Historias del coleccionismo: Funko, el último grito del coleccionismo
Muñecos cabezones, caricaturescos y con más de mil licencias, se han convertido en objeto de deseo de millones de personas
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Fuenlabrada
Hasta ahora hemos hablado de coleccionismo de cromos y cartas, tanto de deportes como de juegos coleccionables. Pero para despedir esta sección, queremos hablar del último fenómeno del coleccionismo: los Funko. Quizás la novedad más destacada y el gran exponente del coleccionismo de las nuevas generaciones.
Muñecos cabezones, que no dejan de ser una simpática caricatura de aquello que representan pero que van desde las princesas de Disney hasta las estrellas de la NBA, pasando por personajes de películas, videojuegos o grupos musicales.
Y al igual que ocurre en otros ámbitos como las cartas, la exclusividad también ha sido explotada por Funko, con versiones muy limitadas de diferentes figuras, repartidas en eventos privados o, incluso, retiradas de la producción tras un tiempo de comercialización, por lo que se convierten en objeto de deseo de los coleccionistas debido a que no volverán a fabricarse.
Nos ha acompañado en este viaje Raúl González, gerente desde hace más de dos décadas de la tienda especializada Rebellion en Móstoles (Madrid) y gran conocedor del mercado de Funko.
Cerramos así esta temporada de verano en la que hemos hablado de coleccionismo de cromos y cartas deportivas, de juegos de cartas coleccionables y de figuras exclusivas.