La equidistancia en política: una trampa y una coartada
Nuestra sociedad tiene sus cosas, pero no está enferma, aunque haya quien, al estilo Munilla, nos quiera aplicar una terapia de conversión, nostálgica

La Columna de Carlos Arcaya: «La equidistancia en política: una trampa y una coartada»
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Alicante
Vivimos malos tiempos, sí, pero no duraran otros 50 años y un día. Ni mucho menos. Nuestra sociedad tiene sus cosas, pero no está enferma, aunque haya quien, al estilo Munilla, nos quiera aplicar una terapia de conversión, nostálgica, que idealiza un pasado que nunca existió y que lo contrapone contra este presente complejo y mestizo que ha permitido que nuestra sociedad sea una de las más avanzadas entre las occidentales. Ni un paso atrás.
Y también encontramos a quienes se quieren mostrar equidistantes frente a los polarizadores de derechas e izquierdas, esos que quieren reabrir viejas heridas. La equidistancia en política, a quien la practica, no le ofrece una posición de supuesta superioridad, todo lo contrario, evidencia una incapacidad para analizar la complejidad actual y, además, no resuelve problemas, en todo caso los postpone.
La equidistancia es pura comodidad; es una trampa y una coartada; no es neutralidad ni objetividad e iguala a víctimas y victimarios.


Carlos Arcaya
Licenciado en Ciencias de la Información por la EHU-UPV. Redactor de Radio Alicante desde 1992, antes...




