Análisis:
La tercera crisis de Botella
Botella movió ficha, diez días después, cuando el conflicto había saltado ya a la prensa internacional y la presión interna era imparable
Fotografía facilitada por el Ayuntamiento de Madrid de la alcaldesa, Ana Botella, junto al dispositivo de limpieza. / EFE/Rafa Albarrán
Algunos sectores del PP cuestionan en privado la gestión que ha llevado a cabo el Ayuntamiento durante la huelga de limpieza. Botella desmarcó del conflicto y atribuyó su naturaleza a un problema entre las empresas y sus trabajadores.
Ana Botella tardó cuatro días en reunirse con las empresas concesionarias y diez en anunciar que el Ayuntamiento asumía el control público del servicio de limpieza.
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La oposición ha pedido su dimisión reiteradamente durante estas dos últimas semanas pero incluso dentro del propio Partido Popular, sin micrófonos, muchos compañeros cuestionan cómo se ha gestionado esta crisis. Con muy poca agilidad, dicen. Voces críticas en Génova y en la Puerta del Sol donde en público han preferido guardar las formas.
En apenas dos años de mandato, su gestión de Ana Botella ya se ha visto sacudida por otros dos acontecimientos importantes, la tragedia del Madrid Arena y el fiasco olímpico de Madrid 2020, en este último caso, tropiezo de responsabilidad compartida.
Con la huelga de limpieza viaria, la alcaldesa, primero se desmarcó y después atribuyó la naturaleza de esta crisis a un problema entre las empresas y sus trabajadores. Permaneció inmóvil hasta que la presión interna y las portadas de la prensa internacional, le obligaron a mover ficha.
La solución a esta huelga puede ser cuestión de horas, en cuanto las asambleas de trabajadores den luz verde al principio de acuerdo alcanzado de madrugada están por ver todavía las consecuencias políticas que deja en el Palacio de Cibeles. En el PP madrileño, algunos entienden que lo ocurrido estos días será quizá el golpe definitivo para que Botella no sea la candidata popular a la alcaldía en 2015.
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