especialmente peligrosas”, podría constituir una “infracción de conducción negligente” castigada con hasta 200 euros. “No podemos olvidar que la interferencia de una mascota sobre el conductor puede ser la causa de un accidente de circulación cuyas consecuencias serán, probablemente, mucho más graves que la suma de las dos multas”, remarcó Alonso.

Cabe recordar, que la Ley de Protección Animal exige que, durante un viaje, los animales tengan garantizado el suministro de agua, el descanso, las necesidades fisiológicas así como un espacio suficiente y una temperatura y ventilación adecuadas. Una idea en la que insiste también, la veterinaria Marian Belloso desde la Clínica Veterinaria Argos de Palencia. “Si tienen calor se les puede mojar la zona de la nuca, alrededor de las orejas o se pueden poner toallas húmedas en el coche”. Hay que tener en cuenta que algunos animales se marean fácilmente y, por eso, hay que evitar darles de comer justo antes de emprender el viaje. Para estos casos, existen medicamentos que les pueden ayudar. “Son unos comprimidos que duran bastantes horas y evitan los vómitos y las náuseas. Eso sí, no acaban ni con los jadeos ni con la ansiedad”, aclaró Belloso.

Asimismo, es aconsejable llevar un kit de viaje con cualquier medicamento que pueda necesitar, darle un largo paseo antes de subirle al vehículo, realizar pequeñas paradas durante el trayecto y, por supuesto, no dejarle nunca solo dentro del coche y sin aire acondicionado porque podría provocarle un golpe de calor e incluso la muerte en tan sólo 15 minutos. A diferencia de los humanos, los perros no tienen glándulas sudoríparas en la piel. Las suyas están localizadas en las almohadillas de las patas y en la nariz y eso, es insuficiente para enfriar su cuerpo de manera efectiva. “En este sentido, hay que tener especial cuidado con las razas braquicéfalas como el bóxer o el bulldog porque tienen un paladar blando elongado y una tráquea estrecha, lo que les impide transpirar bien y son más propensos a sufrir los efectos de las altas temperaturas”, concluyó la veterinaria.

 
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