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Ocio y cultura

Los dioses también juegan

El juego es una forma de entretenimiento para los más pequeños y para grandes y pequeños, ofreciendo diversión hasta a los mismísimos dioses en muchas culturas

Los dioses también juegan

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Cuando uno habla del juego, puede pensar tanto en su infancia como en el entretenimiento más adulto, que puede abarcar un amplio abanico de opciones, desde los juegos de mesa hasta los llamados “juegos de azar”, a menudo asociados a una forma de pasar el tiempo puramente humana, pero, ¿acaso no es posible que los dioses también jueguen para pasar un buen rato?

En realidad, el concepto del entretenimiento, además de remontarse a tiempos de Sumeria, Egipto, Grecia o Roma, puede venir de algunas deidades, según establecen diferentes culturas. Es más, si uno se remonta a dichas civilizaciones, puede encontrar algunos ejemplos cuya herencia ha llegado a la actualidad, por no hablar de dioses a los que les gusta tomar partido y, bien ayudarnos en nuestra partida, o bien hacernos perder.

Dentro de los relatos en los que el juego se muestra de forma abierta, se pueden encontrar ejemplos hasta en la Biblia, en donde los soldados romanos echan a suertes el manto de Jesús durante la crucifixión. Sin embargo, si uno se traslada a Mesopotamia y observa el relato sobre el origen del mundo, recogido en el 'Enuma Elish', el propio dios del cielo, Anu, creó los Cuatro Vientos y se los regaló a Marduk para que se divirtiera, una afición que también se trasladaría a la civilización humana como forma de escapar de la rutina y las fatigas del trabajo diario. Por supuesto, todo el mundo podía disfrutar del juego, existiendo diferentes opciones en función de la edad, habiendo sonajeros para los bebés, armas de madera, muñecos y pequeños barcos para los niños más mayores y los dados para todas las edades, protagonistas en diferentes juegos e, inicialmente, utilizados en actividades derivadas de una antigua práctica adivinatoria que consistía en lanzar tabas de animales para ver de qué lado caían; con el tiempo, estas pasarían a ser sustituidas por dados y, sin dejar de usarse en el campo de los presagios, empezarían a emplearse en un contexto más lúdico, para el que se elaboraban con diferentes materiales en función del juego para el que se destinaran.

Aquí, se piensa que el juego más popular fue el llamado “juego de las veinte casillas”, que aparece documentado desde la Primera Dinastía de Ur (siglo XXV a. C). Consistía en una carrera en la que participaban dos jugadores con cinco fichas cada uno, con el objetivo de llegar hasta el final del tablero, avanzando con tiradas de dados mientras el oponente intentaba bloquear su avance. Además, esas fichas tenían nombre y había cinco casillas decoradas con una roseta, de las que se decía que daban buena suerte si una ficha caía en ellas.

Hay quien compara este juego con el Parchís. Además, había juegos coetáneos similares en otros territorios, como el senet egipcio, o el Oware, un tipo juego de tablero con fichas originario del África Occidental.

Si quieres saber más sobre la historia más mítica del juego, no te puedes perder la sección de hoy.

 
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