"Ya no queda nada, nos hemos quedado a cero": visitamos las zonas arrasadas por los incendios forestales en Vall d'Ebo y Bejís
La Cadena ser da voz a las personas afectadas cuando se cumple un mes de los peores incendios en una década
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València
La Cadena SER ha visitado las zonas de la Vall d'Ebo y Bejís afectadas por los incendios más devastadores de la última década justo cuando se cumple un mes desde que las llamas arrassaran cerca de 30.000 hectáreas. Hemos estado en La Marina, Alt Palància y Los Serranos para comprobar cómo ha cambiado la vida de los habitantes de esos pueblos tras el fuego.
Los datos definitivos de la conselleria de Medio Ambiente cifran en 17.352 hectáreas las afectadas por el incendio de Bejís y 10.857 en Vall d'Ebo. Los bomberos consiguieron frenar el avance de las llamas hacia los núcleos urbanos y casi todas las casas se pudieron salvar del fuego, pero no los cultivos. En esta zona, la mayoría de vecinos tienen campos, más grandes o más pequeños, que hasta ahora seguían cultivando. Es el caso de Teresa y su marido, Manuel, de Bejís, que más que económico nos cuentan que sus oliveros tenían un valor sentimental.
El 80 por ciento de los árboles que tenían se han quemado. Ellos esperan que las administraciones públicas les den algún tipo de solución, pero muchos otros ya han perdido toda esperanza y han decidido no replantar sus cultivos y abandonar los campos. "Si vuelve el fuego ya no quedará nada que quemar" o "Ya no queda nada, nos hemos quedado a 0" son algunas de las frases que más repiten.
Distintos incendios, misma situación
La situación un mes después del incendio de Bejís, se repite también en Vall d'Ebo. Sobre todo, las personas más mayores han perdido ya la esperanza en volver a ver el paisaje tal y como era antes y en recuperar sus cultivos. En ambos casos no son los primeros incendios que sufren las zonas, aunque sí los más graves.
El color que predomina ahora es el negro. La ceniza todavía persiste en muchas carreteras, sobre todo en los caminos menos transitados, y hay un silencio que, según los vecinos, no es nada habitual. Un silencio derivado del hecho de que las aves y otros animales que estaban en la zona se han ido o murieron durante el incendio. En Torás, muy cerca de Bejís, conocimos a Amparo, una vecina que lleva toda la vida viviendo allí. y nos explicó cómo ha cambiado el paisaje. Hay algo en lo que coinciden tanto en Bejís como en Vall d'Ebo: nunca antes habían visto algo así.
Empezar de cero
Los incendios no solo han afectado a la agricultura y la ganadería, también a otros negocios como el turístico. Son zonas muy frecuentadas por ciclistas y senderistas que hacen rutas por la zona. El incendio forestal les ha obligado a empezar de cero.
Es el caso de Mihail, regenta una casa rural en Margarida, a 15 kilómetros de Vall d'Ebo, desde hace 25 años. El incendio llegó en la semana del 15 de agosto, con lleno total, y tuvieron que cerrar durante varios días. A la vuelta todo había cambiado. Al principio notaron el apoyo de los clientes habituales. Sin embargo, un mes después las visitas han caído en picado.
Mihail explica que todo lo que tenían aprendido, las rutas, los lugares de visita, ya no sirven porque han ardido.
En todo caso ya estudian más formas de turismo en la zona y nuevas rutas que puedan atraer a los senderistas o ciclistas que vayan a su casa rural "L'Almàssera", ubicada en Margarida y abierta todo el año.
Pasar página
La actitud de Mihail es la de otras muchas familias que luchan por seguir adelante y por pasar página. Es el caso de José Miguel, un camarero en Torás que regenta una cafetería e insiste en que hay que pasar página.
También cuenta que estas últimas semanas hay mucho turismo post-incendio para ver cómo ha quedado la zona e incluso hacerse fotos para compartirlas en redes. Sin embargo, José Miguel teme que a medio plazo los senderistas dejen de acudir.
"Os necesitamos"
Mención aparte merecen los alcaldes de la zona, que han desarrollado un papel fundamental en los dos incendios forestales, que lo han dado todo y que tanto durante los incendios como después han reclamado que no nos olvidemos de sus municipios. Lo verbalizaba Leonor Jiménez, alcaldesa de Vall d'Ebo, que en unas declaraciones que se convirtieron en virales pedía a los turistas que vuelvan a sus pueblos. "Os necesitamos", pedía.
Son ayuntamientos muy pequeños, muchos de ellos están incluidos en la ruta 99 de pueblos con menos de 100 habitantes de la Comunitat Valenciana y, por tanto, su estructura también es mínima. Sus alcaldes no viven de su cargo y tienen otros trabajos que estos meses han tenido que dejar a un lado para atender la emergencia de los incendios.
Es el caso del alcalde de Tollos, un municipio de solo 44 habitantes censados, y en el que ha ardido el 90% de su término municipal. Felix Frau, que se quedó en el pueblo durante el desalojo para ayudar a los bomberos y a los servicios de Emergencias, ya que conoce mejor que nadie la zona y les podía indicar por dónde acceder a los frentes de fuego. Frau es autónomo y no pudo trabajar en todo el mes de agosto debido a las obligaciones como alcalde. La principal consecuencia: que, si no trabaja, no cobra.