Aparecen los primeros restos humanos en la fosa de Porreres
Se trata de la mayor fosa del Franquismo de Baleares, la segunda que será exhumada
Palma de Mallorca
Un cráneo y un brazo son los primeros restos humanos hallados en la fosa común de Porreres, la más grande de la Guerra Civil en Baleares. Ayer comenzaron los trabajos para recuperar los restos de los 120 represaliados de la guerra que se calcula fueron enterrados allí tras ser fusilados por los fascistas. Un equipo de treinta personas, dirigidas por el antropólogo forense Francisco Etxeberria, trabajará durante un mes para recuperar e identificar a las víctimas.
Un proceso rápido una vez abierta la fosa. Ayer por la tarde comenzó a removerse la tierra y asomaron los primeros restos humanos. El doctor Etxeberría afirma que a lo largo del día de hoy sabrán cómo se produjeron los enterramientos y si se trata de una fosa o varias. Han trabajado, dice, en lugares más complicados.
La de Porreres es la segunda fosa común que se abre en Baleares. La primera fue la del cementerio de Sant Joan, donde se recuperaron los restos de tres agricultores que fueron asesinados por las tropas fascistas.
La Ley Balear de Fosas aprobada este año en el Parlament ha permitido financiar los trabajos para recuperar los restos de estas víctimas. Memoria de Mallorca ha contado con una subvención de 95.000 euros que financia el trabajo del equipo de Etxeberria. La alcaldesa de Porreres, Francisca Mora, cree que la apertura de la fosa ha sido aceptada por la gran mayoría de vecinos del pueblo, aunque reconoce que hay distintas sensibilidades.
Se calcula que hay 120 personas enterradas, aunque toda la información se ha recogido de los testimonios orales de la época. Las víctimas no fueron registradas como difuntos. A los familiares se les decía que habían dejado en libertad al preso, pero éstos después nunca llegaban a aparecer.
El portavoz de Memoria de Porreres, Joan Barceló, explica que se han cotejado las fechas que las familias aseguraban que habían dejado en libertad a los desaparecidos con los registros oficiales de las prisiones de la época. Porreres era el lugar elegido para traer a los represaliados de las cárceles de toda la isla, que eran fusilados en la tapia de la iglesia cercana y enterrados después en la fosa.