La València Olvidada: "Luisito Martí Alegre", por Paco Pérez Puche
Vamos a hablar de una pastelería; de un prestigioso horno y confitería, que en su tiempo, en la primera mitad del siglo XX, fue muy popular: Postre Martí. Y de un hombre estrechamente vinculado con el establecimiento, Luis Martí Alegre
La València Olvidada: Luisito Martí Alegre
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València
Hoy nos encontramos en la plaza del Ayuntamiento. Concretamente en el número 5, que hace esquina con la calle de Cotanda para hablar de algo sabroso y especialmente dulce. Porque vamos a hablar de una pastelería; de un prestigioso horno y confitería, que en su tiempo, en la primera mitad del siglo XX, fue muy popular: Postre Martí. Y de un hombre estrechamente vinculado con el establecimiento, Luis Martí Alegre, que a lo largo de su vida, de 82 años, fue muchas cosas distintas, y todas muy importantes: desde pastelero a presidente de la Caja de Ahorros.
Estuvo muy vinculado con el mundo de las Fallas, ya que fue presidente de la Junta Central Fallera, pero también con el mundo del teatro y del cine porque, además de escribir varios sainetes que tuvieron buena acogida, él fue el autor del guion del Fava de Ramonet, la primera película rodada en valenciano, del año 1933.
Pero vamos por partes. Primero vamos a situarnos en la Bajada de San Francisco, que es el escenario anterior de esta plaza. Y vamos a ver un horno, 'El forn de Sant Francesc', que era muy frecuentado porque estaba en el centro de ese cauce natural que une la estación del Norte con el Ayuntamiento y que luego se bifurca en dos ramas; una que va al Mercado y a la Lonja, y la otra, a la Catedral. Es un rio urbano donde un buen horno ha de triunfar, sobre todo si hace buenos pasteles y está atento a ese calendario que manda hacer buñuelos, monas de pascua, mocadorà, huesos de santo, turrones, mazapanes y, además tiene productos propios todo el año… inventos de la casa.
Primero que hay que destacar es que nuestro Luis Martí nació en la pastelería, en 1890, y que trabajó en ella desde los once o los doce años. Y despachó a la clientela, en el mostrador, las especialidades que sus padres inventaban. Para empezar, estaba el 'El postre Martí', una delicia que costaba una peseta y pesaba 350 gramos, cargados de azúcar y crema. Pero luego estaba la 'Libertad', que era un pastel de espuma, uno de esos merengues altos tan difíciles de comer sin ensuciarse, pero tan divertidos. También tenía un pastel creativo, con cremas nuevas, como el Azcárraga, dedicado al capitán general.
Un pastel con el apellido de don Marcelo de Azcárraga, que fue capitán general de Valencia e incluso presidente el Gobierno una temporada. Un hombre tan popular en València, y tan apto para resolver conflictos, que los del 'Postre Martí' le dedicaron un pastel nuevo. Cuenta la historia que el pastelero preparó una bandeja y se fue a Capitanía, a pedir permiso para bautizar el postre con su nombre; y que don Marcelo se atusó los bigotes, dijo a ver, a ver, vamos a probar eso, se comió uno, se tomó el segundo y dijo que muy bien, que les pusiera el nombre que quisiera… pero que mandara más todos los domingos.
Don Marcelo, por si alguien está interesado, es el que unió su apellido, Azcárraga, con el de los Trénor. Una hija suya, Margarita, se casó con el primer marqués del Turia, Tomás Trénor… Y por descontado, fue uno de los famosos que frecuentó una pastelería de calidad por la que pasaban los más notables personajes. Y los atendía, de jovencito, Luisito Martí, nuestro personaje, que después, de anciano, con una memoria portentosa, contó docenas de anécdotas a José María Gimeno Tichell, autor de un libro muy interesante que se titula Valencia en el recuerdo, que resume la vida del personaje. Todos, todos los famosos de esa València que recordamos, pasaron alguna vez por la pastelería de San Francisco, se embadurnaron de merengue los labios y la nariz y se lavaron las manos en una gran pila de mármol que hacía muy especial el establecimiento.
La pastelería, geográficamente, estaba en la Bajada de San Francisco número 28. Lo que ocurre es que el edificio, cuando llegó la reforma de los años veinte, tuvo que ser derribado. Luis Martí, junto con el relojero Carbonell, fue uno de los que quiso pelear contra la reforma municipal. Pero no hubo solución: el derribo fue preciso, se hizo necesario buscar una sede provisional y fue entonces cuando la familia de los Martí encargó este edificio a Javier Goerlich. Es el edificio que lleva el nombre de Postre Martí pero que algunos llaman también de los García Berlanga. Porque hay que decir que las dos familias estuvieron conectadas; de hecho, el famoso director de cine se llamó Luis García-Berlanga Martí.
Lo importante, en el caso que nos ocupa, es que, en 1932, Luisito Martí inaugura aquí, en el nuevo edificio, la nueva pastelería, y se reserva arriba la que sería su vivienda. Pero ya no ejerció de pastelero: arrienda el negocio y empieza una nueva vida, de enorme actividad pública, en la que, aun sin haber tenido estudios universitarios, brilla su sentido comercial, pero también su don de gentes, su capacidad de gestión y emprendimiento, su personalidad, arrolladora, simpática y valencianísima.
Un antes y un después
Luisito Martí, para olvidar la pastelería, se fue de consejero de su buen amigo, el famoso torero Vicente Barrera, al que le acompañó por toda España en 70 corridas. Después escribió El fava de Ramonet y pasó a la historia como el autor de la primera película hablada en valenciano, que dirigió Juan Andreu en 1933. Pero, pasada la guerra es cuando más vuelo tomó su actividad. Sin duda, fue un hombre del nuevo régimen de Franco; pero en tiempos muy difíciles fue presidente de la Junta Central Fallera. De modo que, entre 1941 y 1945, logró el respeto de las nuevas autoridades franquistas por unas fiestas en las que introdujo no pocas novedades. Para empezar, la Crida, la Cabalgata del Ninot, la Nit de Foc y las fallas infantiles, que confió a Vicente Ros Belda, locutor y hombre de radio en Radio Valencia Cadena SER. Y luego, desde ese punto, Luisito Martí, que con frecuencia colaboró en la radio, ya lo fue todo.
No fue un hombre de la Falange, no tuvo cargos en el partido único, pero fue presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, entidad que, como creadora de la Caja de Ahorros de Valencia, daba paso al consejo de administración de la entidad financiera. Así es que Luis Martí fue presidente de la una y la otra y, desde la Caja de Ahorros, impulsó la entidad financiera y atendió las necesidades de miles de personas damnificadas, gestionando los donativos y subvenciones de la Caja tras las riadas de 1949 y 1957.
Gestor eficaz, optimista, entregado, emprendedor, voluntarioso, amable… nuestro pastelero cordial fue requerido a lo largo de su vida a presidir el Ateneo Mercantil, la Sociedad Valenciana de Agricultura, el Círculo de Bellas Artes, la Cámara de la Propiedad Urbana y, sobre todo, la Asociación Valenciana de Caridad, de la que fue presidente en 1956. Desde ese momento y prácticamente hasta su muerte, en 1972, LUIS MARTI tuvo en antena, en Radio Valencia un programa semanal en el que hablaba de la Casa de Caridad y sus necesidades y de la ayuda de los valencianos, a través de unos personajes que él mismo creó.
Y todo eso, que era mucha y muy diversa actividad, teniendo en cartel, en el teatro Alkázar, sainetes valencianos como “La plaça Redona” o “Els Farols”, y escribiendo un pasodoble tan fallero como “La valencianeta”… Ese es nuestro Luisito.
Texto: Paco Pérez Puche
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Quique Lencina
Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...