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Bernardo del Carpio, el héroe de Roncesvalles

Como buen personaje de leyenda y de romance medieval, su espada tenía nombre, era Durandarte (o Durandal). Se la había quitado al mismísimo Roldán, sobrino de Carlomagno, en la batalla de Roncesvalles

Los relatos de Lucas de Tuy y de Rodrigo Ximénez de Rada coinciden en muchos aspectos sustanciales sobre su vida y difieren en otros, lo que prueba la diversidad de versiones de la leyenda vigentes en la época. En uno y otro, Bernardo del Carpió nace según el primero, de unos amores ilícitos, y según el segundo, del matrimonio secreto del conde de Saldaña, don Sancho Díaz, con doña Jimena, hermana de don Alfonso II el Casto. En ambos, las relaciones íntimas de don Sancho y doña Ximena son castigadas con la prisión del conde en un castillo leonés y con la reclusión de la hermana del rey en un monasterio.

Casi todo lo ocurrido en aquellos siglos ha llegado a nuestros días difuminado entre la historia y la imaginación. La «chanson de Roland» eleva a epopeya al paladín de Carlomagno, pero obvia a Bernardo. En contrapartida, se escribió El cantar de gesta de Bernardo del Carpio en la segunda mitad del siglo XII ensalzando sus valores y exagerando su biografía. Ni Lope de Vega ni Cervantes se olvidan de Bernardo y añaden más elementos a su figura.

Tras la famosa batalla de Roncesvalles, Bernardo pide al rey asturiano que libere a sus padres y participa en más aventuras hasta que accedió a lo que solicitaba. Lo malo es que para cuando los liberó, el padre de Bernardo ya había fallecido en las mazmorras y su madre estaba muy enferma.

No se sabe cuándo ni cómo murió. Lo que se cuenta es que los restos de nuestro héroe reposaron en una cueva de la localidad palentina de Aguilar de Campoo, ubicada en la falda meridional de la Peña Longa, lugar cercano al monasterio de Santa María la Real. Aún es posible ver hoy una lápida de un antiguo sepulcro, bastante deteriorada en alguno de los largos periodos de exclaustración, desamortizaciones y abandono que propició el saqueo. Su inscripción no es muy legible pero el cronista fray Antonio Sánchez, que la debió ver cuando se encontraba en buen estado, transcribió: "Aquí yace sepultado el noble y esforzado cavallero Bernardo del Carpio defensor de España hijo de don Sancho Diaz conde de Saldaña i de la infanta doña Ximena hija del rey don Alonso el 2 llamado el Casto. Murió por los años de 850".

No se nos olvide que cuando Carlos I llegó a la península, en julio de 1522, ya coronado emperador, pasó por Aguilar de Campoo para visitar la tumba del caballero palentino y recoger su espada, la famosa «Durandarte», aquella quebradora de montañas. Si la quieren ver, vayan a la Armería del Palacio Real de Madrid. En otras versiones, dicen que fue a parar al fondo del lago Carucedo, en León.

 
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