Con voz y voto: la Comunitat Valenciana ante el 28MCon voz y voto: la Comunitat Valenciana ante el 28M
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Capítulo 2

El cambio climático y los fenómenos extremos, en el segundo capítulo de 'Con voz y voto: la Comunitat Valenciana ante el 28M'

La realidad del cambio climático obliga a las administraciones públicas a tomar medidas y algunos asuntos como el trasvase Tajo-Segura, la gestión forestal o las Zonas de Bajas Emisiones serán temas que tendrán que abordar los Gobiernos autonómicos y municipales que salgan de las urnas

Capítulo 2: El cambio climático y los fenómenos extremos

Capítulo 2: El cambio climático y los fenómenos extremos

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València

El clima de los últimos años en la Comunitat Valenciana está marcado por los eventos extremos: desde gotas frías que anegan comarcas enteras y provocan víctimas mortales y daños millonarios, hasta incendios forestales incontrolables, marcados por temperaturas tan altas y humedad tan escasa que las tareas de extinción se vuelven excesivamente complicadas.

Lo hemos visto hace nada. Apenas ha empezado la primavera y ya hemos tenido el primer gran incendio forestal del año, en el Alto Mijares, en Castellón. Un incendio de los denominados de "sexta generación", que sobrepasan la capacidad de los servicios de extinción, y que ha arrasado más de 4 mil hectáreas de bosque.

En el segundo capítulo de 'Con voz y voto: la Comunitat Valenciana ante el 28M' abordamos los retos del cambio climático y cómo desde las administraciones públicas tratan de luchar contra él con efectividad o adaptarse al nuevo clima.

&quot;Sanidad pública y la encrucijada postpandémica&quot;: el primer capítulo de &#039;Con voz y voto: la Comunitat Valenciana ante el 28M&#039;

Fenómenos más extremos

Porque en los últimos años hemos tenido fenómenos meteorológicos adversos de todo tipo. Incendios, con el calor y la sequía como protagonistas, pero también el caso contrario: el exceso de agua, lluvias torrenciales.

La gota fría de septiembre de 2019 es un ejemplo de ello: fue la gota fría más dura para el sur de la Comunitat Valenciana. Murieron siete personas, buena parte de la Vega Baja quedó destrozada y desaparecieron barrios enteros, como es el caso de Canterería, en Ontinyent.

La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) afectó a mil kilómetros cuadrados y más de 30 municipios. El río Segura, en Orihuela, se desbordó y también el Clariano, en Ontinyent. Y no ha sido el único temporal de los últimos años: en enero de 2020 la borrasca Gloria hizo desaparecer playas enteras en la provincia de Valencia y anegó el paseo marítimo de la capital.

Samira Khodayar, directora del grupo de meteorología y clima del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, sostiene que las olas de calor y las gotas frías van a ser cada vez más intensas en esta parte de la península.

¿Qué estamos haciendo para frenarlo?

Les Corts Valencianes han aprobado esta legislatura la Ley Valenciana contra el cambio climático. Una norma que pretende transformar el modelo productivo y plantea,"un nuevo modelo en el que la actividad económica sea compatible con el respeto al medio ambiente".

Para ello, lo primero de todo, se incluye saber cuánto contaminamos. A partir de ahora tanto administraciones públicas como las empresas deberán calcular su huella de carbono y hacer planes de reducción de la contaminación.

El objetivo final: que en 2030 hayamos reducido un 30 por ciento la contaminación y que en 2050 alcancemos la neutralidad climática. Es decir, que se emita la misma cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera de la que se retira por distintas vías.

Pero como las recomendaciones, muchas veces, no se cumplen, lo que hace la ley valenciana contra el cambio climático es crear tres nuevos impuestos, que gravarán las emisiones de gases de efecto invernadero, los vehículos contaminantes y las grandes superficies que generen movilidad. Eso sí, no se aplicarán hasta 2025 y no lo tendrán que pagar las empresas que menos CO2 emitan. A

La norma se aprobó con el voto a favor de socialistas, Compromís y Unides Podem, con la abstención de Ciudadanos, y con el rechazo de PP y Vox. Los populares creen, entre otras cosas, que los nuevos impuestos pueden suponer una huida de inversores. Vox, directamente, rechaza la existencia de un cambio climático causado por los gases de efecto invernadero.

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Las Zonas de Bajas Emisiones: siguiente reto

Precisamente, también está en contra Vox de las zonas de Bajas Emisiones, que es una de las prioridades que tendrán los gobiernos locales nada más empezar la legislatura. La ley estatal obliga a las grandes urbes a tener en marcha las restricciones antes de que termine el año, pero todavía no la ha implementado ninguna.

Los datos, aquí, de nuevo, hablan por sí solos: el 34 por ciento de la población de València respira aire altamente contaminado, según un informe de la Universitat Politècnica de València. Otro estudio reveló que, durante el confinamiento, cuando todos nos quedamos en casa, se redujo la contaminación en un 63 por ciento en València, un 68 por ciento en Alicante y un 56 por ciento en Castelló y solo en las tres primeras semanas.

Así que para que el aire que respiramos no nos mate, antes de que termine el año las ciudades de más de 50.000 habitantes tendrán que tener sus Zonas de Bajas Emisiones, que son espacios controlados por cámaras por las que no pueden circular los coches más contaminantes. La ley ya está en vigor y el plazo acaba el 31 de diciembre.

Adaptar nuestras sociedades

Así que, mientras las administraciones tratan que la lucha sea efectiva, el otro reto está en adaptar las sociedades para vivir con un clima cada vez más extremo. Porque si cada vez va a haber menos agua disponible en toda la Península Ibérica, el reparto se complica y se abre, de nuevo, el conflicto del agua con el trasvase Tajo-Segura.

La infraestructura data de 1979, cuando se construyó el acueducto para transferir el agua desde el río Tajo hasta el Segura en Murcia, y pasando por el sur de Alicante. El objetivo es regar la huerta de Europa. Una de las zonas donde más alimentos frescos se producen de todo el continente.

El problema surge en que esa agua, tan necesaria para los agricultores del mediterráneo es también muy importante para los que viven en la cabecera del río Tajo. Los municipios que lindan, en Cuenca y Guadalajara, con los embalses de Entrepeñas y Buendía, de donde se extrae el agua del trasvase, llevan décadas en contra de esta infraestructura que, según denuncian, les dejan a ellos sin capacidad de aprovechar el agua para su desarrollo económico.

Conflicto del agua

La junta de Castilla-La Mancha ha llevado en muchas ocasiones ese trasvase a los tribunales y, en algunos casos, la Justicia les ha dado la razón. Así que con el argumento de cumplir con las resoluciones judiciales y de que la sequía va a ir a más el Ministerio para la Transición Ecológica ha aprobado hace pocos meses el nuevo plan de cuenca del Tajo, el que regula el trasvase y que, en la práctica, se traducirá en que llegará mucha menos agua a Alicante, a Murcia y a Almería.

La aprobación de ese plan ha estado envuelta en polémica: la Generalitat y el Gobierno de Murcia lo han llevado a los tribunales. Así que el conflicto, entre instituciones, pero también entre territorios, está servido. Además, el Sindicato Central de Regantes estima que esta decisión implicaría una reducción del 50% de los cultivos y la pérdida de 15.000 empleos en la zona afectada.

Otros problemas relacionados con el cambio climático

Y no es el único problema que tiene el campo valenciano. A este recorte en el trasvase hay que sumar algunos más estructurales como el envejecimiento de los agricultores o la despoblación, y otros más coyunturales como las plagas en el campo, la gestión de los fitosanitarios o la crisis de precios, de la que también vamos a hablar en este podcast.

Y respecto a los incendios hay que abordar la política forestal porque en la memoria de muchos y muchas están los incendios del verano de 2012, de Cortes de Pallás y Andilla, y la alcaldesa de esta última, Chelo Alfonso Pérez, asegura que "no hemos aprendido" en esta década.

En el segundo capítulo del podcast comprobamos que el cambio climático nos afecta y desde la Generalitat y los ayuntamientos pueden hacer mucho para paliar sus efectos. Y es que Samira Khodayar insiste: "no hay vuelta atrás".

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